jueves, 31 de enero de 2008

Normas de buen gobierno

La vida está llena de casualidades. Lo digo porque estaba preparando una entrada, basada en un chiste de Dilbert, sobre las tácticas de negociación en las empresas y los controles internos, cuando nuestro amigo Jérôme Kerviel y sus millonarias pérdidas me han aconsejado plantear la cuestión de un modo un poco más serio.


Société Générale declara que ha sido objeto de un fraude. Uno de sus empleados, Jérôme Kerviel, broker, de 31 años, ha perdido 4.900 millones de euros. No está claro si lo hizo con la intención de desviar posibles beneficios a su cuenta personal, aunque parece que su intención era ganar dinero para el banco y obtener así una abultada prima de 300.000 euros. Asumió para ello posiciones de alto riesgo, que entraron en pérdidas con la caída de los mercados financieros. Trabajaba en el mercado de futuros sobre los índices bursátiles europeos.


Lejos quedan los tiempos en los que uno podía negociar y cerrar el trato en el mismo día. Ahora, si tu empresa cotiza en un mercado organizado, estás sometido a una burocracia interna que paraliza cualquier atisbo de negocio. Todo hay que consultarlo; todo requiere de las aprobaciones y firmas pertinentes. Al final nos eternizamos, dedicamos más tiempo a las auditorias que a generar dinero para nuestra empresa.

Los organismos reguladores buscan la protección del más débil, del accionista que no entiende, que invierte su dinero sin saber lo que está comprando. No podemos hacernos expertos en todo, y necesitamos que nos protejan. Eso es bueno, pero aunque las intenciones sean nobles me pregunto si al ponerlas en práctica conseguimos el objetivo. ¿Están protegidos los accionistas? ¿Qué piensan los que tenían acciones de Société Générale, el segundo banco más importante de Francia? ¿Cómo evitar la tentación de quedarnos con un par de millones cuando vemos pasar tantos por delante de nuestros ojos?

Para empezar, habría que preguntarse quién determina los controles. No es lo mismo trabajar en un banco que en una empresa farmacéutica, pero a muchos parece darles igual. Autorizaciones impuestas por gente que poco o nada sabe del negocio, que en la mayoría de los casos son absurdas y que llevan a que multitud de operaciones interesantes se queden en el limbo, después de varias idas, venidas, negociaciones en falso y pérdidas de tiempo. El chiste de Dilbert es bastante ilustrativo.



Para los que no sepan inglés:


- No has introducido en el contrato ninguno de los cambios que acordamos el último mes.
- Así es como negocio. No estoy autorizado a realizar cambios en el contrato. Y los directores que pueden hacerlo pensarán que no estoy haciendo mi trabajo si se lo pido. Así que digo que sí a todo lo que tú me pides y no lo cambio en el contrato. Espero irte convenciendo a lo largo de varios meses, de forma que firmes el contrato tal cual está.
- ¿Puedes por lo menos cambiar el apartado tres como te pedí?
- Claro, no hay problema. Nos vemos dentro de un mes.


Nos encontramos después, con que quien tiene que supervisar que se cumplan las normas, muchas veces tampoco entiende el negocio ni dispone de tiempo suficiente para revisar los papeles con calma. De esta forma, es fácil esquivar preguntas, ocultar, engañar o incluso falsificar. Vivimos en un mundo altamente especializado, donde los jefes también desconocen lo que hacen los empleados. Francamente, me extraña que no haya más escándalos. Por cierto, ¿os habéis fijado en que siempre que surge uno es porque hay pérdidas?

¿Qué ocurre cuando un operador se salta los límites? Y lo que es peor, cómo se entiende que un consejero del banco vendiera sus acciones dos semanas antes de que se destapara el fraude, haciendo uso de información privilegiada, y cometiendo un delito. 85 millones de euros, nada menos, siempre según la prensa, que en cuestión de números no me fío de nada de lo que dicen.

En definitiva, es bueno que haya controles, pero adecuados a cada empresa, establecidos por expertos y verificados por gente honesta e informada. De otra forma, los accionistas seguirán estando expuestos a los tiburones y a los fraudes.

Gracias, Yo!

No, no es que me dé las gracias a mí mismo. Se las doy a mi amiga Yo! que es un cielo, y que se ha acordado de mí una vez más. Ya le debo dos y sólo espero poder corresponder un día a su inmenso cariño y amabilidad. Para quien no conozca su blog y quiera saber lo que se está perdiendo:

http://mimundolibre.blogspot.com/

Lo recomiendo con conocimiento de causa, porque llevo visitándolo desde hace meses. Siempre hay alguna reflexión interesante, y como en esas recetas atemporales, mucho cariño y una pizca de sal.

Como comprenderán, el mérito no es mío, y no es falsa modestia, de verdad, lo que sucede es que estoy muy bien rodeado de buenas personas. Estos premios nos abren las puertas de otros blogs, y no olvidemos que detrás de cada blog hay una persona deseosa de compartir sus experiencias.

Una vez más tengo que dejar fuera a muchas de ellas, que se merecen premios y mucho más, pero hay que elegir. No desesperen, que algún día les tocará. Por orden alfabético, y sin repetir los que ya he nombrado en otras ocasiones, mis 7 nominados son:

Abejitas. Por sus cuentos y porque tienen un blog muy variado y entretenido.

Almena. Porque siempre tiene alguna reflexión con la que sorprendernos.

Belén. Porque tiene un blog muy original plagado de locuras agradables.

Dédalus. Porque tiene un blog muy cuidado con el que nos hace pensar.

En búsqueda. Porque nos muestra las costumbres de un país con una gente excepcional.

Isabel. Porque siempre tiene un pensamiento interesante que compartir.

Isobel. Porque sorprende siempre, ya sea con fotos o con palabras.

Que los disfruten con salud y que nos permitan conocer otros blogs en los que posar la mirada, para seguir aprendiendo.

miércoles, 30 de enero de 2008

Gracias, Lola

Lola me ha dado una sorpresa muy agradable al otorgarme el premio Arte y pico. Sin duda, es un gran honor para mí haberlo recibirlo de una persona tan llena de cariño, y con tanto gusto por lo bien hecho como ella. Os dejo las direcciones de sus dos blogs para que podáis comprobarlo vosotros mismos:

Bisutería y un poco de cine clásico

Pendientes, pulseras...




Este premio ha sido creado por Eseya.


Las reglas del premio son las siguientes:

1) Debes elegir a 5 blogs que consideres sean merecedores de este premio por su creatividad, diseño, material interesante y aporte a la comunidad bloguera, sin importar su idioma.

2) Cada premio otorgado debe tener el nombre de su autor/autora y el enlace a su blog para que todos lo visiten.

3) Cada premiado, debe exhibir el premio y colocar el nombre y enlace al blog de la persona que lo ha premiado

4) Premiado y premiador, deben exhibir el enlace de Arte y pico, para que todos sepan el origen de este premio.

5) Exhibir estas reglas.



Hasta aquí la parte fácil. Ahora toca elegir 5 blogs, tarea que se me antoja muy complicada entre tantos que merecen este premio y que visito con asiduidad. Como de costumbre, no repetiré los que ya he premiado (los podéis encontrar entre mis Sospechosos Habituales) Nomino, por orden alfabético, a:


Brisa de Amor, porque hace honor a su nombre y nos regala siempre cosas divertidas e interesantes.

Carmen, porque escribe estupendamente y nos hace pensar cada vez que la visitamos.

Leodegundia, porque con su triple personalidad, aporta variedad a nuestras vidas desde sus tres blogs. Historias, fotos, poesías...

Nieve, porque nos hace reflexionar con sus entradas y comentarios.

Patry, Porque con su forma de contar las cosas nos contagia su alegría y sus ganas de vivir.

Siempre he dicho que lo mejor de estos premios es que nos permiten conocer a otras personas, con otras inquietudes, que nos ayudan a mejorarnos a nosotros mismos. Pasadlo bien y ¡que siga la fiesta!

lunes, 28 de enero de 2008

Dibujar con bolígrafo

La galería Fernando Pradilla expone estos días las obras de Juan Francisco Casas. Como podéis observar son cuadros hechos a bolígrafo. Las fotos las he obtenido de:

http://www.elpais.com/fotogaleria/Hiperrealismo/boli/4939-3/elpgal/?aut=false

A mí, que soy un completo inepto en lo que a dibujar se refiere (sí, para esto también) el hacerlo con bolígrafo, sabiendo que no hay goma de borrar ni Photoshop que lo arregle, me parece todo un reto y me han impresionado.

Sin más palabras, os dejo con ellas.






miércoles, 23 de enero de 2008

Hacia la Inmortalidad

He leído hoy, en el último Fuera de Serie (Expansión) una entrevista a Ginés Morata, biólogo especialista en genética del desarrollo, que recibió en 2007 el Premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica.


La duración de la vida será manipulable algún día; otra cosa es que sea bueno. Ya manipulamos la vida de los gusanos y las moscas: ahora se pueden hacer gusanos que viven siete veces más manipulando genes que nosotros tenemos. [...] Si lo hiciéramos en humanos la vida media sería de unos 350 años y habría quien llegaría a vivir 500.

A lo largo de la entrevista su visión es puramente científica y aséptica, desprovista de toda ética o emoción. Son otros los que tienen que decidir qué hacer con el conocimiento adquirido por la ciencia.

Lo que está claro es que con el último cambio de siglo, la biología ha entrado a formar parte de nuestras vidas. Conceptos de los que nunca antes habíamos oído hablar, están en boca de todos. Muchos opinan, muy pocos se han preocupado de informarse, pero con nosotros o sin nosotros, causará un impacto tremendo, cambiará por completo nuestro mundo. Será una auténtica revolución como ninguna otra en la historia de la humanidad.

¿Nos da miedo ser inmortales? Me parece curioso que mucha gente prefiera renunciar a esa posibilidad y me pregunto qué harían si justo antes de exhalar el último suspiro pudieran pinchar en “continuar”. ¿Qué es más antinatural? ¿Querer vivir eternamente o luchar contra nuestro instinto de supervivencia?

En mi opinión hay algo que lo cambia todo. Se llama “calidad de vida” Porque lo importante no es vivir 350 años, sino cómo vivirlos, ¿no les parece? Pero imaginen que fuera posible llegar a esos 350 años, acumulando experiencia, pero con el cuerpo de alguien con 20 años.

Enredando por Internet he encontrado otro
artículo en el que plantea otra cuestión interesante: en su opinión los biólogos están para descubrir, no para inventar, pero esto nos llevaría a una discusión muy larga que me gustaría plantear en otro momento.

jueves, 17 de enero de 2008

Don McCullin

No suelo hacer entradas tan largas, pero como tengo que trabajar este fin de semana (qué pena me doy) prometo no daros la lata en algún tiempo, así que tomadlo con calma. Espero que sepáis disculparme.

Para los que no lo conozcan, es un fotógrafo británico, nacido en 1935. No lo traigo por sus fotografías, que son impactantes, sino porque su historia me plantea muchos interrogantes. Es como un dodecaedro, con múltiples caras.

Me gustan las personas que superan las dificultades y saben dar lo mejor de sí mismos.

Nació en el norte de Londres, en uno de los barrios más pobres de la ciudad. Su padre era asmático y, aunque no podía trabajar, la enfermedad no le impedía jugarse el dinero ganado por la madre. Donald parecía predestinado a una vida de marginalidad y violencia, en una banda callejera.

West Hartlepool, 1963


Hizo el servicio militar como ayudante de fotografía aérea en la Royal Air Force y a la vuelta compró una cámara de segunda mano. Un día, sacó una foto de sus amigos, que pertenecían a una de esas bandas callejeras (la calidad no es buena, pero es la única que he encontrado)





Quiso la casualidad que al día siguiente estallara la violencia en su barrio y alguien, al ver la foto, le convenció para que la llevara a uno de los periódicos que cubrían la noticia. Al director le costó reconocer que pudiera ser suya, pero accedió a publicarla. Una foto que cambió su vida para siempre. Me pregunto en qué grado influye la suerte. Cuánto hay de azar y cuánto de voluntad por cambiar.

En 1959 le nombran responsable del servicio fotográfico de la revista "The Observer” Documentó la construcción del Muro de Berlín, tras lo cual estuvo en Chipre, donde su trabajo sobre la guerra civil le valió del primer premio de la Fundación World Press de Amsterdam.


Marine en Vietnam.

En 1964 marchó a Vietnam con la intención de mostrar el horror de la guerra. Estaba obsesionado con hacer algo, y le hubiese gustado que sus fotos sirvieran para cambiar el mundo, movilizar a la población, a los dirigentes, creando una nueva corriente de opinión, pero no fue así. Las guerras continuaron y él fue tras ellas. Nigeria (1968), Camboya (1970), Pakistán (1971), Uganda (1972), Medio Oriente (1973).

¿Qué puede hacer un hombre? ¿Cómo puede influir en la historia de la humanidad? ¿Sirven de algo nuestros esfuerzos o son baldíos? ¿Podemos cambiar el mundo?


Beirut.
Pronto deja de fotografiar soldados para centrarse en las víctimas, en la población civil, en los desplazados, en los que huyen. Entra en las casas de los civiles asesinados y fotografía a mujeres que lloran ante los cadáveres de sus maridos e hijos varones. Muchas veces se pregunta si este proceder es ético. Yo creo que la respuesta está en sus fotos, durísimas (de hecho hay un cartel en la exposición que lo advierte y alguna de las que pongo a continuación pueden herir sensibilidades) Es en ellas donde descubrimos un mensaje indeleble que de otra forma se habría perdido.

Todas sus fotos son en blanco y negro. Según él mismo, no hace falta añadir color al dramatismo del que es testigo. Casi lo matan en el Congo, país en el que se hizo pasar por mercenario, ya que estaba prohibida la entrada a fotógrafos y periodistas. Esas fotos de unos prisioneros, justo antes de ser ejecutados en plena calle por las fuerzas gubernamentales, causan una gran conmoción en su país de origen, donde muchos ciudadanos se preguntan a quién están apoyando en realidad.

En otra ocasión, cuando es herido y lo tiran literalmente dentro de la caja de un camión, junto con muchos otros heridos, sigue haciéndoles fotos. Lo toma como una lección, como un acercamiento al dolor que sufren los protagonistas de sus reportajes. Me recuerda a un proverbio chino que dice que ningún médico es bueno hasta haber estado enfermo.

En África descubre que además de la guerra está el hambre – fotos que, salvo una, no quiero poner aquí. Si alguien está interesado puede encontrarlas con facilidad en Internet – y el cólera. Se ve impotente. Una vez más se pregunta qué puede hacer él. Reconoce que es incapaz de mirar a los ojos de esas personas y utiliza la cámara como un escudo protector. No es un paparazzi delante de un coche accidentado, es un hombre que se enfrenta solo a un problema mundial. Yo creo que la situación es diferente.


Mujercon su hijo, víctimas del hambre .

Don nos habla de la dignidad de esta madre y se avergüenza de su estómago lleno. Pero no se trata de una mujer ni de dos. Es algo que supera su capacidad. ¿En qué piensa la mujer de la foto?


Una mujer ha muerto de cólera. Su familia la llora.

Finalmente, después de treinta años, consigue el impacto mediático que estuvo buscando desde el principio. Por primera vez, siente que sus fotos de enfermos con SIDA, tienen un efecto en el reconocimiento de la enfermedad como un gran problema que debe ser solucionado.

Es al final de su carrera, cuando harto de guerra, hambre y enfermedades, se retira a Somerset (Inglaterra) y nos regala paisajes de una oscuridad amedrentadora. Fotos de atardeceres, fotos nocturnas, que van irremisiblemente ligadas a un carácter forjado por la miseria humana.


domingo, 13 de enero de 2008

Garoe



Tengo la sensación de que la isla de El Hierro, tan pequeña ella, me persigue con un afán de protagonismo inusitado, que la hace aparecer en una entrada tras otra. No había previsto contaros la leyenda del Garoe porque tengo otra entrada en marcha más ambiciosa y que incluye también a esta isla, pero Leodegundia (no se la pierdan) me la ha recordado, así que aquí la tenéis. Se trata de una leyenda que se remonta a los tiempos de la conquista castellana, al siglo XV.




El Garoe era un árbol santo para los aborígenes de El Hierro, los bimbaches. Un til de gran tamaño, perteneciente a la familia de las lauráceas, que estaba situado en el centro de la isla a considerable altura, sobre una peña y al final de una cañada que ascendía desde el mar.

Por esa misma cañada subían los vientos alisios, transportando el agua evaporada en forma de nubes o de niebla. Agua dulce que destilaba por las hojas del árbol hasta unos depósitos excavados en la roca, permitiendo la supervivencia de los antiguos pobladores de la isla.




Cuando llegaron los castellanos, el emplazamiento del árbol se mantuvo oculto con la esperanza de que al no encontrar agua acabarían marchándose. No obstante, una muchacha, se dice que la propia hija del rey, se enamoró de uno de los atacantes y, para evitar que se fuera, le reveló el secreto. La mujer pagó su osadía con la muerte, pero los conquistadores se quedaron.

La primera referencia digna de crédito sobre la existencia del árbol es de Fray Juan de Abreu Galindo, un franciscano de origen andaluz, que lo recoge en su obra Historia de la conquista de las siete Islas Canarias (1602). No se ha encontrado la obra original y sólo disponemos de copias. Los historiadores aún discuten sobre su autoría.


“Este lugar y término donde está este árbol se llama Tigulahe, el cual es una cañada que va por un valle arriba desde la mar a dar a un frontón de un risco donde está nacido en el mismo risco el Árbol Santo que dicen llamarse en su lengua garoe, el cual por tantos años se ha conservado sano, entero y fresco, cuyas hojas distilan tanta y tan continua agua que da de beber a la isla toda. [...] y no se sabe qué especie de árbol sea, más de que quieren decir que es til. Está solo, sin que de su especie haya otro árbol allí. [...] la manera que tiene en el distilar el agua este Árbol Santo o garoe es que todos los días por la mañana se levanta una nube o niebla del mar cerca de este valle, la que va subiendo con el viento Sur o Levante de la marina por la cañada hasta dar con el frontón, y como halla allí este árbol espeso de muchas hojas, asiéntase en él la nube o niebla y recógela en sí y vase deshaciendo y distilando por las hojas todo el día, como suele hacer cualquier árbol después de pasado el aguacero queda distilando el agua que recogió.”




Un huracán derribó el árbol en 1610 (1604 según las fuentes) y en la actualidad encontramos un laurel que fue plantado en 1957. Aún existen las charcas naturales o albercas donde se sigue recogiendo el agua de lluvia.











jueves, 10 de enero de 2008

En un pueblo de Marruecos

Esta historia me la contaron hace ya algún tiempo, por lo que no recuerdo todos los detalles con exactitud. No obstante, lo importante no es tanto cómo está escrita, sino la anécdota en sí.

Un pueblo de Marruecos, en los años ochenta, y tened en cuenta que este país ha cambiado mucho en los últimos años. Nuestro protagonista es un español que viaja por negocios. Es su primera visita, no tiene experiencia, y habla muy poco francés. Está solo, en un país extranjero que no conoce.

Anochece, y las calles del pueblo, antes rebosantes de vida, se quedan vacías. Él se refugia en la habitación de su hotel, un lugar bastante desagradable pero que tiene buenas vistas a la plaza del pueblo.

Las pareces están desconchadas, con humedades aquí y allá, de un color ligeramente verdoso. Ha mirado con temor entre las sábanas y por lo menos no hay chinches. El suelo parece recién barrido y brilla con la última luz de la tarde. Junto a la ventana hay una mesa y un par de sillas. El baño está fuera, en mitad del pasillo.

Aburrido, se acerca a la ventana y descubre al otro lado de la plaza un edificio bastante grande que se alza sobre el resto de casuchas del pueblo. Hôtel de Ville. Se lee con dificultad porque ya casi no hay luz, pero sí, es eso lo que pone. Nuestro hombre lamenta no haberse fijado antes, cuando bajó precipitadamente del taxi. Sin duda fueron los nervios del primer viaje de trabajo. Ahora entiende las prisas del recepcionista por darle una habitación.

El edificio de enfrente tiene buena pinta, nada que ver con ese hotel cochambroso en el que está alojado. Incluso hay alguien que pasea junto a la puerta. Lo piensa un momento y se decide a hacer la maleta. Baja a recepción, y en su torpe francés pide la cuenta, sin entender lo que le dicen desde el otro lado del mostrador. La cuenta, insiste; no piensa quedarse ni un minuto más.

La plaza está oscura y se ha levantado un poco de viento. Cruza hasta la pequeña escalinata mientras el otro hombre le observa desde arriba con cara de extrañeza. Sube los escalones y se da cuenta de que el edificio parece estar cerrado. Es entonces cuando descubre que Hôtel de Ville no significa hotel de la ciudad, como había creído, sino ayuntamiento. Tampoco es un portero el hombre que le hace señas para que se marche, sino un soldado.
Apesadumbrado y cabizbajo, coge la maleta y vuelve a su hotel, el único que hay en el pueblo. Sólo espera que la habitación que acaba de dejar siga libre.

jueves, 3 de enero de 2008

Año Nuevo

Mientras la mayoría de vosotros pone manos a la obra con sus recién estrenados proyectos de año nuevo, yo aún estoy rematando algunos del 2007. Espero que el 2008, al ser bisiesto, me dé la oportunidad de ponerme al día. ¡Je! No me lo creo ni yo.

Antero nos deja por tiempo indeterminado. Una lástima, porque me gustaba leer sus reseñas, pero confío en que recapacite y vuelva pronto. Precisamente estaba yo trabajando en unas fotos que le había prometido. No sé si las verá pero por si acaso aquí se las dejo. A él y a los otros cinéfilos que me visitan, porque si este blog echó a andar con uno de mis fotógrafos favoritos, el 2008 bien puede comenzar con el palacio donde se rodaron los exteriores de Los Otros. Las películas de Amenábar tendrán sus defectos, pero reconoceréis que ha revitalizado el cine español. Al menos a mí me gustan.


La casa no es otra que el Palacio de Hornillos, situado en Las Fraguas, localidad que pertenece al municipio de Arenas de Iguña, en Cantabria.



Amenábar estuvo buscando casas en la isla de Jersey, donde está ambientada la película, y en Inglaterra, pero fue uno de los productores quien la descubrió en un libro. Aquí sólo se rodaron los exteriores, y el resto en los estudios El Álamo, cerca de Madrid.




Yo estuve en mayo de 2004 y creo que el valle tiene muchas cosas interesantes. El palacio es de propiedad privada y no se puede visitar (al menos en 2004) pero por allí cerca está la iglesia neoclásica de San Jorge,






la ermita mozárabe de San Román de Moroso.




y para los amantes de Románico, como yo, San Juan de Raicedo.





Junto a la casa hay un grupo de árboles, que por desgracia no fotografié, los mismos que con un poco de niebla, aparentaban ser el impenetrable bosque en la película donde Grace y su marido se encuentran. Este es uno de los momentos más controvertidos de la cinta. Amenábar, que era consciente de ello, se llevó varias escenas de sexo que no terminaban de encajar y casi toda la confesión de Grace a su marido. Como a la mayoría de espectadores, a mí es lo que menos me gusta, pero de alguna forma había que impedir que Grace llegara al pueblo.

A los que quieran saber más les recomiendo el libro de Oti Rodríguez Marchante, que aunque no recoge la última película de Amenábar, desvela su forma de ver el cine y algunas cosas curiosas de su filmografía. Se titula Amenábar, vocación de intriga, y es de la editorial Páginas de Espuma.

Sirve entre otras cosas para desmontar falsas ideas que circulan por Internet, como por ejemplo que la protagonista se llame Grace por su parecido con Grace Kelly. Es cierto que Amenábar está influido por Hitchcock, pero estaba previsto que la protagonista se llamara Graciela en la versión española, y Jose Luis Cuerda propuso que la acción se situara en Mallorca. Fue después cuando se cambiaron estos detalles. Amenábar deseaba un peinado de los años cuarenta que reflejara la profunda religiosidad de Grace. Sólo al final se dio cuenta del parecido y le gustó, pero fue una casualidad.