miércoles, 25 de septiembre de 2013

Festival de Lucerna


Hace un mes tuve la suerte de que me invitaran a un concierto en el Festival de Verano de Lucerna, que celebraba su septuagésimo quinta edición bajo el título ¡Viva la revolución! (sorprendentemente en español).

Han pasado pues bastantes años desde que Arturo Toscanini, el primero en dirigir una orquesta en este festival, hubiera de refugiarse de los nazis en Lucerna, como nos recordaron en el discurso de bienvenida.



El de verano es el principal de tres festivales que se suceden a lo largo del año en la ciudad helvética. En concreto se ofrecen 30 conciertos sinfónicos que tienen lugar en el Centro de Cultura y Congresos de Lucerna (KKL), un imponente edificio construido a finales del siglo pasado por Jean Nouvel junto a la estación, a orillas del lago.




La noche estuvo dedicada casi por entero a Wagner incluyendo una única pieza de Henze (Fraternité) mientras que del compositor alemán pudimos escuchar, entre otras, la obertura de El holandés errante, y fragmentos de Lohengrin y Tannhäuser.

Christian Thielmann dirigió la orquesta, y también disfrutamos del tenor Johan Botha. Ni que decir tiene que fue una noche muy especial. La gente iba bien vestida, no escuchó ni una tos ni por supuesto ningún móvil. Así da gusto.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Ginebra

Hay amistades que lo aguantan todo, personas a las que no ves en un par de años con las que es posible pasar un fin de semana como si no hubiese pasado el tiempo.

Nuestros caminos se han cruzado varias veces, ellos vivían en Estrasburgo cuando yo lo hacía en Bruselas; se mudaron a Zürich cuando regresé a Madrid y ahora que me he trasladado a Zug los tengo en Ginebra. Hemos coincidido en cuatro países.

Fuimos a visitarles el pasado diciembre, cuando Ginebra tenía este aspecto, y disfrutamos de la compañía, de una fondue y un par de gin-tonics.






Ahora, a principios de junio, hace sol, y el lago luce así.





-               Te espero en la Place du Molard y almorzamos. ¿Sabes llegar desde la estación?
-               Sí, nos vemos allí



Después de comer nos ponemos zapatillas y bañadores y vamos hacia el lago, donde hemos alquilado un velero. Lo siento, la mayoría de las fotos han sido auto-censuradas, pero el agua estaba a la temperatura justa para darse un baño y la excursión fue espectacular. Estoy deseando repetir.



Me gusta la luz de la tarde iluminando las fachadas. En la foto del chorro de agua se puede ver su tamaño comparado con el de las personas.




Por la noche repusimos fuerzas con una barbacoa en la que no faltaron el jamón ni el vino.

Y el domingo nos fuimos a Francia, a un mercadillo de comida típica, con lo que me gustan esos sitios. Después, recorrido por la orilla del lago hasta Montreux y almuerzo relajado en la terraza de este hotel con vistas al agua y las montañas.






Todo ello con la tranquilidad de un reencuentro sosegado. Fue un fin de semana perfecto.