miércoles, 23 de marzo de 2016

Bruselas

Viví casi dos años en Bruselas, el tiempo suficiente como apreciar una ciudad y un país maravillosos, y es por ello que, aunque tengamos atentados y muertos todos los días en muchas partes del mundo, hay algunos que te tocan más de cerca.


sábado, 12 de marzo de 2016

Ruta de los cuatro lagos

Agosto de 2015. Una vez más, mis amigos me dejan solo porque no quieren madrugar ni caminar, y yo mismo estoy tentado de quedarme en el sofá viendo películas, pero el tiempo es tan bueno que da pena no aprovecharlo.

Me dirijo hacia el Titlis, solo que me quedaré en el primer lago en vez de ascender hasta la cumbre. Pienso tomar una ruta diferente a la de la otra vez para ver un total de cuatro lagos.

Ganas me dan de quedarme a disfrutar del Trübsee, pero me restan otros tres, y no sé cuánto tiempo me llevará hacer el recorrido. Según Google Maps, unas dos horas, pero no me fio y no quiero perder el último autobús.


Paso junto al restaurante Alpstübli y tomo el primer telesilla para subir al Jochpass, desde donde hay bonitas vistas. Se oyen los cencerros de las vacas, el correr del agua y el viento. Hay algunos ciclistas de montaña, descendiendo por la empinada pendiente.




En un charco de agua nadan muchos renacuajos, bastante crecidos.


Tomo allí el segundo telesilla, el que me llevará al Engstlensee. Por desgracia, aparecen las primeras nubes sobre las cumbres y enseguida le ganan la partida al sol, por lo que a partir de aquí habrá más sombras que luces. Una lástima, porque la temperatura era suave y las fotos quedan mucho mejor con sol.


El Engstlensee no es tan bonito como el primer lago, quizás porque le faltan los reflejos de las montañas, pero tampoco está mal.





Al otro extremo está el Hotel Engstlenalp, un lugar estupendo para tomar una cerveza tostada con una salchicha y rosti. Es un poco pronto, pero como tiene buena pinta, me animo a comer.

Las montañas más altas están cubiertas de nubes y no se ven bien. Allí, sentado en la terraza, descubro que hay accesos por carretera hasta esta ruta; concretamente veo un autobús que viene de Meiringen y que explica por qué hay tanta gente a lo largo del camino. Restaurantes y hoteles son también frecuentes.

El camino hacia el Tannensee está indicado, pero hay que estar atento en todos los cruces. Pregunto un par de veces porque no me gustaría perderme y tener que deshacer lo andado.


Aunque el paisaje es bonito, las nubes y la posición del sol no ayudan a que el día resulte redondo.





Después de un repecho viene una zona bastante llana que está asfaltada. Hay incluso trenes turísticos que van y vienen transportando a gente entre el tercer y el cuarto lagos.



El tercero tiene un dique que me hace sospechar que no es del todo natural. Las familias, cargadas de niños, hacen barbacoas, pescan desde la orilla o simplemente disfrutan del paisaje.





Pregunto al conductor del tren y me indica que siga la senda en vez de la carretera. Ambos llevan al Melchsee, pero parece que la senda es más bonita. Camino bajo un enorme farallón iluminado a ratos por el sol, en donde hay gente practicando rapel y alpinismo.





La vista del Melchsee desde arriba es bonita.


Voy descendiendo hasta la orilla, en busca de la estación Melchsee-Frutt. Vuelvo a preguntar y subo en un ascensor desde el que las vistas son espectaculares.




Una roca herida por el paso de un antiguo glaciar,


Un poco más adelante está el funicular a Stöckalp, donde tomo un autobús directo a Sarnen. Desde allí, tren a Lucerna y tren a Zug, donde llego a las cinco y media. Como veis, los suizos madrugan, y conviene no dejarse ir con la hora.