viernes, 28 de octubre de 2016

Cumpleaños

La aventura es la única manera de robarle tiempo a la muerte.

Paul-Émile Victor, explorador, científico, etnógrafo y escritor francés, nacido en Ginebra.


Cumplo hoy 47 años, empeñado en esa lucha particular por ganar tiempo de calidad, con más ganas e ilusión que nunca. La guerra está perdida, pero nada me impide ir ganando batallas.

La foto es del Matterhorn, hecha desde el Eggishorn, usando un teleobjetivo.

viernes, 21 de octubre de 2016

Exposición: El Bosco en el Prado

Después de haber visitado el día anterior la muestra sobre Vivian Maier, dediqué la mañana del lunes a ver la que con 600.000 visitantes se ha convertido en la exposición más visitada del Museo del Prado, la dedicada al V centenario del fallecimiento del Bosco.

Mediado agosto, Madrid estaba vacío, pero los turistas siempre van a los mismos sitios, y me alegré de mantener mi carnet de amigo del Museo, que me permitió entrar sin hacer cola ni atenerme a un horario establecido.

Jheronimus van Aken, que firmaba algunos de sus cuadros – pocos – como  Jheronimus Bosch, fue conocido en España como el Bosco. Es un pintor de lo más original, hasta el punto de que no deja indiferente a nadie, generando todo tipo de especulaciones que en mi opinión están fuera de lugar. Prefiero las opiniones de los expertos a otras más peregrinas que le califican como un hereje o lo vinculan con la alquimia y otras prácticas.

Creo que el Bosco nos habla más de ética y de religión, y que además de en la Biblia se inspiró en otros textos, así como en las costumbres de la época que le tocó vivir. Para entender su obra hay que conocer primero cómo se vivía a finales del siglo XV. Solo así podremos descifrar, aunque sea por encima, una simbología abierta a muchas interpretaciones.

El catálogo, que incluye monografías de varios especialistas sobre sus posibles influencias, su técnica y los materiales empleados, es una joya que conviene leer con detenimiento.


El Bosco vino al mundo en Bolduque – una ciudad pequeña pero con cierta relevancia económica – alrededor de 1450, y falleció, supuestamente de cólera, en esa misma ciudad en 1516, dejándonos como legado un puñado de obras, la mayoría de las cuales fueron destruidas o se perdieron. Es mucho lo que se ignora sobre su vida, ya que muy pocos documentos han sobrevivido, pero sabemos que perteneció a la cuarta de seis generaciones de pintores y que murió sin descendencia después de un matrimonio que le permitió ascender socialmente y vivir con relativa comodidad.

En la exposición había demasiada gente, la mayoría agolpados frente a los cuadros más famosos, pero como estos eran precisamente los que posee el museo del Prado y puedo verlos cuando quiera, me centré en los que venían de fuera, que también eran interesantes y los tenía menos vistos.

La muestra seleccionada, agrupada en siete secciones, constaba de 53 obras, aunque no todas estaban atribuidas al pintor del Ducado de Brabante, las hay también de su taller, de seguidores suyos y de otros que quizás pudieron influirle.

Los expertos reconocen entre 21 y 25 pinturas  suyas además de una veintena de dibujos. Hay mucha controversia respecto a la autoría de varias de ellas y algunas, como La extracción de la piedra de la locura, La mesa de los pecados capitales o Las tentaciones de San Antonio Abad han sido recientemente atribuidas a su taller o a otros seguidores. El hecho de que haya varias copias de algunos cuadros tampoco ayuda a identificar los originales.

 ***

Dos semanas más tarde volví a la exposición, porque no me importa repetir cuando algo me gusta y porque nunca se sabe si tendré oportunidad de volver a ver las obras que andan desperdigadas por el mundo.

Tanto el catálogo como varios vídeos que hay en Youtube, nos ayudan a interpretar este mundo fantástico, que lejos de responder a la creación de un enajenado, se fundamenta en la literatura y en las costumbres de la época. La carga moral de sus pinturas es inmensa, y si nos muestra el pecado es como advertencia, ya que no muy lejos hallamos el castigo correspondiente.

Aunque ya terminó, os dejo un enlace con la página de la exposición por si queréis echar un vistazo.

En este enlace podéis ver algunos de los cuadros que conserva el Museo del Prado.

Y por último, otro enlace que me ha gustado mucho con una charla sobre la exposición, impartida por María Martín Sánchez, licenciada en Historia del Arte.

He preferido no poner fotos que no sean mías, pero los tres enlaces abundan en ellas.

viernes, 14 de octubre de 2016

25 años de Días de cine

Es el único programa de televisión que veo regularmente, aunque sea en diferido y por Internet, ya que durante mucho tiempo estuvo relegado a horas intempestivas, con frecuentes cambios de horario que no consiguieron sin embargo desanimar a su paciente audiencia.

Quizás por eso tiene más mérito el haber sobrevivido tanto tiempo en la parrilla. Como decía uno de esos seguidores habituales, es de los pocos programas en los que se pueden escuchar frases subordinadas, comentario con el que estoy  plenamente de acuerdo.


En mi caso, me incorporé muy tarde y no asistí en directo a las conocidas perlas de Antonio Gasset, su más famoso presentador, aunque he podido verlas en la Red y me parecen muy divertidas. Como él mismo dice, muchos de esos comentarios provocarían en la actualidad su inmediato despido, lo que nos da una idea de lo que hemos retrocedido en ese aspecto, sometidos como estamos a la tiranía de lo políticamente correcto.

Ahora, desde hace ya varios años, soy fiel a este programa sobre el séptimo arte, por mucho que en ocasiones nuestros criterios difieran, especialmente cuando del cine patrio se trata, pero creo que ya les tengo tomada la medida.

Por mi parte, sigo aprendiendo sobre cine, no solo con ellos, sino con unos cuantos libros. Hace poco terminé una biografía de Bogart escrita por Stefan Kanfer, y aún leo la Historia del cine, de Román Gubern, junto al recién empezado Chaplin de Peter Ackroyd.




Si el año pasado vi 252 películas nuevas (sin contar las repetidas), en 2016 llevo sólo 149, pero es que estoy dando prioridad a la lectura.

El otro día, volví a toparme con Intocable, (Olivier Nakache, Eric Toledano, 2011) y me llamó la atención la forma en la que nos presentaban a los candidatos al principio de la cinta, con la cámara moviéndose a ras de suelo, mostrándonos sus pies. Pocas semanas antes, había visto una escena muy similar en la película Él, (Luis Buñuel, 1953). Es gracias a programas como Días de cine como he aprendido a disfrutar del cine más allá de las historias que nos cuentan, fijándome en muchos otros detalles.

La entrada que tenía preparada sobre la exposición del Bosco tendrá que esperar un poco, ya que no quería dejar pasar la oportunidad de felicitar a Días de cine por sus recientes bodas de plata, animándoles a seguir con su espléndido trabajo.

Por cierto, el nombre del programa es un homenaje a la película Días de radio, de Woody Allen.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Vivian Maier

Terminadas las vacaciones de verano a mediados de agosto, disponía de 24 horas en Madrid que aproveché para ver un par de exposiciones que tenía pendientes.

Era el último día de la dedicada a la fotógrafa estadounidense Vivian Maier, y me quedé sin catálogo. Se puede comprar en librerías, pero por casi el doble, así que esperaré pacientemente a que se pase la moda y baje de precio.


Esta mujer, que trabajó como niñera durante casi cuarenta años, escondía todo un tesoro en cajas de cartón: más de 150.000 fotografías tomadas principalmente en Chicago, Nueva York y Los Ángeles.

Fotos que nunca habían sido publicadas y que salieron a la luz en 2007, dos años antes de su fallecimiento, cuando tres coleccionistas norteamericanos compraron en una subasta varias cajas llenas de fotos, películas en 8 mm y negativos, muchos de ellos sin revelar aún. John Maloof, que era el más interesado, terminó quedándose con la mayor parte.

Tras una primera publicación en Internet, las imágenes despertaron el interés del público, recibiendo enseguida una ola de buenas críticas, que hicieron posibles varias exposiciones, no sólo en Norteamérica, sino también en Europa, Asia, y América del Sur.

De este modo, un hobby que Maier había mantenido en secreto, toda su vida, quedó al descubierto, siendo analizado en libros y documentales.

Los niños aparecen con frecuencia en sus fotos, al igual que adultos de toda condición social, desde los más pudientes  hasta los menos afortunados.








Una amiga me envió un enlace en Youtube, con un vídeo en inglés pero subtitulado en español. Esa dirección ya no funciona, pero el nombre del vídeo es: Finding Vivian Maier. En su blog pueden encontrar más información sobre esta enigmática neoyorquina.

La mayoría de las fotos nos muestran escenas de la vida cotidiana, pero desde un punto de vista muy particular, con unos encuadres muy llamativos que juegan con las líneas o que denotan una forma especial de mirar. No son fotos corrientes, enseguida atrapan la atención del espectador y la dirige, trasladándote a aquellos años, a aquellas calles y edificios.







Con la complicidad del retratado o sin ella, me gustaron mucho los reflejos,





así como sus autorretratos.




Junto a las tomas en blanco y negro, hechas con una Rolleiflex, había también otras, realizadas con una cámara diferente y en color. Con el visor situado en una posición más moderna, es curioso observar cómo cambia el punto de vista; las fotos son completamente distintas.

La exposición, como todas las que organizan en el Canal de Isabel II, me gustó mucho, no sólo por las fotografías, que al fin y al cabo es lo que uno va a ver, sino por lo bien organizada que está. Felicidades, una vez más, a los responsables.

Esta es la página oficial, por si os apetece echarle un vistazo a sus fotos. Todas las fotos, salvo la primera, las he sacado de ella.