Si bien los viajes a lugares remotos no tienen por qué ser mejores, lo cierto es que suelen raptarnos la imaginación de una forma especial, y como nunca piden rescate por ella, se hace necesario ir a buscarla, sin importar que sea al final del mundo.
Me pregunto qué interruptor interno se acciona en nuestra mente para que las sensaciones se multipliquen y nos veamos abocados a dejar la comodidad de nuestras casas durante unas pocas semanas. Ya hace mucho que superé esa fase en la que se duda sobre la necesidad de hacer las maletas; conozco de sobra que lo que me espera es mucho mejor y me lanzo a ello sin pensarlo.
Parece que estuviera jugando a las cuatro esquinas en el mapa, primero Canadá, luego Nueva Zelanda – de la que he colgado algunas fotos en mi otro blog – y ahora Argentina. El único problema es que siguiendo este plan el próximo sería a Siberia y yo soy más bien friolero. Ya veremos...
Argentina era el plan B, un segundo plato de lujo, hay que reconocerlo; un viaje que hago con los cinco sentidos, cámara en ristre, dispuesto a no perderme nada y con mucha ilusión. Perú, que era mi idea inicial, tendrá que esperar un poco más.
Regreso poco antes de Navidad y, aunque me acuerde de todos vosotros, estoy seguro de que no tendré mucho tiempo para desearos unas Felices Fiestas como me gustaría, que es uno a uno, así que aprovecho y lo hago ahora. Seguro que cuando regrese estaremos todos demasiado liados. Nos vemos en unas semanas.
Me pregunto qué interruptor interno se acciona en nuestra mente para que las sensaciones se multipliquen y nos veamos abocados a dejar la comodidad de nuestras casas durante unas pocas semanas. Ya hace mucho que superé esa fase en la que se duda sobre la necesidad de hacer las maletas; conozco de sobra que lo que me espera es mucho mejor y me lanzo a ello sin pensarlo.
Parece que estuviera jugando a las cuatro esquinas en el mapa, primero Canadá, luego Nueva Zelanda – de la que he colgado algunas fotos en mi otro blog – y ahora Argentina. El único problema es que siguiendo este plan el próximo sería a Siberia y yo soy más bien friolero. Ya veremos...
Argentina era el plan B, un segundo plato de lujo, hay que reconocerlo; un viaje que hago con los cinco sentidos, cámara en ristre, dispuesto a no perderme nada y con mucha ilusión. Perú, que era mi idea inicial, tendrá que esperar un poco más.
Regreso poco antes de Navidad y, aunque me acuerde de todos vosotros, estoy seguro de que no tendré mucho tiempo para desearos unas Felices Fiestas como me gustaría, que es uno a uno, así que aprovecho y lo hago ahora. Seguro que cuando regrese estaremos todos demasiado liados. Nos vemos en unas semanas.