miércoles, 28 de octubre de 2009

Crisis? What Crisis?

Así se titulaba uno de los discos de Supertramp a mediados de los años setenta, pero la única acepción que estoy dispuesto a admitir es la de cambio. Una renovación que, en mi caso, se me antoja perenne.


Porque si estudiar francés y alemán a un tiempo, volver al gimnasio, tener cinco o seis libros empezados (y recordar de qué trata cada uno), llenar los fines de semana, hacer fotos sin parar, viajar de forma compulsiva, entretenerse con el buen cine, degustar una cena en buena compañía, cultivarse en una sala de exposiciones, compartir las ilusiones de otros, y disfrutar de la familia y los amigos, es síndrome de estar en crisis, entonces yo llevo bastante tiempo inmerso en la peor de ellas.

Escribo esto unos días antes de publicarlo, sentado dentro de un avión, camino a casa, pero con la mente puesta en la siguiente aventura, que no ha de discurrir necesariamente en un lugar lejano. Hacer planes de futuro no está mal, siempre que esté uno dispuesto a cambiarlos.

Qué puedo decir, si esto son los terribles cuarenta, bienvenidos sean.

jueves, 22 de octubre de 2009

El dinero te permite ser el que de verdad eres

La frase del título la escuché en una película que vi este verano, aunque por desgracia no recuerdo cuál era. Cualquier día volveré a toparme con ella.

En mi opinión es una verdad como un templo, porque con el dinero hacemos realidad nuestros sueños, pero también financiamos algunas pesadillas. Dependiendo de cuáles sean unos y otras, nos convertiremos en mejores o peores personas.

viernes, 16 de octubre de 2009

He's back!

Woody Allen ha vuelto, por fin ha resucitado, echando a volar desde ese abismo infinito que supuso Vicky Cristina Barcelona, un magnífico documental sobre Barcelona, pero una película digna de todos los ratzzies del mundo. Alguien debería haberle dicho que, salvo honrosas y contadas excepciones, la voz en off murió en tiempos de Sam Spade.


Ya me había decepcionado bastante en Scoop y en El sueño de Cassandra, dos refritos mal disimulados de su filmografía anterior. Una cosa es que abunde en sus obsesiones de siempre, y otra copiarse a sí mismo. De hecho, llegué a pensar que me había vuelto paramnésico perdido. Woody, por favor, quédate al otro lado del Atlántico, en tu Nueva York de siempre, que Europa no te sienta nada bien.

En Si la cosa funciona (Whatever Works) recuperamos al director de siempre, ese cine tranquilo y reposado que amas o que odias a muerte. Al pincipio de la película, asaltado de improviso por la voz pomposa y estridente de su alter ego, pensé que había vuelto a equivocarme, pero enseguida captó toda mi atención y me hundí en la butaca presto a devorar líneas de diálogo vivaz, ingenioso e inteligente.

Son los personajes y sus historias los que aparecen en la pantalla, sin tener que recurrir, como hacen otros, a extraños movimientos de cámara ni a un montaje propio de un demente. Sencillo pero efectivo. Prefiero no contar nada más de la película; el que quiera que vaya a verla. A mí me ha gustado.

viernes, 9 de octubre de 2009

Lisboa y Londres

Acabo de llegar de Lisboa, donde he pasado una semana plagada de reuniones de trabajo, sin que haya podido disfrutar ni un instante de esta bella ciudad, y marcho mañana a Londres, en mi peregrinación anual. Me espera más trabajo, pero confío en robar algunas horas y darme una vuelta.


Las fotos corresponden a un viaje anterior, a un fin de semana de abril del 2008 en el que me llovió a mares y que me obligó a buscar refugio en el Oceanográfico. Como sabéis, puedo estar mirando peces durante horas, así que aproveché y me hice amigo de este inmenso pez luna.



Nos vemos a la vuelta, dentro de unos días y con más calma.

viernes, 2 de octubre de 2009

Ulpiano Checa

Ulpiano, uno de los grandes pintores españoles del siglo XIX, nació en Colmenar de Oreja, (Madrid) en 1860 y murió en Dax en 1916. He de reconocer que nunca había oído hablar de él, pero cuando unos amigos me propusieron este verano visitar su museo en Colmenar, no me lo pensé dos veces.


Además de algunas de sus pinturas se pueden observar grabados, esculturas y fotografías, carteles publicitarios, ilustraciones y escenografías teatrales. El museo merece la pena, aunque no hay demasiadas obras originales, debido a que este artista tuvo mucho éxito y vendió en vida la mayor parte de su obra. Pero podemos hacernos una idea a través de sus bocetos y de algunos óleos y esculturas originales.


Fue ese mismo éxito el que le cerró las puertas de los críticos, que vieron en él más un comerciante y un relaciones públicas que un artista. Es por eso por lo que no interesó a los estudiosos del momento, pero lo cierto es que era una gran dibujante de gran formación académica.

Sus estudios de perspectiva, muy bien documentados en el museo, son impresionantes. Las luces y las sombras marcan la diferencia, haciendo creíble la escena, dándole un volumen que se echa de menos en otros pintores.

La invasión de los bárbaros, entrando en Roma, debió ser impresionante. Hablo en pasado porque por desgracia sólo nos quedan fotografías, puesto que el cuadro se quemó en el incendio de la Universidad de Valladolid.


Los caballos, bien descobados, bien lanzados al galope, son una constante en su obra. En numerosas ocasiones los encontramos ligados a un ferrocarril que representaba la modernidad de la época. Sin ir más lejos, escenas parecidas a la de este cuadro se pueden apreciar en la película Un lugar en el mundo, de Adolfo Aristain.


De su estancia en Roma nos quedan algunas de sus mejores obras, y un estudio de la época romana que le abriría las puertas de un Hollywood ávido por llenar la gran pantalla de historias épicas, accion y colorido. Tal es el caso de Ben Hur, en la que la famosa carrera de cuádrigas bebe de las fuentes de Checa, como queda patente en el siguiente cuadro.


De esos mismos años es esta Naumaquia.


De su fascinación por Argelia nos quedan ejemplos como el que abre esta entrada o este otro que la cierra.