lunes, 8 de diciembre de 2014

Titlis II

Hacía meses que no disfrutaba de un día tan soleado y agradable como éste y me alegré de haber vencido la pereza (tampoco es me costara mucho que digamos).

En la entrada anterior nos habíamos quedado en el descenso para ver este lago.


Saco algunas fotos de Engelberg desde las alturas y enseguida me encamino hacia el agua.    




El paisaje es espectacular, y sólo me sobran los muchos rastros de presencia humana, que son los mismos que me han permitido llegar hasta aquí sin esfuerzo. Me digo que en Suiza hay suficientes lagos vírgenes y que no pasa nada por sacar rendimiento económico de algunos. Desde aquí se ve la montaña de la que vengo.    


En el lago hay barcas disponibles para quien quiera remar un rato.




Y un restaurante. Me acerco, pero prefiero dar la vuelta al lago a comer.





Como voy bien de tiempo, me echo un sueñecito, tumbado en la hierba, y con estas vistas.    



Reinicio el camino, no sea que se me haga tarde y tenga que bajar andando hasta Engelberg.    





Voy buscando los reflejos, pero el agua no está completamente quieta.



Me fijo en las montañas que me circundan, en el ambiente tranquilo y sereno que se respira.    




Más reflejos. Puede que haya muchas fotos parecidas, pero es complicado seleccionarlas.    







A media tarde, porque aquí cierran todo bastante pronto, tomo el teleférico. Mis amigos han mandado mensajes y esta noche toca cena japonesa. Un sacrificio más...




Como ésta es la última entrada del año aprovecho para desearos una muy feliz Navidad. Muchas gracias por haberme acompañado con vuestros comentarios, que son siempre bienvenidos y apreciados. ¡Feliz 2015!.