jueves, 30 de julio de 2020

Y se quedan tan anchos

Mi opinión sobre la calidad del periodismo ya la conocéis porque la he manifestado en numerosas ocasiones. No puede ser más baja y no entiendo cómo nos podemos tragar las estupideces que nos cuentan a diario. Del 99% por ciento de las noticias leo solo el titular, pero a veces cometo el error de entrar en artículos de ciencia pensando que estarán escritos con más rigor.

 

En un diario de tirada nacional encuentro este titular: “El secreto para nadar entre pirañas del Amazonas sin un rasguño” Trata de un pez de unos tres metros con unas escamas muy particulares que lo protegen del ataque de las pirañas.

 

Comienza así: “El arapaima o paiche (Arapaima gigas) es, con sus tres metros de longitud, el segundo pez más grande del mundo, solo superado por el esturión beluga.” Y yo que pensaba que el pez más grande del mundo era el tiburón ballena, seguido del peregrino… Preparando esta entrada he aprendido aquí que el regaleco es el segundo.

 

Pero es que, sin abandonar el primer párrafo, leemos: “cuando una piraña, que tiene una de las picaduras más poderosas del reino animal, ataca” Iluso de mí, creía que las pirañas mordían, pero no, resulta que pican.

 

¿Tan complicado es informarse mínimamente de lo que se escribe? Por lo visto sí.

 

El problema no es solo la pésima calidad de lo que nos cuentan, sino que los lectores estamos dispuestos a creernos lo que sea sin un mínimo de espíritu crítico y sin hacer las comprobaciones oportunas. Cada vez disponemos de más información, lo que no evita que seamos más ignorantes que nunca.

 

Como tardo tanto en publicar lo que escribo me ha dado tiempo a rescatar otra frase de otro artículo: “No teníamos ni idea de si esto funcionaría y estábamos escépticos” ¿Pero es que esta gente no aprende los rudimentos básicos de la escritura? ¿Es que no les da vergüenza poner algo así una vez tras otra? ¿No revisan las traducciones automáticas? Que se supone que viven de eso.

 

Ahora proponen cobrar. Pues conmigo lo llevan claro… Si apenas abro un periódico siendo gratis no quiero ni pensar si tuviera que pagar por una información tan paupérrima. Hagan productos de calidad y puede que cambie de opinión.

miércoles, 1 de julio de 2020

El hombre propone y ...

En el momento de escribir esto debería estar en un avión camino de Nairobi, pero el virus ha trastocado nuestras vidas, afectándonos desde lo más fútil hasta lo que más importa. Nos cambia el día a día incluso aquí, en Suiza, donde hay una falsa sensación de seguridad y las medidas se están relajando en exceso. La Covid nos aleja de las personas que amamos, y, además, me ha dejado sin un safari que me hacía mucha ilusión.







Me consuelo aprovechando la magnífica y soleada primavera suiza. Los fines de semana paseo por el Zugerberg, y entre semana por Zug. Ambos son territorios muy conocidos, así que centro mi atención en las flores sin descuidar por ello mis amados árboles.







Apenas hay gente, y esto es un pequeño paraíso, llueva o haga sol.







No es habitual poder disfrutar de un tiempo tan bueno por estas latitudes, y me pregunto si alguien nos estará compensando por los muchos inconvenientes. Con virus o sin él, las flores siguen con su vida.







Tenía que haber vuelo cargado de fotos de animales salvajes y me encuentro con una colección de flores.



Dentro de lo malo, también me llegó la cancelación de mis vuelos a Londres, lo que es una suerte, porque no pensaba ir y así me devuelven el dinero. Ambos, Kenia y la capital británica han pasado ya a la categoría de proyecto para 2021.