jueves, 31 de julio de 2008

Ahora estoy leyendo

Rojo y Negro, posiblemente la mejor novela de Stendhal, es una crónica de la sociedad francesa de 1830, en la que un joven llamado Julien Sorel intenta ascender en el escalafón social a cualquier precio. Dicen que Stendhal escribía muy deprisa y a mí me parece que se lee con igual rapidez.

Le tenía ganas desde hace muchos años, pero por unas razones u otras siempre se me había escurrido. Llevo cuatrocientas de sus setecientas páginas, y no es el único libro voluminoso que me traigo entre manos. De momento me está gustando.


Ayer terminé Un puente lejano, un libro que me salió al paso mientras buscaba otro, algo que ocurre con frecuencia y que suele dar sorpresas agradables. En “apenas seiscientas páginas” Cornelius Ryan nos relata con todo detalle – a veces es demasiado prolijo – la fallida operación Market Garden.

En la Segunda Guerra Mundial, después del Desembarco de Normandía, los generales Montgomery (británico) y Patton (americano) se disputan los escasos recursos disponibles, en una lucha encarnizada por alcanzar Berlín y terminar con la guerra antes de Navidad.



Montgomery consigue convencer a Eisenhower de que le dé prioridad para lanzar un ataque combinado sin precedentes – utilizando fuerzas aerotransportadas y blindadas – para liberar Holanda, cruzar el Rhin y penetrar en el Ruhr, el corazón industrial de la Alemania Nazi.

El mal tiempo, los fallos en las comunicaciones y la mala suerte de que unas divisiones de las SS estuvieran allí por mera casualidad, forjaron uno de los mayores desastres aliados y retrasaron la ansiada rendición alemana.

Un libro estupendo, muy bien documentado que sólo me atrevo a recomendar a quienes estén muy interesados en la Segunda Guerra Mundial.

El tercer libro, que acabo de empezar, tampoco es manco. Cuesta sólo seis euros, pero tiene novecientas páginas de nada. Como veis me gustan los libros gordos.



El explorador británico Apsley Cherry-Garrard nos narra las vicisitudes de la expedición de Scott al Polo Sur, en un libro que se convirtió en la Biblia de todos los que intentaron seguir los pasos de semejante hazaña. Yo llevaba tiempo buscando un relato fiel de este tipo de expediciones, porque sentía curiosidad por conocer a estos hombres con voluntad de hierro. Acabo de empezar y me es imposible soltarlo, pero advierto que es sólo para apasionados del tema.

lunes, 21 de julio de 2008

Países que quiero visitar

Son demasiados como para poner aquí siquiera la cuarta parte, pero estos son algunos de los más prioritarios. Conociéndome, seguro que voy antes a muchos otros. Por esta vez, las fotos no son mías, algunas me las han prestado amigos; otras las he obtenido de Internet.

¿Cuáles son los vuestros? ¿Qué conocéis y qué os gustaría ver?

No he pisado Asia, ni siquiera Estambul que esta ahí al lado y que te permite poner un pie en cada continente. Me han recomendado Vietnam, que si bien es un destino de moda, parece que aún conserva ciertos rasgos de autenticidad, pero creo que comenzaré por Tailandia. La India debe ser una maravilla, pero me aterra tanta pobreza.
Isabel acaba de volver de allí y está publicando unas entradas que merecen la pena.

Gracias, Rocío por esta estupenda foto de un buda recostado.

Con México tengo una cuenta pendiente desde 2006. Estuve algo más de una semana por trabajo, y me hice bastantes kilómetros por el centro del país, pero lo pasé muy bien y quiero volver. Me quedan tantas cosas que un viaje no será suficiente.

Foto obtenida en Internet

Tampoco conozco Centroamérica, y Costa Rica me atrae como un imán. Ya me estoy estudiando un par de guías, a pesar de que no podré ir este año ni el que viene. Parece mentira que un país tan pequeño pueda reunir más especies de aves que toda África.

Gracias Anna por prestarme tan bonita foto. Empiezo a perdonarte que no me llevaras.


África. La tengo cogida con pinzas, y nunca mejor dicho, porque conozco sus dos extremos del Norte, Marruecos y Egipto, y parece que la haya puesto a secar. Hasta ahora me ha detenido mi afán de comodidad, pero ya no puedo esperar mucho más.
Gracias Íñigo. Con tantos viajes como has hecho no fue nada fácil elegir.


Leo que en el glaciar Perito Moreno se desprenden bloques de hielo más grandes de lo habitual. Se ve que la Naturaleza no hace caso de los políticos y sigue su propio ritmo, así que tendré que darme prisa en hacer las maletas y adelantar mi particular vuelta al mundo, a ser posible en más de ochenta días, antes de que tanta maravilla desaparezca. Lástima que Argentina esté tan lejos.

Foto obtenida en Internet


Abundando en lo del cambio climático, hace poco vi un documental sobre las Islas Madivas, cuyo punto más alto está apenas tres metros y medio por encima del nivel del mar. No es un sitio que me interese especialmente – demasiada playa para mi gusto – pero me sorprendió escuchar que será de los primeros países en desaparecer engullido por las aguas. Una nueva Atlántida.

Pero mi máxima prioridad es Perú, un país grande y variado como pocos. Si todo sale como espero será mi próximo gran viaje. No os perdáis las entradas que Raquel tiene en su blog, porque son un buen reclamo.

De momento toca trabajar. Supongo que os habréis dado cuenta de que mi ritmo de visitas ha bajado – algo que lamento, porque me pierdo muchas cosas interesantes – y de que publico con menos asiduidad. Me gustaría pensar que la ansiada tranquilidad volverá, pero sé que llevará tiempo. Paciencia.

lunes, 7 de julio de 2008

España está de moda

Han tenido que pasar cuarenta y cuatro años, pero la espera ha merecido la pena y España ha vuelto a ganar la Eurocopa de fútbol. Por una vez, el sonido de los claxons y de las palmas no me ha molestado demasiado, aunque sigo añorando la tranquilidad y el silencio que tanto me gustan. Otra cosa son los heridos y los actos vandálicos de los descerebrados de siempre.

Diréis que escribo desde la euforia más desatada, y probablemente sea cierto, aunque he dejado pasar unos días para tranquilizar los ánimos y asentar el poco juicio que me resta, cosa que es difícil, porque Nadal se sumó ayer a la fiesta al ganar en Wimbledon. Lo que nos faltaba.

Pero no se trata sólo del deporte, España está de moda en muchos otros ámbitos, como el de una gastronomía más moderna, que conserva los buenos ingredientes de siempre, pero que empieza a ser reconocida a nivel mundial. Arquitectos cuyas obras pueden encontrarse desde Nueva York a Shanghai, pasando por Venecia y por nuestras propias ciudades. Un idioma en pleno auge, que se estudia y se habla en el resto de Europa, en Brasil y Estados Unidos, por poner los ejemplos más significativos. Puede que el inglés sea el idioma de los negocios y la tecnología, pero el español es la lengua de la cultura y el ocio, con un crecimiento sin precedentes.

Algunos se empeñan en seguir viéndonos como un país barato en el que vivir jubilados, o, lo que es aún peor, como un paraíso con sol, cerveza y playa. Yo prefiero fijarme en cómo ha avanzado nuestra sociedad en los últimos años. El sábado estuve con una chica que habla cuatro idiomas con fluidez y que se defiende en otros tres. Alguien que ha vivido fuera de España y que suma su experiencia a la de otros muchos. No son tantos los extranjeros que pueden presumir de algo así.

Trabajo cada día con anglosajones de tres continentes, con alemanes y gente de otras nacionales más exóticas. Para ellos es extraño que un grupo de españoles compre sus empresas y tome decisiones, pero es la realidad que poco a poco se va imponiendo. No tenemos nada que enviarles.

No somos peores, ni mucho menos. Sólo tenemos que creérnoslo, igual que en el fútbol y desterrar tópicos y complejos de una vez por todas. Y luchar, claro, porque mantenerse en la élite no es fácil. Requiere mucho esfuerzo, pero la recompensa merece la pena.

Es nuestro momento.