lunes, 25 de mayo de 2020

Borough Market


Mi primera toma de contacto con Londres – y con el Reino Unido – fue en diciembre de 1995 y desde entonces he vuelto en muchas ocasiones, bien por trabajo, bien para pasar unos días. Solo fallé en el 2014, pero ahora procuro ir al menos un fin de semana al año, aprovechando que Zúrich y Londres están muy bien conectadas.




Pero en 2020, por razones obvias, he tenido que posponer mi visita, y mucho me temo que no podré ir a la que es una de mis ciudades preferidas.




Ha pasado mucho tiempo desde que aquella revisora, en el tren desde el aeropuerto de Gatwick al centro de la ciudad, me interpelara. Lo primero que escuché fue un guanguei que echó por tierra varios años de academias de inglés en España. Resulta que ese idioma al que tanto tiempo has dedicado no tiene nada que ver con el que la gente habla en la calle. Por supuesto, lo que quería decirme la señora era si quería un billete de ida.





Fue mucho después, hace relativamente pocos años cuando un amigo me recomendó Borough Market, un mercado en el que lo mismo se venden verduras, queso, frutas, ostras o chocolate. Abundan los puestos de exquisiteces, y en una cantidad creciente de ellos se puede comprar comida para llevar o para consumir allí mismo. Hay incluso algún rincón español en que cortan a mano el jamón.







Pero mi favorito es este puesto de hamburguesas, tan famoso que a veces la cola de gente le da toda la vuelta. Antes costaban cinco libras, precio que subieron luego a siete. Es muy probable que en cuanto pueda, vuelva por allí.




Pero conviene darse una vuelta e investigar el resto de puestos con comida. Como veis, aquí la bandera nacional no molesta a nadie y la muestran sin complejos.






Si la carne nos da sed, siempre podemos degustar un par de pintas en alguno de los pubs que hay cerca. Estamos en Southwark, no muy lejos del puente de Londres, en la ribera sur del Támesis y puede que alguno de vosotros recordéis el atentado que sacudió la zona en 2017. Varias personas fueron apuñaladas, entre ellas un español que falleció mientras se defendía con su monopatín. Siempre impresiona más cuando se trata de un lugar que solemos visitar.



Borough Market es un buen sitio donde comer algo rápido y barato mientras hacemos un descanso. Porque, no lo olvidemos, hay que continuar visitando una ciudad que no se termina nunca de conocer. Llevo yendo casi un cuarto de siglo y siempre descubro sitios nuevos.

martes, 12 de mayo de 2020

Primavera en Zug


En Suiza se tomaron medidas contra el Covid-19 bastante pronto, debido sobre todo a los 65.000 italianos que cruzaban a diario la frontera para trabajar en Ticino. Enseguida, los principales focos, exceptuando Zúrich, se localizaron en las fronteras, en las ciudades de Ginebra y Basilea.






Pero no fueron medidas drásticas y se limitaron a cerrar comercios y a sugerir el teletrabajo, evitando en la medida de lo posible el uso del transporte público. No solo han permitido que salgamos, sino que el Gobierno Federal nos incitaba a pasear y hacer deporte, consciente quizás de que los suizos actuarían de forma responsable.




De hecho, hay de todo, y a veces se juntan demasiados niños con sus padres en el parque, pero en general la gente permanece en sus casas y aquí en Zug las calles están vacías. El chiste del momento es que los suizos, para respetar los dos metros de separación, tienen que acercarse.





Yo he salido lo menos posible, una vez al supermercado y un par de paseos a la semana, aprovechando esta primavera tan soleada que estamos teniendo. Siempre a pie, evitando el centro de la ciudad y las calles más grandes, pero es que esto es un pueblo y la mayoría de los expatriados se han marchado a pasar la cuarentena en sus países de origen. Con una población de 126.000 habitantes en el cantón, en el momento de escribir esto tenemos 192 casos totales, 41 activos, 143 curados, y 8 fallecidos.





Fui a ver los cerezos, pero el mejor momento de la floración había pasado.







En cambio, pude apreciar cómo, semana a semana, mi roble se iba llenando de hojas.




Después de un mes sin lluvia, algo tan inusual que las autoridades empezaban a preocuparse por lo que ellos denominan una pertinaz sequía, tuvimos varios días seguidos con agua. La carretera que lleva a Arth discurre paralela al lago, con una gran acera que estaba desierta. Las nubes, amenazantes como matones de barrio, daban al lago un aire un tanto siniestro y el sol hizo un intento que solo duró un par de minutos. Un poco más adelante, descubro que han repuesto los bancos. El Pilatus, casi libre de nieve, nos anuncia que el verano se acerca.




Otro fin de semana, más soleado, recorro la orilla norte del lago, pero no me alejo mucho, porque en cuanto avance la mañana esto se va a llenar de familias y quiero evitar riesgos. Yo voy más temprano, y regreso cuando ellos llegan. Las fotos son las mismas de siempre, pero no puedo resistirme a volver a hacerlas.



El otoño es muy fotogénico, pero en esta época del año los árboles estrenan hojas nuevas, de un verde intenso.