lunes, 26 de febrero de 2018

Bellinzona II

En una entrada anterior, os contaba la excursión que hicimos a Bellinzona en julio del año pasado, amenazando con dedicar más tiempo a estos monumentos, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde el año 2000. Hoy nos centramos en los dos primeros castillos.

Al de Montebello, accedimos después de una pequeña subida, corta pero empinada. 



Desde arriba vemos la ciudad de Bellinzona, así como las murallas que conectan los castillos, con sus puertas de acceso. Ahora están rodeadas de viñedos que aprovechan hasta el último rayo de sol. A lo lejos, queda la fortaleza de Castel Grande.




A lo largo de la historia, el castillo de Montebello también ha sido conocido como el Pequeño, el de En medio, el castillo de Schwyz (uno de los cantones fundacionales de Suiza) o el castillo de San Martín. Asimismo, ha sido restaurado en numerosas ocasiones.

A finales del siglo XV, el antiguo castillo de los siglos XIII y XIV fue transformado en la fortificación que vemos hoy día, pero luego cayó en el olvido y el abandono, hasta que los trabajos llevados a cabo a principios del XX le devolvieron el lustre.

En el edificio actual se observan tres momentos constructivos diferentes que incluyen dos murallas que circundan el núcleo central, mientras que las numerosas ventanas sugieren que el castillo original fue alterado para darle otros usos menos militares.



La pequeña capilla, dedicada a san Martín, es uno de los pocos edificios que quedan de la época en la que los tres cantones suizos gobernaban el territorio.


Dentro del castillo podemos ver el museo arqueológico, en el que se exponen algunos objetos procedentes de enterramientos de la Edad del Bronce, cerámicas, una colección de armas y algunos dibujos de artistas del Tesino mucho más recientes.

Al estar situado en una colina, el acceso es relativamente sencillo desde todos los ángulos. Por este motivo, se excavó un foso que protegiera a sus defensores en caso de ataque. En la parte este del castillo, un puente levadizo sirve para salvarlo.



Desde este lado es desde mejor se aprecia el castillo.




Después de tirar algunas fotos, lo dejamos atrás y seguimos ascendiendo, protegidos del calor por las sombras de algunos árboles. Vamos en busca de nuestro segundo objetivo: el castillo de Sasso Corbaro.



Este castillo, también llamado en su momento el de Unterwalden (otro de los cantones fundacionales suizos) o el de Santa Bárbara, se encuentra aislado del resto de fortificaciones y en una posición más elevada, como podemos comprobar en la siguiente foto.


A principios del siglo XV había ya una torre en lo alto de esta colina, pero los trabajos para ampliarla, convirtiéndola en el edificio que vemos hoy, no empezarían hasta 1478. En tiempos de paz, el castillo fue usado como prisión, pero pronto cayó en desuso, motivando su abandono y posterior decadencia.




En el interior, además de visitar exposiciones temporales, podemos ver su espartana decoración.


Nosotros, en cambio, tras dar un paseo por su camino de ronda, disfrutamos de una cerveza fresquita, tal y como os mostré en la otra entrada.




El castillo, desde el que se disfrutan espléndidas vistas, fue restaurado por Paola Piffaretti entre 1998 y 2006.





Hoy lo dejamos aquí, ya volveremos en otra ocasión para ver Castel Grande y alguna de las iglesias de Bellinzona.