miércoles, 30 de noviembre de 2011

India

Ya estoy de vuelta, después de una vacaciones que este año se hicieron esperar y que necesitaba más que nunca. Pocas horas antes de subirme al avión, con todo pagado y reservado, vivía al borde de la cancelación, en una semana estresante en el trabajo que fue la puntilla a un año cargado de tareas. Menos mal que todo quedó en un susto.


Han sido tres semanas intensas, un no parar quietos ni un momento, en las que hemos recorrido buena parte de Rajastán, Delhi, Agra y Benarés. Mi primer destino en Asia, un continente que se me había resistido hasta ahora y una inmersión en una cultura y una forma de vivir completamente distintas a la nuestra.




Me llevará meses organizar todas las fotos que me traigo, pero es que había mucho que ver: edificios enormes que apenas cabían en el encuadre, ciudades caóticas y ruidosas, atuendos inverosímiles y pequeños detalles que recompensaron nuestra constante curiosidad.



Lo único que no nos acompañó fue el aspecto humano. Con más de treinta países en mi haber, he de decir que los indios son los que peor me han tratado con diferencia. Salvo media docena de jóvenes educados que nos ayudaron desinteresadamente, el resto de los que nos hemos topado han sido serviles cuando había dinero de por medio, pero malencarados, pesados y bordes cuando no sencillamente estúpidos el resto del tiempo.

Mucho namasté por aquí y por allá, pero a la hora de la verdad te mienten constantemente. Te dicen que los monumentos están cerrados, o que el restaurante al que quieres ir ya no existe. Se olvidan del precio que acordaron para el tuc-tuc y te intentan cobrar más. Les dices veinte veces que no quieres un guía y no te dejan ni a sol ni a sombra. Se aprovechan de su ventaja con el idioma para colarse en las colas y un sinfín de cosas más que no cuento para no aburriros con mis quejas.

Así las cosas, no me extraña que necesiten varias vidas para alcanzar el cielo.



En fin, ya me he desahogado un poco. Subiré alguna foto conforme las vaya revisando, porque el viaje ha merecido mucho la pena y a mí me gusta quedarme con lo bueno. Las de hoy son una selección precipitada, ya habrá tiempo de ir subiendo alguna mejor.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Templo de Debod

Gran parte de la información proviene de la Wikipedia.

Años, han sido años los que he esperado para fotografiar este templo egipcio situado ahora en Madrid, y es que siempre dejamos para después aquello que tenemos más cerca.



Llegamos allí un poco antes del ocaso, plantamos el trípode en una esquina y nos entretuvimos durante un par de horas, observando cómo se iba oscureciendo el cielo. Poco a poco, la gente fue desapareciendo al mismo tiempo que descendía la temperatura.


Cuando Egipto decidió construir la presa de Asuán en los años sesenta se encontró con que muchos templos iban a quedar cubiertos por las aguas. Las autoridades de aquél país hicieron entonces a través de la UNESCO un llamamiento a la comunidad internacional para salvar los más importantes. He sobrevolado la presa y parece un inmenso mar en medio del desierto.


Si hoy en día podemos disfrutar de Abu Simbel y de muchos otros templos nubios es gracias a la ayuda prestada por España a través del Comité Español, presidido por el profesor y arqueólogo Martín Almagro Basch.


En agradecimiento por la ayuda recibida, Egipto donó cuatro templos a otras tantas naciones colaboradoras: Dendur a Estados Unidos, del que algún día subiré alguna foto, Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España.

Este templo tiene una antigüedad de unos 2200 años. Su núcleo más antiguo fue erigido bajo el faraón Ptolomeo IV y fue decorado posteriormente por el rey nubio Adjalamani de Meroe hace el 200 a.C. Está dedicado a Amón y a Isis, y posee importantes añadidos de época ptolemaica y romano imperial (del siglo I a.C al II d.C).



Su traslado a España se hizo en el buque Benisa hasta Valencia y luego en camión hasta su emplazamiento actual. Para entonces, se había perdido la referencia de más de cien bloques de piedra, y sólo se disponía de un plano y algunas fotos, así que su reconstrucción fue lenta y dificultosa, demorándose un par de años. La orientación original fue conservada.

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Quedan apenas unos días y aún no sé si podré irme de vacaciones, pero espero estar fuera casi todo el mes de noviembre.

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