Está visto que este año es el de los sueños milagros cumplidos, porque cuando ya desesperaba de conseguir el título de buceo llegó un amigo y me sacó del marasmo. Qué queréis, me daba pereza hacerlo solo y a la mayoría de mis amigos les daba miedo; algo comprensible cuando no se conocen las cosas. Ocurren accidentes, es cierto, pero si se va con cuidado no tiene por qué pasar nada grave.

Ya tengo el carnet desde el lunes, después de haber recordado las nociones más elementales de mis clases de física durante un fin de semana intenso, con varias horas de vídeo, dos inmersiones en la piscina y un examen. Preguntadme lo que queráis sobre flotabilidad, especialmente antes de que me olvide.
El último fin de semana lo pasamos en La Manga, en el sur de España, donde hicimos cuatro inmersiones bastante facilitas, pero agotadoras. Hacía tiempo que no dormía tan bien. Sobre todo, porque la mayoría de los alumnos eran unos pipiolos de veintitantos años y uno ya está mayor para según qué cosas. Me costó mucho compensar el oído derecho, así que tengo que bajar muy, muy despacio.
El último fin de semana lo pasamos en La Manga, en el sur de España, donde hicimos cuatro inmersiones bastante facilitas, pero agotadoras. Hacía tiempo que no dormía tan bien. Sobre todo, porque la mayoría de los alumnos eran unos pipiolos de veintitantos años y uno ya está mayor para según qué cosas. Me costó mucho compensar el oído derecho, así que tengo que bajar muy, muy despacio.

Nada más empezar me las tuve que ver con una colonia de mejillones residentes, bastante agresivos, que habían tomado como hogar el cabo por el que debíamos bajar nosotros. Parece que mi toma al asalto no les gustó del todo, porque se defendieron con uñas y, sobre todo, dientes, arrancándome varios trozos de carne, heridas que enseñaré a mis nietos y de las que estoy tremendamente orgulloso.

Ahora sólo queda hacer más inmersiones, coger algo de práctica y disfrutar a tope de los fondos marinos, porque la experiencia vale la pena y no se parece en nada a mirar peces en un acuario, por muy bueno que éste sea. Ya veis que Tawaki se moja.

No me quiero olvidar de aquellos que nos ayudaron y que con su saber hacer nos lo pusieron todo mucho más fácil. Muchas gracias, lo pasamos muy bien.

Y animar a los que aún tenéis dudas; respirar es muy fácil, intuitivo, diría yo, y la sensación de ingravidez es una gozada. Tampoco se bajan tantos metros. Además, en Madrid, el bautismo vale 20 euros y como te pones todo el equipo, es fácil descubrir si te sientes a gusto con él. eso sí, hacedlo con una empresa de garantías.