lunes, 15 de febrero de 2010

Calentamiento global en NZ

Si no te gusta el resultado o no coincide con tu teoría, siempre puedes cambiar los datos.

Eso es lo que parece haber hecho el Instituto Nacional de Nueva Zelanda para la Investigación del Agua y de la atmósfera.

Como bien dicen en esta página que me ha enviado un amigo, por fin se demuestra que la mano del hombre se esconde tras el progresivo calentamiento global del planeta. Solo que no de la forma en que todos esperábamos. Es una mano que manipula los datos a su conveniencia.

En el primer gráfico, publicado por el instituto en cuestión, podemos ver la evolución de las temperaturas en los últimos 160 años. La línea recta en negro, con una clara pendiente positiva, muestra la tendencia al alza de las temperaturas. Una tendencia bastante acusada, por cierto.


En cambio, este segundo gráfico fue elaborado utilizando las mediciones reales de temperatura de las mismas estaciones, solo que sin manipular. La diferencia es más que significativa, ¿no os parece?


Nada más lejos de mi intención negar la influencia del hombre en el calentamiento global. Eso es indiscutible, pero lo que me cabrea es que nos manipulen de esta manera tan flagrante. Vemos algo en la tele y ya nos lo creemos, sin pararnos a analizar los intereses ocultos que hay detrás de la des-información.


Este tipo de actuaciones son más habituales de lo que pensamos, y es por eso por lo que no veo un telediario desde hace años. Tampoco presto demasiada atención a las noticias de la radio o de los periódicos. Es curioso, pero los que más se extrañan de mi actitud suelen ser también los más crédulos.

El otro día, un amigo me comentó que leía varios periódicos porque temía encerrarse demasiado en sí mismo, perder contacto con la realidad y deshumanizarse ante catástrofes como la reciente de Haití.

En mi opinión, lo uno no quita lo otro. Se puede seguir siendo sensible a las desgracias ajenas, sin que por eso hayamos de rendirnos ante los intereses creados. Prefiero pensar por mí mismo, asumiendo el riesgo de equivocarme, antes que dejarme manipular. Sé que no lo consigo del todo, pero al menos me resisto todo lo que puedo.