domingo, 1 de septiembre de 2019

Islandia I

Con una temperatura que solo en contadas ocasiones sobrepasó los diez grados durante nuestra visita, y con una sensación térmica aún menor debida a los fuertes vientos, no es de extrañar que Islandia esté supeditada a un clima que los que hemos nacido en países más cálidos solo podemos calificar de adverso. Ha sido, con mucho, el mes de julio más frío de mi vida.




Puede que a los vikingos que la descubrieron les pareciese un jardín de las delicias, pero nosotros pasamos frío a pesar de abrigarnos con varias capas de ropa. Los edificios son más prácticos que bonitos, mientras la población, escasa, se concentra en los alrededores de la capital como quien se arrima a un brasero.




El paisaje es en ocasiones desolado, con pocos bosques pero con cráteres y campos de lava omnipresentes, fiordos infinitos de un azul intenso y nubes agazapadas en las montañas. Las carreteras andan huérfanas de un arcén en el que detenerse para hacer fotos y lo mismo atraviesan la planicie como un cuchillo, que se vuelven caprichosas para adaptarse a una costa serpenteante de suaves colinas y acantilados de vértigo.









Esa ha sido quizás la mayor de mis frustraciones, el no poder parar donde y cuando quería, porque quien diseñó las áreas de descanso no pensó ni en los turistas ni en los fotógrafos. Esa y los cielos nublados que nos acompañaron durante buena parte de nuestro viaje, matando luces y sombras, desvaneciendo los colores. Al menos, la lluvia nos respetó, y solo apareció mientras conducíamos, como si pudiéramos activarla a voluntad con un botón oculto.




Camas sorprendentemente estrechas y precios muy altos sirven para poner fin al apartado de quejas, porque el resto es sencillamente espectacular. Islandia me recuerda mucho a esa Suiza en la que vivo, un país que cambia radicalmente cuando sale el sol y sube el mercurio.




Francamente, no sé cómo se las apañan los que dan la vuelta a la isla en una semana. Nosotros hemos estado dos y siempre nos faltaba tiempo, hasta el punto de que nos hemos dejado demasiadas cosas en el tintero. El listado de maravillas naturales es muy extenso, pero es que detrás de cada curva te espera un fiordo nuevo. Todos iguales, todos diferentes. Y nosotros somos de parar a menudo. La red de senderos es, también, inabarcable.




Los primeros días estuvieron marcados por una mayor afluencia de turistas, ya que muchos se limitan al Círculo Dorado, en torno a Reikiavik. Pero en general, los espacios son tan grandes que unos y otros nos dispersábamos, y la masificación es soportable. Tanto más cuando sabes que en la parte más oriental no hay casi nadie.




Algún turista cafre y vulgar hemos encontrado, porque esa plaga lo invade todo y se hace notar, pero la mayoría era gente educada, amante de la naturaleza, que, como nosotros, recorría la isla en un vehículo alquilado, en silencio y en calma.


Desdeñamos la famosa Laguna Azul, pero nos hicimos islandeses por unos minutos en otra zona del país, disfrutando de unas piscinas termales en las que el agua caliente es una bendición. Están por todas partes y merecen mucho la pena.


Me ha quedado una entrada muy negativa, porque no quería soslayar cosas que no me han convencido, pero que nadie se lleve una mala impresión; es un lugar precioso que merece una visita pausada. Dentro de unos días os doy cuenta de todo lo bueno que podemos encontrar en el país más occidental de Europa (con permiso de las Azores portuguesas).

14 comentarios:

Mari-Pi-R dijo...

Lo que se hace más duro de ver es lo bonito, precioso recorrido por lugares que nunca voy a visitar, una feliz semana.

Alí Reyes dijo...

Contigo puedo viajar a donde no puedo ir...Gracias hermano
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cuando mudaste a tu segundo blog, traté de comentar allá (comentario larguísimo de tres partes) y la plataforma no me lo aceptó...Ojalá que acá no pase. Por cierto, vi muchos blogueros que te comentaban pero a ninguno lo había visto antes, solo a Mari Pi. Y la prueba está en que ninguno de ellos lo veo todavía por acá sino solo a ella ¿?...Cosas que pasan y que por no ser técnicos ignoramos

unjubilado dijo...

Las fotos como siempre preciosas, pero eso del frío... Este verano en un pueblecito de la provincia de Segovia, en mitad de los campos de Castilla, he pasado mucho, pero que mucho frío.
En Zaragoza rondábamos los 40 grados de temperatura, y al hacer la maleta pensé en pantalón corto, otro largo por si salíamos a cenar a Segovia, un par de camisas de manga corta, un par de polos, pero se me olvidó totalmente una prenda de abrigo, así que cuando por las mañanas estábamos a 10 grados y a las siete de la tarde la temperatura bajaba a 17, el frío era de órdago, me tuvieron que dejar prestada una prenda de abrigo para los cinco o seis días que íbamos a estar allí.

Senior Citizen dijo...

Con gusto te hubiera cambiado tu mes de Julio por el mío. Que bonito todo... y que fresquito. La envidia me corroe cuando alguien dice que ha pasado frío en verano.

Contadora de Libros. dijo...

Rezuman tus palabras y tus fotos, cierta aversión.
Es curioso cómo dos personas que visitan el mismo país, prácticamente al mismo tiempo y en las mismas condiciones, pueden contarte cosas muy diferentes de lo que vieron y de cómo lo percibieron.
Espero que al final la balanza de este viaje haya sido, para ti, más positivo que negativo.

Una mirada... dijo...

Esos escalofríos que te recorrieron a ti en julio te los hubiera tomado prestados con todas las consecuencias.
Y qué bendito paisaje cambiante, con esas aguas termales que invitan a sumergirse y a dejar planear los pensamientos entre vapores. Ahí que me voy, adherido a tus fotos.

Tawaki dijo...

Mari-Pi-R, nunca digas nunca jamás, como en la película de James Bond. Al menos, supongo que es mejor verlo aunque sea en la distancia.

Alí Reyes, confío en que todo vuelva a la normalidad en Venezuela muy pronto. No me llegaron tus otros comentarios, pero como ves, por aquí siguen estando los de siempre. Quizás, al ser verano, alguien quedó rezagado. En tu blog te di más explicaciones que espero que te ayuden.

Un jubilado, una amiga se presentó en bikini por esa zona porque era julio y casi coge una pulmonía. Es curioso cómo varían las temperaturas en España de un lugar a otro. Lo bueno del frío es que basta con abrigarse.

Senior Citizen, pues ya sabes, billete de avión y mantita... Es que en el interior de Andalucía no hay quien pare en verano.

Contadora de Libros, creo que la mayoría de las personas se fijan solo en lo bueno, mientras que yo soy más crítico, al tiempo que intento ser objetivo. En Islandia lo pasamos estupendamente, y vimos lugares preciosos, pero también hubo cosas que no me gustaron. Como digo en la entrada, me quedó muy negativa, pero la segunda parte nos trae aspectos más positivos.

Una mirada, no habría estado mal transferir algo de temperatura, porque allí arriba, con el viento, la verdad es que hacía demasiado fresco, más del que esperábamos. Eso sí, entrar en las piscinas de agua caliente, después de haber admirado el paisaje era algo que no tenía precio.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

RosaMaría dijo...

Me pareció un paseo hermoso y las fotos estupendas, solo que no estuve allí personalmente pero lo describes tan bien que me encantó. Las fotos, repito, maravillosas. Beso y gracias.

nella dijo...

Un paisaje soñadooo que mengua las quejas :)
Nunca he estado en Islandia, pero ver las fotos de sus paisajes es puro deleite. Su vastedad, su aire, sus aguas cristalinas, su verde. Me encanta; de encanto de hadas :)
Abrazote

Tawaki dijo...

Rosa María, es un país muy fotogénico, especialmente cuando sale el sol, porque hay maravillas naturales allá donde mires.

Nella, y que lo digas. Lo de las quejas forma parte de mi forma de ser, pero quedan eclipsadas por todo lo demás. Es un lugar maravilloso que merece la pena ser recorrido con calma.

Muchas gracias a las dos por vuestros comentarios.

RosaMaría dijo...

Otra vez volví por aquí, pensé que me había perdido más, siempre queremos más. Ya tendrías que escribir un libro con tus relatos cálidos, críticos, deslumbrantes y todo lo que abarca un buen relato frente a la belleza y la realidad. Te dejo un abrazo.

Tawaki dijo...

Rosa María, no te preocupes que habrá más. Ya estoy preparando más entradas que iré publicando a lo largo de los años, a mi ritmo habitual, y creo que nos queda Islandia para rato. Te agradezco que pienses que pueda escribir un libro, pero eso requiere de talento y tiempo, y ando escaso de ambos, por eso me conformo con los blogs como sucedáneo. Un abrazo.

alfonso dijo...

·.
Siempre he tenido idealizada a Islandia. La verdad es que tu 'negativa' visión no lo debe ser tanto. Es simplemente la realidad, realidad a la que hay que adaptarse cuando se ejerce el difícil oficio de 'turista' que no viajero. Tus foto hacen justicia y seguramente tendrás una extraordinaria colección... que esperamos.
Un abrazo Javier.


LMA · & · CR

Tawaki dijo...

Alfonso, Islandia es un país espectacular. Si has leído mis otras entradas sobre el viaje, habrás notado que lejos de tener una opinión negativa lo pasamos en grande. Pero me gusta contar las cosas tal cual son, y en esta entrada incido en lo que menos me gustó de la isla. Para mí no tiene sentido eso de estar siempre bien o de que todo sea siempre bonito o maravilloso. La vida es más complicada, y a mí me gusta analizarla desde todos los ángulos. Un abrazo.