domingo, 12 de enero de 2020

Un asunto de familia, la verdad y otras cosas

Lo que sigue a esta introducción fue escrito hace más de un año y se quedó en el limbo, pero la vida te da a menudo segundas oportunidades. Sin pretenderlo, la última película que he visto en 2019 ha sido La verdad, de Hirokazu Koreeda, excusa que me permite rescatar aquello que ya daba por perdido.

Es La verdad una de esas películas que tiene más trasfondo del que parece, porque en ella se mezclan la realidad y la ficción hasta el punto de que no sabemos cuándo los personajes son ellos mismos o cuándo están actuando. Y, como se dice en algún momento, tampoco podemos fiarnos de una memoria que, a veces, nos engaña.

La familia que nos presenta es bien distinta a la que protagonizaba el filme de 2018. Se trata ahora de un duelo interpretativo entre Catherine Deneuve y Juliette Binoche (ni que decir tiene que la segunda de ellas está mucho mejor) acompañadas por la niña Clémentine Grenier. Las verdaderas protagonistas de la historia son las mujeres, pero, y ahí está el mérito, de una forma de lo más natural, lo cual se agradece.

Lo curioso es que (raro en mí) entré en el cine sin comprobar quién era el director. Al salir pensé que ya tenía entrada para el blog.

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Como sabéis, vivo en Suiza, lo que convierte la época navideña en un reencuentro con familiares y amigos muy esperado. Aprovecho, sin embargo, para hacer también otras cosas, como por ejemplo ir al cine, algo que ya os comenté en la entrada de Cold War.

La Navidad suele ser, para la mayoría de las personas, un momento festivo, y, quizás por ello destacan más los acontecimientos tristes. Parece que estén fuera de lugar, pero no por ello dejan de existir.

Lo digo porque se me juntaron un par de lecturas muy deprimentes, ambas relacionadas con mi viaje a Camboya. Sobreviviente es la historia de Chum Mey, uno de los pocos que salieron vivos del centro de torturas de Tuol Sleng. La calidad literaria del libro es nula, y la traducción al español es tan penosa que a veces ni se entiende lo que quiere decir, pero en este caso, el relato de los acontecimientos es lo más importante. Supongo que algún día os hablaré de ello con más detalle, cuando prepare una entrada sobre el S-21, pero es algo que llevará tiempo. Ya conocéis el ritmo al que publico.


El segundo libro, First They Killed My Father, lo leí en inglés. Ha sido traducido como Se lo llevaron: recuerdos de una niña de Camboya y se hizo famoso cuando Angelina Jolie hizo una película del mismo título, film que aún tengo pendiente, por cierto. En este caso, Loung Ung, otra superviviente de los campos de trabajo de los jemeres rojos, nos cuenta en primera persona sus vivencias entre 1975 y 1980. Sus padres y dos de sus hermanos no llegaron a ver el final de la terrible dictadura.


A estas deprimentes lecturas se unió la película Un asunto de familia (Japón, 2018) de Hirokazu Koreeda que no os pienso destripar, por lo que me limitaré a comentar que tiene uno de los finales más duros que he visto en mi vida. Cierto es que está abierto a diversas interpretaciones, pero para mí está muy claro.


Sinopsis copiada de Filmaffinity: Osamu y su hijo se encuentran con una niña en mitad de un frío glacial. Al principio, y después de ser reacia a albergar a la niña, la esposa de Osamu aceptará cuidarla cuando se entere de las dificultades que afronta. Aunque la familia es pobre y apenas gana suficiente dinero para sobrevivir a través de pequeños delitos, parecen vivir felices juntos, hasta que un accidente imprevisto revela secretos ocultos, poniendo a prueba los lazos que les unen.

Es un resumen bastante tramposo, pero no quiero hacer spoilers. Eso sí, cuando salí del cine, sentía que me había dejado el alma dentro, porque no hay nada peor que saber que la realidad supera a menudo a la ficción.

Soy optimista por naturaleza, y por eso puedo afrontar estas verdades tan duras que otros prefieren obviar. Pienso que mirar hacia otro lado no hace que desaparezcan; antes bien, hay que afrontarlas y buscarles solución, más si cabe cuando las víctimas son niños.

11 comentarios:

Alí Reyes dijo...

Si. Recuerdo muy bien tu viaje a Camboya. En lo particular estuve toda tu narración pues lo que pasó en Camboya es lo mismo que estamos viviendo en Venezuela pero potenciado a la cuarta potencia y en menos tiempo.
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Recuerdo también que te envié mi manuscrito de un relato camboyano titulado EL PAÍS SIN NOMBRE...que por lo visto, no has leído aun. Si se te traspapeló, te lo puedo volver a enviar

Una mirada... dijo...

Las fechas navideñas enlazan con ese punto de tristeza, esa añoranza que deriva, no de la Navidad en sí, sino de la costumbre de hacer de ella momento de encuentro familiar por excelencia. Conforme pasan los años van desapareciendo de esas reuniones anuales personas entrañables, amadas, fundamentales, que ya no ocupan su puesto en la mesa, en el sillón, que ya no están ahí para compartir, escuchar, abrazar... Surge una catarata de recuerdos de esas presencias que ya no tienen consistencia física pero siguen en la memoria.

Tomo nota de las producciones que citas; algunas no me son desconocidas. Gracias.

alfonso dijo...

.
Todo me ha resultado muy interesante, como para tomar nota. Desde luego, el final es una clara invitación a ver la película, por lo que se agradece mucho que no haya un spoiler, vamos, una revelación o anticipación.
Estaré al tanto.
Un abrazo

LMA · & · CR

unjubilado dijo...

En la actualidad la época navideña me llena de añoranza y prefiero que pase pronto, antes nos reuníamos familiares, amigos y vecinos y ahora cada vez somos menos y no nos juntamos, por ello prefiero pasarla de puntillas.

RosaMaría dijo...

Parece que todo se repite. No hay lugar donde no haya habido historias infames, sobrevivientes u otros. Tomé nota de las dos películas que espero encontrar por aquí. Un abrazo y gracias por esta entrada tan interesante.

Tawaki dijo...

Alí Reyes, recuerdo que me lo comentaste, pero no me llegó nada. En cualquier caso, si vieras la lista de libros pendientes que tengo te llevarías las manos a la cabeza. De momento no pretendo añadir más hasta que haya bajado siquiera un poco. Ojalá que la situación en Venezuela se resuelva pronto y puedas regresar.

Una mirada, no me gusta repetirme tan a menudo, pero Camboya me impactó por su pobreza, y el año pasado aún la tenía muy presente. Mi Navidad empieza a estar plagada de sillas vacías, pero por mi forma de ser, pienso más en los que están que en los que faltan. Imagino que eso irá cambiando según vaya cumpliendo años.

Alfonso, amo el cine, y lo último que se me ocurriría es hacer un spoiler. Es una película, además, que conviene ver sabiendo lo menos posible. Ya me dirás si el final te inspira lo mismo que a mí.

Un jubilado, como le decía a Una mirada, de momento sobrevivo a las ausencias. Soy muy optimista, pero no sé cómo me sentiré según vaya cumpliendo años. Confío en seguir juntándonos, al menos con los que viven en Madrid.

Rosa María, todo se repite continuamente. Cuando pensamos que hemos superado el horror y que hemos avanzado descubrimos que seguimos haciendo las mismas cosas en otro lugar, con otras gentes. Intento aportar mi granito de arena para que entre todo pongamos freno a tanta maldad. Las películas, siendo de dos familias, no pueden ser más diferentes. La asiática es un directo al hígado, la francesa engaña, porque mientras la veía me pareció una tontada. Fue luego, al salir del cine, cuando empecé a reflexionar sobre todo lo que nos cuenta.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Senior Citizen dijo...

Yo hace tiempo que rehúyo las lecturas y las peliculas deprimentes, pues bastante deprimente es ya la vida...

Senior Citizen dijo...

Yo hace tiempo que rehúyo las lecturas y las peliculas deprimentes, pues bastante deprimente es ya la vida...

Tawaki dijo...

Senior Citizen, la vida es como nos la tomamos, y nos da suficientes motivos para que sea cruel y amarga, pero también para que se muestre inocente y maravillosa. Si solo esperamos lo mejor nos sentiremos decepcionados, pero si estamos bien dispuestos podremos disfrutarla en su plenitud. No creo que el optimismo se pueda inculcar. Debe ser algo que venga de serie, lo que es una lástima. Ojalá fuera tan fácil que pudiera convencerte.

Contadora de Libros. dijo...

Las lecturas y el cine no saben de épocas de año.
Un buen libro es el que nos hace sentir a poco que el lector sea receptivo. Hay lecturas que te calan hondo cuando, de tan reales y duras, te pellizcan el alma.
Lo mismo sucede con el cine. Son las mismas emociones pero transmitidas de otra manera.
De todo lo que nos traes hoy, solo reconozco "un asunto de familia". Una cinta muy, muy, dura .

Tawaki dijo...

Contadora de Libros, son lecturas muy relacionadas con el país que visitaba en ese momento. Todavía me queda otro libro sobre Camboya, pero está en inglés y tiene pinta de ser denso. Será cuestión de cogerlo en el momento adecuado. La película de La verdad es mucho más amable que la otra, que, como digo, tiene uno de los finales más duros que he visto nunca. La película francesa me pareció para pasar el rato, pero en los días posteriores a haberla visto me hizo reflexionar y me di cuenta de su verdadera profundidad.