Woody Allen ha vuelto, por fin ha resucitado, echando a volar desde ese abismo infinito que supuso Vicky Cristina Barcelona, un magnífico documental sobre Barcelona, pero una película digna de todos los ratzzies del mundo. Alguien debería haberle dicho que, salvo honrosas y contadas excepciones, la voz en off murió en tiempos de Sam Spade.

Ya me había decepcionado bastante en Scoop y en El sueño de Cassandra, dos refritos mal disimulados de su filmografía anterior. Una cosa es que abunde en sus obsesiones de siempre, y otra copiarse a sí mismo. De hecho, llegué a pensar que me había vuelto paramnésico perdido. Woody, por favor, quédate al otro lado del Atlántico, en tu Nueva York de siempre, que Europa no te sienta nada bien.
En Si la cosa funciona (Whatever Works) recuperamos al director de siempre, ese cine tranquilo y reposado que amas o que odias a muerte. Al pincipio de la película, asaltado de improviso por la voz pomposa y estridente de su alter ego, pensé que había vuelto a equivocarme, pero enseguida captó toda mi atención y me hundí en la butaca presto a devorar líneas de diálogo vivaz, ingenioso e inteligente.
Son los personajes y sus historias los que aparecen en la pantalla, sin tener que recurrir, como hacen otros, a extraños movimientos de cámara ni a un montaje propio de un demente. Sencillo pero efectivo. Prefiero no contar nada más de la película; el que quiera que vaya a verla. A mí me ha gustado.
En Si la cosa funciona (Whatever Works) recuperamos al director de siempre, ese cine tranquilo y reposado que amas o que odias a muerte. Al pincipio de la película, asaltado de improviso por la voz pomposa y estridente de su alter ego, pensé que había vuelto a equivocarme, pero enseguida captó toda mi atención y me hundí en la butaca presto a devorar líneas de diálogo vivaz, ingenioso e inteligente.
Son los personajes y sus historias los que aparecen en la pantalla, sin tener que recurrir, como hacen otros, a extraños movimientos de cámara ni a un montaje propio de un demente. Sencillo pero efectivo. Prefiero no contar nada más de la película; el que quiera que vaya a verla. A mí me ha gustado.