martes, 19 de febrero de 2019

Lisboa. Luces y sombras

Un amigo, enamorado de Lisboa, especialmente cuando la ciudad estaba vieja y descuidada, reniega ahora que se ha puesto de moda y aparece en todos los circuitos de las agencias de viaje. Entonces, hacía falta perderse por sus empinadas calles, conocer sus bares y restaurantes más recónditos, descubrir algún museo olvidado y polvoriento, para apreciar una capital que no mostraba su mejor versión al turista accidental, aquél que apenas pasaba unas horas en ella. Había que escarbar para encontrar el tesoro.


Ahora se nota que han invertido dinero. Le han hecho un lavado de cara y por fin la han puesto en el mapa, pero los que hemos asistido a este proceso año a año porque la visitábamos por trabajo, estamos un poco sorprendidos. En cierto modo añoramos esa adolescente feúcha y desgarbada a la que nadie prestaba atención y se quedaba sin bailar. Ahora se ha convertido en una mujer de bandera a la que sonríe el éxito y quizás sentimos celos de todos esos nuevos pretendientes que la rodean a todas horas. Ha dejado de ser nuestra.





En varias ocasiones os he hablado de ella, de mis visitas al Oceanario, de esos cafés que te incitan a la lectura o de la sorprendente arquitectura del Monasterio de los Jerónimos. Dentro de poco os llevaré a la fundación Calouste Gulbenkian en lo que es una muestra más de mi cariño por una ciudad que he ido descubriendo poco a poco.




Porque algo que no ha cambiado es la amabilidad y exquisita educación de nuestros vecinos portugueses, por mucho que se vayan apreciando ciertas prácticas asociadas con los lugares muy turísticos, como el hecho de que algunos taxistas te intenten timar. Mucho cuidado con bajar la guardia.




Hay luces, un clima privilegiado, mucha gente animando las calles, multitud de restaurantes nuevos en los que cada vez se come más variado y mejor, una oferta cultural que ha engordado, fachadas limpias y monumentos nuevos.




Pero también hay sombras, motivadas por un turismo que ha llegado de golpe, de improviso, pillando a esta ciudad con unas infraestructuras insuficientes y el paso cambiado. Los precios de los hoteles están por las nubes, pero lo peor son las interminables colas para ver cualquier cosa que aparezca en un folleto turístico.


Como de costumbre, todos los turistas van en tropel a los mismos sitios. Gente que no sabe ni quién ni por qué construyó la Torre de Belém o por qué hay un rinoceronte esculpido en una de sus esquinas, pero mata por hacerse un autorretrato frente a ella. Bueno, ya conocéis mi opinión sobre esa forma de viajar, pero cada uno es libre de vivir como quiera.


Nosotros estábamos de celebración, y lo pasamos en grande, que es lo que importa.


Dice mi amigo que se arrepiente de haberla recomendado tanto, y que se guardará muy mucho de dar a conocer el próximo lugar con encanto que descubra. Y en cierto modo estoy de acuerdo con él.

15 comentarios:

Mari-Pi-R dijo...

Otro buen paseo, estuve hace algunos años pero no lo suficiente tiempo para ver todo lo bueno.
Un abrazo.

RosaMaría dijo...

Cuánto me alegra lo que cuentas y más lo que fotografiaste tan bien. El turismo mueve más que el trabajo amigo, así que no me extraña que quieran mostrarse al mundo. Adoro Lisboa y todo Portugal con sus costas tan hermosas de punta a punta, la conozco por visitarla siempre. Todas mis visitas argentinas en España han pasado por allí pues las llevé encantada a conocer. Añoro y me felicito por haberlo hecho y podido disfrutar. Esto me hace pensar en los gustos de los que hablábamos en tu entrada anterior, en esos momentos hubo también personas a las que no les maravilló tanto como a mí, pasa con el cine, lectura y paseos... Me encanta lo que pusiste, qué fotos tan buenas. Gracias infinitas.

silvia de angelis dijo...

Stupende immagini, complimenti!
Un saluto,silvia

alfonso dijo...

·.
Seguro que cuando vuelva a Lisboa me encontraré con una algo extraña Lisboa, a juzgar por lo que nos cuentas, y por el mucho tiempo que ha pasada desde que estuve la última vez.
Siempre me pareció una ciudad encantadora, aunque en pugna con Oporto.
Gracias, tu mirada me anima a volver.
Un abrazo


LMA · & · CR

Tawaki dijo...

Mari-Pi-R, poco a poco van añadiendo más atracciones para el visitante. Se nota que están invirtiendo dinero y han remozado la ciudad. También se come mejor que antes. Lo malo es que se ha puesto de moda y se ha llenado de turistas sin que de momento parezca que puedan con tanta invasión.

Rosa María, Portugal necesita de unas divisas que de momento solo puede recibir por el turismo. La crisis les golpeó muy fuerte y ahora se van recuperando. Me caen bien y les deseo mucha suerte con los turistas. Tiene un país muy hermoso, una cultura ancestral y una educación exquisita.

Silvia de Angelis, me alegro de que te hayan gustado las fotos. Son solo una pequeña muestra de lo que ofrece esta bella ciudad.

Alfonso, encontrarás una ciudad más limpia, llena de restaurantes modernos que se suman a los tradicionales, con una vida nocturna favorecida por el buen clima. Es cuestión de esquivar los sitios más turísticos y de descubrir la verdadera esencia de esta ciudad que siempre miró al mar. Yo voy todos los años por motivos de trabajo y nunca me canso de apreciarla.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Una mirada... dijo...

Es cierto que hay lugares que, a fuerza de ser invadidos por el turismo, pierden esa sensación intimista y encantadora que acoge a quien vagabundea, observa y se deleita con esos pequeños tesoros que parecen estar ahí exclusivamente para ti -para él, para ella-... Pero todo sigue ahí, con el preceptivo lavado de cara; quizás ha perdido algo de ese plus pueblerino y simplón que nunca se espera encontrar en una capital de país, pero sigue siendo la manuelina Lisboa, la del puente revolucionario, la de las nasas y redes. Sigue ahí, debajo de los brillos y de la masa visitante que se recrea, empuja y se enreda en la noche.

Senior Citizen dijo...

Llegará un momento que, en ciertas ciudades, habrá que cobrar entrada como en un parque temático, si queremos conservarlas y si queremos vivir en ellas los que en ellas hemos nacido.

unjubilado dijo...

No volverás
Lisboa antigua y señorial
a ser morada feudal
a tu esplendor real.
Las fiestas y los lúcidos saraos
y serenatas al amanecer
ya nunca volverán.


La visité en septiembre de 2016 y me gustó.

Ligia dijo...

"Pasé" por ella hace tantísimos años que seguro que si fuera ahora no la reconocería. Es la contrapartida del turismo lo que cuentas, pero todos tenemos derecho a conocer nuevos lugares. Preciosas imágenes. Abrazos

Contadora de Libros. dijo...

Yo creo que eso sucede con muchos sitios. Tarde o temprano descubren el filón del turismo y todo parece adaptarse a él.
Pero sigo confiando en descubrir los lugares con la mirada que les vio nacer, entendiendo y respetando el paso del tiempo.
Sus gentes, su historia, sus costumbres, y la cara menos vista y popular porque suele ser la más genuina y auténtica.
Gracias por el paseo.

Tawaki dijo...

Una mirada, lo has descrito muy bien. Quizás estábamos muy mal acostumbrados y pensábamos que teníamos la ciudad para nosotros solos. También es cierto que todos nos estamos centrando en comentar lo negativo del exceso de turismo y nos estamos olvidando de las luces. Da gusto ver una Lisboa llena de vida.

Senior Citizen, ese momento ha llegado. En Venecia tuvieron que poner tornos para entrar, aunque creo que de momento no cobran. Y espera que vengan los chinos y los indios, que todavía no han aparecido por España, al menos no tanto como en otros países. Vas a flipar.

Un jubilado, y sigue estando preciosa, solo que con más gente. Como digo, por un lado es bueno verla tan animada, por otro es una tortura tener que esperar tanta colo. Menos mal que los sitios más turísticos ya los conozco. Puedo refugiarme en otros muchos.

Ligia, claro que todos tenemos derecho a viajar, eso no lo pongo en duda. Otra cosa es que las ciudades tengan o no dinero para adaptarse a la avalancha de gente y que ésta sea más o menos responsable. Estamos llegando a una situación en la que no se puede disfrutar de los sitios, y eso no me gusta.

Nélida G.A., cada vez con más sitios. Y en España, como le digo a Senior Citizen, tenemos la suerte de que chinos e Indios aparecen poco, pero es cuestión de tiempo. Entonces sí que nos vamos a enterar. Aún quedan lugares recónditos que disfrutar en soledad, pero como quieras ir a alguno de los icónicos prepárate para las hordas. En Lisboa sigue habiendo cafés en los que solo hay locales, pero si quieres subir al castillo o coger un tranvía de los antiguos ármate de paciencia.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Lola dijo...

Hola Javier. El turismo es fuente de divisas, y si es como el caso de Canarias, muchas veces su principal ingreso, comprendo que eso a veces es un inconveniente, tanto para el residente como para el visitante. Es cuestión de adaptarse y respetarse mutuamente. Perdona, estoy con el móvil y me resulta un poco complicado escribir aquí. Saludos.

Tawaki dijo...

Lola, nadie duda de las ventajas económicas del turismo, pero estamos viviendo un boom que no permite a las ciudades adaptarse a esas oleadas que invaden hoy día sus calles.Los lugares con encanto lo están perdiendo a base de una vulgarización sin precedentes que va en aumento. Puede que los que llegan tablet en mano disfruten de ello, pero hay otros a los que nos aterra. Un beso.

Giga dijo...

Estuve en Lisboa en 1998, fue una exposición de la Expo, también hubo un recorrido por la ciudad. Ciertamente, no había ciudades tan limpias como ahora. Había lugares donde había un olor desagradable del sistema de alcantarillado. Me gustó mucho. Saludos.

Tawaki dijo...

Giga, yo no fui a la Expo, pero si acudo todos los años, generalmente por motivo de trabajo, por lo que he vivido toda su evolución. Es una ciudad preciosa, con un clima espléndido y una gastronomía en alza. Muy recomendable. Gracias por dejar un comentario.