jueves, 20 de junio de 2024

Pfäffikersee

Suelo criticar esos algoritmos que pretenden escrudiñar nuestra vida hasta las últimas consecuencias, pero he de reconocer que a veces ayudan. Tal es el caso cuando Instagram, que me conoce ya mejor que yo mismo, me propone un centro de naturaleza que hay a media hora en tren desde Zúrich. Si además te encuentras con un inesperado fin de semana con sol y temperaturas agradables en medio de este clima adverso que pretende maniatarnos desde hace meses, entonces es la mayor de las maravillas.




El lago se encuentra en una llanura rodeada de montañas en el Oberland de Zúrich y se extiende de norte a sur a lo largo de 2.5 km. Su anchura es de 1.3 km y llega a los 36 metros de profundidad, aunque la media se queda en la mitad. Un corto paseo de diez minutos me hace atravesar el bonito casco histórico de Pfäffikon. Es sábado, y hay algunos puestos de comida en un pequeño pero agradable mercado.




Enseguida llego a la orilla del lago, muy cerca del centro de naturaleza, pero antes de entrar me doy una vuelta para ver si consigo ver aves que llevarme al objetivo. Por desgracia, hay demasiada gente y los animales han debido buscar sitios más tranquilos. Eso sí, esta cigüeña se puso a tiro.





Ya no emigran tanto a África porque en Europa disponen de más comida y desde 2016 las ayudan a nidificar en la zona. En 2023 se produjo un desastre cuando el viejo tronco que sostenía el nido, reblandecido por las lluvias, cedió bajo el peso de éste, por lo que se decidió construir unas plataformas metálicas. Pero las cigüeñas prefirieron usar la chimenea de una fábrica cercana y construyeron un nido en apenas tres semanas. Hubo que retirarles la recién construida casa, y esta vez sí que usaron las plataformas.





El centro natural es muy pequeño, pero su personal no puede ser más amable. Les dije que mi alemán es muy limitado y estuvimos charlando en inglés después de ver un precioso vídeo de un cuarto de hora. Como sospechaba, es difícil conjugar las necesidades de protección de la naturaleza con las de un área recreativa que se encuentra tan cerca de Zúrich.





Su objetivo es sensibilizar a los visitantes sobre los valores naturales como el paisaje, la flora y la fauna. A lo largo del año hay exposiciones, conferencias, talleres y excursiones. Cuenta con 75 voluntarios que se hacen cargo de las actividades y del mantenimiento del centro.





El lago se formó en el transcurso de la última glaciación, cuando el glaciar Linth dejó una cuenca demasiado profunda en el subsuelo de melaza, que se llenó de agua cuando el hielo se retiró hace unos 15.000 años. Quedan morrenas, pero son de escasa altura y, por lo tanto, difíciles de identificar.





Se sabe que la zona estaba habitada ya en el neolítico. El yacimiento mejor investigado es el Wetzikon-Robenhausen, que data del 9.000 a.C. Aquí vivían familias de unos 25 miembros en edificios de hasta 40 metros de largo. Alrededor del 4.000 s.C., las orillas ya estaban densamente pobladas. Como es obvio, la pesca representaba una parte muy importante de una dieta en la que se incluían cereales, guisantes y carne de cabra, cerdo y perro. El sílex, en cambio, provenía de Múnich, que dista unos 300 km.





Hay algunos hallazgos de la Edad del Bronce, pero están mal conservados. La bajada de temperaturas trajo avances en el hielo y los asentamientos de la Edad del Hierro se encuentran, también en mal estado, más alejados de la orilla.






Dando un gran salto temporal, en el siglo XIX se comenzaron a explotar los depósitos de turba que había alrededor del lago, destruyéndose la vegetación original. En este mismo siglo, el lago fue ampliado y usado como embalse para proporcionar energía hidroeléctrica a las fábricas a lo largo del río Aabache. Esto tuvo consecuencias debido al nivel cambiante de las aguas. En la actualidad el drenaje es automático excepto en circunstancias climáticas excepcionales.





Un cinturón de juncos y pantanos se formó alrededor del lago, alcanzando en algunos lugares una anchura de un kilómetro. Sirve de hogar y brinda protección a multitud de especies de plantas y animales, algunos en peligro de extinción. La zona fue declarada Paisaje de Importancia Nacional en 1977.





De vuelta hacia la estación de tren estuve tentado de parar aquí a tomar una cerveza al solecito y una de mis adoradas flammenkuchen, pero me dirigía hacia el Sauriermuseum en Aathal y tuve que sacrificarlo. La vida del turista siempre ha sido muy dura.

5 comentarios:

Una mirada... dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Una mirada... dijo...

Es un paisaje extraordinario, que enternece. El edificio azul de las primeras fotos me recuerda a otro del balneario de Panticosa.
Es cierto que gran nümero de cigüeñas europeas han renunciado a migrar porque ni les falta alimento y se han adaptado a los cambios del clima. Yo no recuerdo mi pueblo sin sus cigüeñas, que tenían residencia fija allí permanentemente, tanto en los nidales de la iglesia como en los que se les instalaron en un prado próximo con las plataformas que dices. Los nidales de la iglesia hay que desmontarlos anualmente porque los refuerzan con tantísimo peso que, de no limpiarlos, terminarían hundiendo el tejado.
Curiosa esa querencia que tienen por las largas chimeneas y hasta pir anidar en árboles donde asentar un nido supone una proeza.

Sara dijo...

Pues sí, muy dura es la vida del turista jajaja, gracias a ti voy conociendo un poquito más ese país al que tantas, pero tantas ganas tengo de viajar porque aunque no lo conozca forma parte de mi ADN familiar y una llamada muy fuerte me está haciendo, no sé porque extraña razón nunca me decido a ir , pero lo siento cada vez más cerca, ese momento, tus explicaciones e imágenes me hacen adorarlo más si cabe, aunque sea virtualmente.
Mi abrazotedecisivo

Senior Citizen dijo...

¿Quieres creer que no he visto nunca una cigüeña ni un nido? Yo creo que es que aquí no hay y no se la causa.

Tawaki dijo...

Una mirada, por lo que se ve, prefieren los sitios más altos, aunque estén aislados. El increíble el tamaño y el peso que tienen. Me gustó verlas, pero me decepcionó un poco no encontrar otras aves menos comunes, pero es que hay demasiada gente. Incluso siendo suizos, esto es, gente tranquila, los animales prefieren más soledad.

Sara, llevo aquí once años y no me canso de visitar rincones nuevos y de repetir los que ya conozco. Ojalá cumplas tu sueño muy pronto.

Senior Citizen, pensé que era fácil encontrarlas en toda la Península, pero ya se ve que no. Desde luego, por el calor no es, porque emigran a África. Habrá que investigar.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.