
Después de tanto bromear con mi sangre supuestamente contaminada de alcohol tras la visita a La Rioja, resulta que recibo una carta avisándome de que el autobús de donaciones de la Cruz Roja nos espera mañana al lado de mi oficina.
Porque estos avisan; ponen carteles, te mandan una carta, un SMS, y un correo electrónico que espero de un momento a otro. Parece que les fuera la vida a ellos y no a los enfermos. Tanta insistencia me escama, pero prefiero pensar que sacrificando un poco de tiempo ayudo a alguien que lo necesita. Prefiero pensar que la Cruz Roja lo hace por solidaridad y obviar determinados escándalos de comportamientos poco éticos que todos conocemos.
Hubo un tiempo en el que se pagaba por las donaciones, aunque ahora está prohibido y sólo te dan agua, refrescos y una bolsa de patatas. Es mejor así. Yo procuro ir dopado hasta las cejas – por si acaso – y me bebo más de un litro de líquido.
Ser donante no te convierte per se en buena persona pero a mí me hace sentir bien. Quiso la casualidad que yo donara apenas una semana antes de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. No sé si alguna de las muchas víctimas terminó llevando algún componente de mi sangre, pero eso es lo de menos, es algo simbólico, lo importante es que ya sea por un atentado, por un accidente de tráfico, por un parto complicado o por una operación cualquiera, una persona te agradecerá anónimamente que la hayas ayudado.
¡Es algo tan sencillo!. Además, tu cuerpo la repone de forma completamente natural en 24 horas. Se sigue investigando un sustituto artificial pero sin éxito todavía, por lo que las donaciones es la única forma de conseguirla. En España se necesitan 50 donaciones por cada 1000 habitantes pero a pesar de que se nos llena la boca con lo solidarios que somos sólo llegamos a 37.
Pero no escribo esta entrada para decir lo bueno que soy, sino para animar a otros que quizás no lo hacen por miedo o por desconocimiento. Desde luego no es agradable, pero tampoco duele tanto. Siempre se ha tenido cuidado de utilizar las agujas sólo una vez, pero desde hace mucho tiempo son de un sólo uso, por lo que las probabilidades de contagio son nulas.
Una puntualización y algunos consejos:
Donar es un acto voluntario y tampoco me parece bien que haya personas que acosen a otras señalándolas con el dedo. Una cosa es animar y otra obligar. Conozco casos en los que, por un motivo que no quieren desvelar, algunos no pueden donar, y esas personas son tan dignas de respeto como el que más. Seamos siempre respetuosos.
Infórmense. Sigan las recomendaciones, lleven el DNI, vayan descansados, nunca en ayunas, beban mucho, antes y después. No fumen en dos horas, no beban alcohol ni hagan esfuerzos hasta que el cuerpo se haya recuperado (12-24h). Yo prefiero ir acompañado.
Como en muchas cosas, depende de nosotros.
Más información en
www.donarsangre.org/