lunes, 20 de febrero de 2017

Caumasee

Una de las ventajas de vivir en Suiza es que la naturaleza está siempre presente, siendo muy accesible, aunque eso sí, moverse por aquí no es barato.

Aprovechando que hacía buen tiempo (estamos en julio pasado), decidí seguir la recomendación de unos amigos y acercarme a este lago junto al que han habilitado una zona de baño.

Nada más bajarme del autobús, eché un vistazo al mapa de senderos por la zona. Hay muchos, pero como era mi primera visita, tomé el más directo al lago, atravesando un bosque de pinos bien altos.


Las vistas desde arriba son preciosas, y, afortunadamente hay un teleférico para salvar el desnivel.



Para entrar en la playa hay que pagar entrada, pero merece la pena, aunque sólo sea para dar una vuelta y para comer algo en el restaurante. También hay barcas con las que ejercitarse un poco.




El color del agua es una maravilla.




Hay gente, pero los suizos son tranquilos. Nada de gritos ni de carreras. Así da gusto.




A la vuelta tengo que esperar algunos minutos el autobús y me entretengo sacando fotos a las flores con las que adornan la parada. Los autobuses de la Post son modernos, están limpios y te llevan a cualquier punto del mapa.



Lo único que no me gustó de esta excursión es que se tarda demasiado en llegar desde Zug. Suiza es bonita, y te llevan a todas partes, pero su orografía es complicada y los transportes llevan tiempo. No se puede tener todo.