domingo, 11 de diciembre de 2011

Tumba de Humayun

Una vez más, recurro a la Wikipedia.



Humayun fue un emperador mogol y este es su mausoleo, aunque no es el único que reposa en él. También encontramos aquí las tumbas de su mujer, que fue la que encargó el edificio, y las de varios emperadores posteriores.

De hecho, el jardín que rodea el mausoleo contiene otros monumentos más pequeños.



Fue diseñado por un arquitecto persa en 1562 y se tardó diez años en terminarlo. Tiene la particularidad de ser el primer edificio de grandes dimensiones en el que se utilizó arenisca roja y la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1993.




El estilo arquitectónico mezcla influencias islámicas con otras propias del Rajastán. El mausoleo descansa sobre una terraza de 12.000 metros cuadros que se eleva ocho metros sobre el nivel del jardín.




En el interior también encontramos mármol blanco.



El edificio sigue siendo restaurado, pero los jardines están muy estropeados, ya que han sufrido muchos cambios a lo largo de la historia. Los ingleses los adaptaron a sus gustos, pero los mayores daños fueron causados por un campamento que se estableció aquí durante cinco años en el momento en el que Pakistán se escindió de la India.

No dejéis de verlo si vais a Delhi.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

India

Ya estoy de vuelta, después de una vacaciones que este año se hicieron esperar y que necesitaba más que nunca. Pocas horas antes de subirme al avión, con todo pagado y reservado, vivía al borde de la cancelación, en una semana estresante en el trabajo que fue la puntilla a un año cargado de tareas. Menos mal que todo quedó en un susto.


Han sido tres semanas intensas, un no parar quietos ni un momento, en las que hemos recorrido buena parte de Rajastán, Delhi, Agra y Benarés. Mi primer destino en Asia, un continente que se me había resistido hasta ahora y una inmersión en una cultura y una forma de vivir completamente distintas a la nuestra.




Me llevará meses organizar todas las fotos que me traigo, pero es que había mucho que ver: edificios enormes que apenas cabían en el encuadre, ciudades caóticas y ruidosas, atuendos inverosímiles y pequeños detalles que recompensaron nuestra constante curiosidad.



Lo único que no nos acompañó fue el aspecto humano. Con más de treinta países en mi haber, he de decir que los indios son los que peor me han tratado con diferencia. Salvo media docena de jóvenes educados que nos ayudaron desinteresadamente, el resto de los que nos hemos topado han sido serviles cuando había dinero de por medio, pero malencarados, pesados y bordes cuando no sencillamente estúpidos el resto del tiempo.

Mucho namasté por aquí y por allá, pero a la hora de la verdad te mienten constantemente. Te dicen que los monumentos están cerrados, o que el restaurante al que quieres ir ya no existe. Se olvidan del precio que acordaron para el tuc-tuc y te intentan cobrar más. Les dices veinte veces que no quieres un guía y no te dejan ni a sol ni a sombra. Se aprovechan de su ventaja con el idioma para colarse en las colas y un sinfín de cosas más que no cuento para no aburriros con mis quejas.

Así las cosas, no me extraña que necesiten varias vidas para alcanzar el cielo.



En fin, ya me he desahogado un poco. Subiré alguna foto conforme las vaya revisando, porque el viaje ha merecido mucho la pena y a mí me gusta quedarme con lo bueno. Las de hoy son una selección precipitada, ya habrá tiempo de ir subiendo alguna mejor.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Templo de Debod

Gran parte de la información proviene de la Wikipedia.

Años, han sido años los que he esperado para fotografiar este templo egipcio situado ahora en Madrid, y es que siempre dejamos para después aquello que tenemos más cerca.



Llegamos allí un poco antes del ocaso, plantamos el trípode en una esquina y nos entretuvimos durante un par de horas, observando cómo se iba oscureciendo el cielo. Poco a poco, la gente fue desapareciendo al mismo tiempo que descendía la temperatura.


Cuando Egipto decidió construir la presa de Asuán en los años sesenta se encontró con que muchos templos iban a quedar cubiertos por las aguas. Las autoridades de aquél país hicieron entonces a través de la UNESCO un llamamiento a la comunidad internacional para salvar los más importantes. He sobrevolado la presa y parece un inmenso mar en medio del desierto.


Si hoy en día podemos disfrutar de Abu Simbel y de muchos otros templos nubios es gracias a la ayuda prestada por España a través del Comité Español, presidido por el profesor y arqueólogo Martín Almagro Basch.


En agradecimiento por la ayuda recibida, Egipto donó cuatro templos a otras tantas naciones colaboradoras: Dendur a Estados Unidos, del que algún día subiré alguna foto, Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España.

Este templo tiene una antigüedad de unos 2200 años. Su núcleo más antiguo fue erigido bajo el faraón Ptolomeo IV y fue decorado posteriormente por el rey nubio Adjalamani de Meroe hace el 200 a.C. Está dedicado a Amón y a Isis, y posee importantes añadidos de época ptolemaica y romano imperial (del siglo I a.C al II d.C).



Su traslado a España se hizo en el buque Benisa hasta Valencia y luego en camión hasta su emplazamiento actual. Para entonces, se había perdido la referencia de más de cien bloques de piedra, y sólo se disponía de un plano y algunas fotos, así que su reconstrucción fue lenta y dificultosa, demorándose un par de años. La orientación original fue conservada.

***

Quedan apenas unos días y aún no sé si podré irme de vacaciones, pero espero estar fuera casi todo el mes de noviembre.

***

martes, 25 de octubre de 2011

Parque de Richmond II

Retomamos nuestro paseo y nos internamos en el bosque en busca de algo de sombra que nos alivie.





Este parque es inmenso, el mayor de Europa y es unas cuatro veces más grande que Central Park. Nosotros apenas podremos llevarnos una ligera idea.


Encontramos toda una manada de ciervos que descansa junto a un árbol, rodeados por fotógrafos. Los edificios del fondo nos recuerdan que la ciudad no anda lejos.


Seguimos disfrutando del día camino del estanque.



Y nos topamos con este otro ciervo.


No estoy dispuesto a dejarlo escapar, así que camino junto a él sin saber si acelerar el paso y adelantarlo o ir más despacio para que no se asuste.


No parece muy feliz de que me haya interpuesto en su camino, y me mira un tanto desafiante. Yo no dejo de observarlo mientras tanteo en busca del árbol que tengo al lado por si se le ocurre cargar contra mí. Tantas luces y sombras me complican la foto, pero no logro convencerlo de que salga a cielo abierto.


Al final prefiere darse la vuelta y llamar a las hembras, que no andan lejos.


El estanque que buscamos no es éste, pero no tenemos tiempo de caminar más porque hay que volver pronto al centro. Aunque es domingo me espera una cena de trabajo a las siete de la tarde. Estos extranjeros están locos.

Nos sentamos un rato a descansar de tantas emociones.





Hubo algún ciervo más, y por supuesto, más árboles, pero os ahorro el camino de vuelta. Creo que con estas dos entradas os podéis hacer una idea de cómo es la esquina noroeste del parque.

sábado, 15 de octubre de 2011

Parque de Richmond I

Se ve que este 2011 está siendo el año de las segundas oportunidades. El año pasado me quedé con las ganas de ver el Parque Richmond en Londres por culpa de un resfriado inoportuno, pero me he desquitado.
Hacía 28 grados, y eso para Londres es mucho, pero momentos así hay que aprovecharlos. Media hora larga de metro y unos minutos en un autobús nos llevaron hasta la entrada noroeste del parque.

Hay bastante gente tomando el sol o caminando, pero la extensión es tan grande que apenas te cruzas con alguien.

Un bosque de enormes castaños nos recibe. Estamos al borde de una carretera, pero los coches van despacio y apenas se los oye.




Al otro lado de la carretera descubrimos los primeros ciervos. Sabía que este parque estaba lleno de ellos, pero no esperaba encontrarlos tan pronto. De todas formas, están un poco lejos.



El macho más grande expulsa a otro más joven y desaparecen. Pero aquí tenemos a otro macho, y voy presto a interceptarlo.



Llevamos casi una hora y aún no hemos salido del bosque de castaños.



Aquí tenemos un ciervo, un avión aterrizando y la torre de una iglesia.


Seguimos caminando junto a la carretera un rato, pero pronto la abandonamos para adentrarnos más en el parque. Los árboles son espectaculares.







Como el calor aprieta, vamos a dejarlo aquí de momento. Dentro de unos días regresamos para contemplar unos cuantos robles, un pequeños estanque y algunos ciervos más.
Nada más entrar se encuentra uno con este paisaje.