Ahora sí, esta es la última entrada “genérica”
dedicada a nuestro viaje por California. Al menos en este blog, porque ya
sabéis que en el otro solemos revisitar viajes con entradas más concretas.
Devolvimos el coche y dedicamos los
últimos días a caminar la ciudad. El transporte público es dispar, los tranvías
son relativamente buenos, rápidos y frecuentes, pero los autobuses dejan mucho
que desear en cuanto a limpieza. Estados Unidos es un país en el que tener
coche es esencial.
En
cualquier caso, visitamos caminando el distrito financiero, y antes de llegar
al emblemático edificio de la Transamerica Pyramid,
entramos en el museo de la Wells Fargo.
Llegamos
hasta la terminal de ferris, cuyo edificio está inspirado en la Giralda de
Sevilla.
Pero el día que anduvimos de verdad
fue el siguiente. En realidad, creo que mi amiga quiso deshacerse de mí y no se
le ocurrió mejor idea que hacerme caminar kilómetros y kilómetros por calles
empinadas como el demonio.
Nuestra
primera parada fue el Civic Center.
Alamo Square tiene muchas casas
victorianas en los alrededores, pero la sequía crónica que sufre la ciudad se
hacía evidente en el césped agostado.
En Panhandle están algunos de los
eucaliptus más antiguos de la ciudad. Son de buen tamaño, como podéis ver.
Algo
similar vimos en el Golden Gate Park,
donde sólo algunas zonas acotadas, como el jardín japonés, gozan de suficiente
agua. Todo ello pagado por una entrada que nos costó 8 dólares.
A la
salida del parque atravesamos por Heigh Ashbury,
una zona curiosa en la que te encuentras gente fumando hierba por la calle,
locales hippies y muchas tiendas de VHS y música.
Aún tuvimos fuerzas para acercarnos a
Buena Vista Park, pero después de una
empinada subida descubrimos que los árboles habían tapado todas las vistas.
Después
de comer, fuimos a la Misión Dolores,
pero el plato fuerte de la tarde fue un crucero por la bahía, de puente a
puente. Todo el mundo se fija en el Golden
Gate, pero el otro no es menos espectacular.
Tened
cuidado, porque hay demasiado listo ofreciendo cruceros en barcos particulares.
Mejor contratadlo con una compañía seria.
Al día
siguiente visitamos Grace Cathedral y
el barrio chino.
Me dejo
muchas, muchas cosas en el tintero, pero estamos en febrero, hablando de un
viaje que hice en junio del año pasado y es hora de pasar página. Habrá más
entradas, pero en mi otro blog, y a mi ritmo. Os dejo con el famoso tranvía de Powell Street. ¿Subimos?