jueves, 25 de julio de 2019

Nos dejó Camilleri

Supe de Andrea Camilleri hace ahora justo tres años, por lo que lo descubrí muy tarde, algo que compenso leyendo unos tres libros suyos al año. Siete de ellos pertenecen a la serie del comisario Montalbano, personaje cercano con el que es fácil identificarse y que le dio gran fama al autor cuando ya había cumplido los setenta.

Salvo Montalbano toma su apellido de Manuel Vázquez Montalbán, el creador de Pepe Carvalho, por quienes Camilleri sentía especial admiración. De hecho, ambos escritores mantendrían una larga amistad hasta la muerte del barcelonés en 2003.


Los libros de Camilleri son sencillos de leer, no albergan grandes pretensiones pero entretienen, con unos personajes recurrentes que terminan por hacérsenos familiares. La acción transcurre en Vigata, una localidad inventada que muchos asocian a Porto Empedocle, ciudad natal del escritor.

En un mundo como el actual, en el que todo ha de ser llevado al extremo para captar la atención del consumidor – y la novela policiaca no escapa a esa tendencia – se agradece que el autor siciliano nos evite los detalles más escabrosos, y nos lleve en cambio, de la mano del humor, la ironía y la crítica social.

A muchos de nosotros, la muerte de Camilleri a los 93 años nos deja huérfanos. No en vano, ha sido traducido a 36 idiomas y ha vendido más de 30 millones de libros. A mí me queda el consuelo de tener todavía muchas obras pendientes. Solo me queda pues, dar las gracias al maestro y disfrutar de ellos.