miércoles, 28 de octubre de 2015

Cumpleaños

Tantas y tantas veces que he visto esta foto, que me la voy a regalar por mi 46 cumpleaños.


2015 se está caracterizando por muchos viajes, aunque más cortos. Llevo ya más de dos años en Suiza y aprovecho para ver sitios de Europa, que me pillan más cerca que cuando vivía en Madrid, porque hay que vivir el momento.

La foto corresponde a una escapada, a una despedida de soltero que hicimos un grupo de amigos el pasado abril. Pretendíamos subir al Nido del Águila también, pero era demasiado pronto y estaba cerrado.

Así es la vida, unas cosas salen y otras no, por eso conviene tener un plan B y disfrutarlo como si fuese el original. En vez del Nido, vimos Salzburgo, y el domingo, el castillo de  Neuschwanstein del que ya os hablaré otro día.

Todo esto para no mencionar que me cae un añito más …


Ahora a disfrutar de los 46.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Café en Lisboa

Un año más acudo a mi cita con Lisboa, aunque sea por trabajo. Esta vez no pude escaparme al oceanario, como tengo por costumbre, y hube de conformarme con un breve paseo por la Plaza del Comercio y la catedral. De hecho, las fotos de la plaza son del año pasado.





Me habría gustado salir a navegar en un velero como éste, pero cenas y reuniones me esperaban.


Me refugié en un café en el que había dos chicas, cada una sentada a una mesa, y un señor entrado en carnes, con toda la pinta de ser el dueño, que custodiaba un té servido en un vaso de duralex.


Suena una música indefinida, ahogada a veces por el tráfico, que es intenso. Automóviles, motocarros y pequeños autobuses turísticos se esfuerzan por subir la cuesta hacia el barrio de Alfama. Las suspensiones sufren sobre los adoquines irregulares, los mismos que te destrozan los tobillos al caminar.


Las chicas se han ido, pero soy feliz; con un par de horas por delante, un libro y un café. Lisboa es de los pocos sitios en los que tengo que añadirle azúcar. Rebusco en los bolsillos un trozo de papel para escribir, pero solo encuentro el tríptico que envuelve la llave del hotel.

Si una de mis amigas leyese esta entrada, la agarraría de las perneras, haciendo bailar las palabras, y trocando muchas de ellas, pero yo he preferido dejarlas tal y como salieron, en este desorden que tan bien expresa como me sentía aquella tarde.