Bienaventurados los que no esperan nada, pues no serán
defraudados. Es la ventaja de saber de antemano que, por culpa de los sucesivos
gobiernos, en España íbamos a ir – en el mejor de los casos – a remolque con el
asunto de la primera vuelta al mundo. Ya nada me sorprende.
Reniego de aquellos que se envuelven en la bandera
española mientras añoran otros tiempos que nunca fueron mejores, porque esa
forma partidista de recordar un pasado más o menos glorioso, lo único que
genera es odio y enfrentamiento. Tampoco entiendo la postura de quienes
tergiversan la historia de forma vengativa y sectaria, apoyándose en los
enemigos de nuestro país mientras buscan votos y subvenciones. Estos son aún
peores, pues les interesa mantener viva la llama del odio, porque viven de ello.
Un tercer grupo se la inventa, directamente, aprovechándose de la ignorancia
reinante, creciente y autocomplaciente.
Unos y otros pecan, en el mejor de los casos, de falta
de información y de exceso de ansias manipuladoras. Lo peor es que muchos les
siguen el juego, contentos de sumergirse en una estulticia alimentada por el
maniqueísmo y los intereses personales. Allá cada uno, yo prefiero informarme a
través de diversas fuentes y disfrutar al tiempo que aprendo sobre nuestra
historia, que, afortunadamente, es mucha y variada.
Porque se trata de comprender mejor nuestro pasado, no
de utilizarlo como arma arrojadiza. Mientras aquí nos tiramos los libros de
historia a la cabeza, Portugal ha hecho suya una gesta que no le correspondía,
un viaje que se hizo a pesar de todos los intentos del soberano luso por sabotearlo,
en defensa, eso sí, de sus intereses.
Como de costumbre, son otros los que se llevan los
beneficios económicos de promocionar una ruta, una cultura, un país, mientras
que en España lo solucionaremos como siempre, generando más deuda, subiendo los
impuestos a los “ricos” y volviéndonos más y más pobres, tanto material como
intelectualmente. En vez de sacar rédito de nuestro inmenso patrimonio
preferimos tirarlo por la borda y llorar luego. Es el famoso “que inventen
ellos”. Ya extenderemos la mano para que nos den la subvención de turno.
Que nadie piense que quiero restar méritos a
Magallanes. Después de todo, si llegamos hasta las islas de las especias fue
gracias a él, que quede claro; pero por mucho que les duela a los portugueses,
ingleses, franceses, españoles despistados y demás, se trató de una empresa
castellana en la que participaron gentes de varios países. De todos es sabido
que Magallanes se quedó a medio camino, mientras Elcano, junto con un puñado de
hombres, daba término a una vuelta al mundo que en ningún momento estaba
prevista.
Porque lo que buscaba Castilla era encontrar un camino
alternativo hacia las Molucas, uno que esquivara las posesiones que el tratado
de Tordesillas había adjudicado a nuestro vecino. Lo de dar la vuelta a la
Tierra fue solo porque no tenían otra opción mejor e hicieron de la necesidad,
virtud.
Leí hace tiempo el estupendo libro que Stefan Zweig
dedicó a esta expedición auspiciada por Castilla y capitaneada por Magallanes.
Un libro que recomiendo a todos aquellos que estén interesados en la historia
de verdad, la que se basa en los hechos.
Ahora, hace poco, terminé este otro libro, de Agustín
R. Rodríguez González, que va un poco más allá. No solo nos describe el viaje
utilizando la información que hay disponible, sino que nos da unas pinceladas
de lo que sucedió después, con expediciones posteriores como la de Loaísa, el
propio Elcano y Urdaneta, sin olvidar al líder portugués. Todo ello nos ayuda a
comprender cómo y por qué sucedieron los hechos, poniéndolos en contexto.
Me habría gustado resumiros aquí esta parte de nuestra
historia peninsular, pero me alargaría demasiado, por lo que he preferido
traeros un par de libros que considero interesantes. Además, ellos lo cuentan mucho
mejor que yo. Otro día os hablaré de cuando abordé en Sevilla, la réplica de la
Victoria.
A lo que no he podido sustraerme es a compartir mi
parecer sobre las tonterías que hacemos los españoles en la actualidad. El que
quiera ser ignorante y manipulado por los demás que siga al rebaño que más le
guste, que los hay de varios colores. Yo estoy dispuesto a discutir con quien
piense diferente, pero usando argumentos de peso, no consignas repetidas por
loros que no saben lo que dicen. Estoy cansado ya de oír estupideces. Por
favor, dejen de mentir y de manipular la Historia.
Por cierto, mientras nosotros miramos para otro lado,
Italia ya anda defendiendo el legado de Colón. Más de lo mismo.