lunes, 25 de enero de 2010

Garbo

Hace un par de fines de semana estuve viendo la película, aunque más bien era un documental, sobre Juan Pujol García, un español que trabajó como agente doble en la Segunda Guerra Mundial. Su nombre en clave para los alemanes era Arabel, mientras que los aliados lo conocían como Garbo, por sus dotes como actor.

Su principal hazaña fue convencer a la Alemania nazi de que el desembarco de Normandía se trataba de una mera táctica de diversión para atraer las fuerzas alemanas destacadas en Calais, donde se produciría el verdadero asalto. Lo hizo tan bien que los nazis siguieron confiando en él incluso después de haber perdido la guerra.

Poco se sabe de las inclinaciones políticas de Pujol, que había nacido en Barcelona. Fue reclutado por los Republicanos durante la Guerra Civil, pero sólo se presentó con la intención de cambiarse de bando, protagonizando una anécdota divertida cuando al intentarlo una noche, y después de dar vueltas en círculo, acabó en su propio bando, donde sus intenciones fueron recibidas a tiro limpio. Parece que su afán por combatir a los nazis y a los comunistas enraizó en aquella época.


Ya con la Segunda Guerra Mundial en marcha, se presentó en la embajada británica de Madrid, para ofrecer sus servicios como espía, pero como no le hicieron caso, acudió a la embajada alemana, donde le reclutaron inmediatamente.

Marchó a Lisboa y estuvo allí casi un año, haciendo creer a los alemanes que vivía en Londres, y comenzó a reclutar una red de hasta veintidós agentes falsos, completamente inventados por él y que supuestamente le suministraban la información.

Finalmente, el Mi5, el servicio secreto británico, se fijó en él y comenzó a trabajar para ellos, esta vez ya en Londres.

Comienzan a darse situaciones rocambolescas, como que tuvieran que inventarse que uno de sus falsos agentes había fallecido para justificar la falta de información sobre un convoy. Los alemanes no sólo se lo creyeron, sino que decidieron pasarle una pensión a la viuda.

También resulta curioso que el dinero pagado por los alemanes para financiar su red de agentes, terminara siendo utilizado en operaciones británicas.

Después de la guerra, Pujol se mudó a Venezuela, no sin fabricarse antes una muerte, también ficticia, en Angola.

En general, el documental dirigido por Edmon Roch es muy interesante, y yo sólo le podría un par de peros: en primer lugar, resulta difícil creer que los alemanes fueran tan ingenuos. No se dice nada sobre la información real que se les suministró, pero algo debieron darles para que confiaran tan ciegamente en él. Por otro lado, tampoco cuentan mucho de la vida de Garbo y parece que han rellenado las lagunas con imágenes de películas de espías para alargar la duración del documental. No obstante, las imágenes de archivo son muy buenas, la historia es fascinante, está muy bien documentada y te engancha por completo.

jueves, 14 de enero de 2010

La ciudad de los rascacielos

El paisaje que os propongo hoy es algo diferente a los que os tengo acostumbrados, porque en la variedad está el gusto, y porque hay que probar un poco de todo. Como comprenderéis, viviendo en una gran urbe como Madrid, no es el asfalto lo que más me tira a la hora de planificar un viaje, pero Nueva York está en otra dimensión. A mi parecer, es uno de esos lugares que no deberíamos perdernos.


Como también me relaciono con mucho tipo de gente, cuento con amigos – pocos – que odian todo lo que provenga de Estados Unidos. Hago esfuerzos por comprenderles, pero no lo consigo. Creo que se quedan en la superficie, en lo banal y en lo que nos cuentan los medios de desinformación. Les digo que vayan allí y que vean con sus propios ojos, que palpen y que respiren, que se formen su opinión personal y decidan luego, aunque no me hacen caso. En fin, ellos se lo pierden.


Yo sí he paseado por las calles de Nueva York, y por sus parques, y he visitado con asombro sus infinitos museos. Confío en que algo de todo eso vaya apareciendo de vez en cuando, por aquí o por mi otro blog.


Noviembre no es el mejor mes para visitar la ciudad de los rascacielos. El parque está precioso, es cierto, y no hacía demasiado frío aún, pero el cielo amanecía completamente cubierto de nubes y tuvimos lluvia durante los tres últimos días. Esta foto, del primer día parece contradecir lo anterior.


Puede que hoy en día ya no nos llamen tanto la atención esos edificios tan altos. Después de todo, están por todas partes dentro de cualquier ciudad, pero no debemos olvidar que los originales están aquí, y que fueron erigidos hace un siglo.


La foto en blanco y negro con los taxis amarillos está basada en una idea de Jandro131.

viernes, 8 de enero de 2010

Efecto Orton

Llamado así por el nombre del primer fotógrafo en utilizarlo, el canadiense Michael Orton, es uno más de los muchos efectos que se pueden replicar con programas informáticos como Photoshop, sin que se obtengan por ello los mismos resultados. Después de todo, imitar el arte nunca ha sido fácil para los que andamos faltos de talento.

Son muchas las voces críticas que se alzan contra la popularización de estos efectos – véase lo que está pasando con el HDR sin ir más lejos – y puede que no les falte razón al afirmar que se utilizan sin pensar y que desvirtúan el propósito original de embellecer la foto, pero en mi opinión son también herramientas a nuestro alcance. Sólo hace falta saber utilizarlas con criterio.


En estos últimos años, las cámaras digitales han acercado la fotografía a las personas, hasta el punto de que se han convertido casi en un apéndice de nuestros cuerpos. Son más pequeñas, más versátiles, pero, por encima de todo, más fáciles de usar. Los profanos pueden limitarse a pulsar el botón del obturador, sin comprender el mecanismo que hay detrás, pero también es posible divertirse con opciones más complejas. Unos y otros andamos detrás de fotos cada vez mejores, algo que me parece legítimo.

La informática también ha avanzado de forma notable y nos hemos acostumbrado a hacer ajustes antes reservados a los profesionales. Por otra parte, las fotos se comparten con más rapidez. Es evidente que la fotografía se ha democratizado.

Os dejo un par de enlaces en los que se explica cómo conseguir este efecto:

http://www.dzoom.org.es/noticia-1675.html

http://www.xatakafoto.com/tutoriales/metodo-orton-en-fotografia-digital

Para los que quieran saber un poco más, deciros que consiste en sacar dos fotos con el mismo encuadre (también vale un RAW), estando la primera bien enfocada, pero sobreexpuesta dos puntos y la segunda algo desenfocada y sobreexpuesta un punto. Esto debe hacerse así porque al superponerlas, lo negros y las sombras se oscurecen aún más.




Los colores de la imagen resultante se enriquecen, mientras que el desenfoque le da cierto toque de irrealidad, un aire impresionista. Yo estoy probando con varias fotos, porque parece que unos colores funcionan mejor que otros. Bosques, flores, colores dorados y rojos parecen ser los mejores candidatos. Así, de las dos fotos que he subido, la primera me gusta mucho más; creo que en la segunda, el efecto no aporta nada interesante.

Otro enlace relacionado con el tema:

http://www.canadiannaturephotographer.com/impressionism.html

Como de costumbre, lo mejor será que experimentemos por nosotros mismos.

sábado, 2 de enero de 2010

¡Feliz 2010!

Espero que hayáis pasado unas Fiestas al menos tan buenas como las mías.

Comenzamos un nuevo año, cargados de ilusión, proyectos y buenos propósitos, y yo no quiero ser menos. He pensado que en 2010 me gustaría ser mejor persona; ya veremos si lo consigo.


De momento os dejo una foto que tomé en Central Park, en noviembre pasado. Como podéis ver, sigo experimentando. Ya os contaré otro día cómo se consigue este efecto, porque hoy prefiero recomendaros – a los que os gusta la fotografía – una página que sigo de cerca desde hace tiempo. Se llama dzoom, y tiene artículos muy interesantes para todos los públicos, desde los consejos más fáciles, hasta las técnicas más novedosas. ¡Y en español! No os olvidéis de echar un vistazo.