He devorado en pocos días la magnífica biografía de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson. Para empezar, me interesaba el personaje, pero es que además está muy bien escrita. Fue el propio Steve quien contactó con el autor para que, según sus palabras, sus hijos conociesen a qué había dedicado su vida.
Walter Isaacson nos presenta un retrato ágil, documentado y veraz, que se apoya en el testimonio de muchas personas cuyos caminos se cruzaron con el de Jobs. Steve no quiso leerlo, por una vez prefirió quedarse al margen a sabiendas de que muchas cosas no le iban a gustar y, algo insólito, renunció a controlar el resultado.
Porque Jobs no fue una persona fácil de tratar, en absoluto. Él mismo reconoce que hizo muchas cosas mal, entre las que destacan ser un pésimo jefe y abandonar a su hija. Su forma de ser fue muy peculiar.
Es curioso, porque a pesar de su total falta de empatía, los personajes que desfilan por el libro, familiares, amigos y colegas terminan por reconocer que sin su empuje, sin su perfeccionismo llevado al extremo, no habrían conseguido llegar tan lejos ni dar lo mejor de sí.
Exigente con todos además de consigo mismo, Jobs ayudó a cambiar el mundo. Marcó una época en un país plagado de defectos pero que tiene una gran virtud: sin que se sepa exactamente cómo, es un lugar en el que florecen los emprendedores.
Fracasó en repetidas ocasiones, pero siempre buscó incansable la forma de continuar. Creó Apple, le expulsaron y regresó para salvarla. También se embarcó en diversas aventuras como NeXT y Pixar. Su obsesión por los sistemas cerrados y por el diseño le creó infinitos problemas, pero nos deja un legado inconmensurable. Con sus luces y sus sombras, nos hizo a todos la vida mucho más fácil.
Y una cosa más,
“Entonces levantó la vista hacia ella y le planteó con gran intensidad una pregunta que la dejó helada: Dime, ¿cómo era yo de joven?. Bowers trató de ofrecer una respuesta sincera. Eras muy impetuoso y muy difícil – contestó –. Pero tu visión era absorbente. Nos dijiste: El viaje es la recompensa, y eso resultó ser cierto. Sí – contestó Jobs –. He aprendido algunas cosas por el camino."