Con los cinco sentidos, aunque algunos más distraídos que otros, asistí el sábado a un concierto de The New Mastrsounds, arrastrado por unos amigos a los que conozco bien y de los que sin embargo me fío.
Son los mismos que intentaron volverme loco hace tiempo, con esas películas suecas en las que nunca pasa nada, pero parece que han cambiado de táctica y ahora me llevan a escuchar buena música.
Son los mismos que intentaron volverme loco hace tiempo, con esas películas suecas en las que nunca pasa nada, pero parece que han cambiado de táctica y ahora me llevan a escuchar buena música.

Digo lo de algunos sentidos distraídos porque al menos un par de ellos estaban a otra cosa. Justo delante mía se encontraba un culo adherido a una rubia, y mi mano se pegó a la rubia gracias a la propiedad transitiva, en un juego erótico de buscarnos el uno al otro que duró la mitad del concierto. Junto a ella había otra rubia, igualmente teñida, pero que formaba ya un conjunto cerrado de dos elementos con relación biunívoca. Qué bueno es esto de haber ido al colegio cuando aún se estudiaban matemáticas. No sé cómo se las apañarán los niños de hoy día.
Os dejo un enlace a la página del grupo, que no de la rubia, aquí.
Mientras, voy a escuchar el álbum, que entre unas cosas y otras me perdí una buena parte de los temas.
Os dejo un enlace a la página del grupo, que no de la rubia, aquí.
Mientras, voy a escuchar el álbum, que entre unas cosas y otras me perdí una buena parte de los temas.