Hay ocasiones en las que una película que me aburrió en el cine gana luego puntos conforme pasan los días. No es el caso de Enemigos Públicos. Fui a verla el domingo y desde entonces no paro de descubrir detalles que no me convencen.
Me gustó la música, el sonido de los tiros y la ambientación de los años 30 en los que transcurre la acción. Se nota que han intentado hacer un buen film y que han puesto los medios para ello, pero eso es todo. Se queda en un quiero y no puedo, lo que es una lástima.
Me gustó la música, el sonido de los tiros y la ambientación de los años 30 en los que transcurre la acción. Se nota que han intentado hacer un buen film y que han puesto los medios para ello, pero eso es todo. Se queda en un quiero y no puedo, lo que es una lástima.

No busquen historia, que no la hay. Los personajes prometen mucho, con un supuesto mundo interior del que apenas nos muestran la superficie. Se supone que ambos rebosaban carisma en la vida real, pero aquí no hay emociones, y pasada la media hora, hundidos en la butaca, enseguida comprendemos que sólo nos queda aburrirnos y esperar el previsible final.
Tampoco me gusta ese abuso de los primeros planos tan común en el cine actual. Se le da demasiada importancia al rostro y se desprecian los gestos hasta el punto de que no existe lenguaje corporal.
Esos son los verdaderos enemigos públicos del cine que me gusta. Echo de menos a mi (cada vez menos) admirado Woody Allen, que deja la cámara fija, rodando, mientras se marcha a almorzar.
Me quedo con la banda sonora, con los automóviles de época, el color, la iluminación, el vestuario, y los escenarios. Me sobra todo lo demás. De todas formas, ya sabéis que soy bastante especial para el cine. Por lo visto la crítica vio otra película.
Tampoco me gusta ese abuso de los primeros planos tan común en el cine actual. Se le da demasiada importancia al rostro y se desprecian los gestos hasta el punto de que no existe lenguaje corporal.
Esos son los verdaderos enemigos públicos del cine que me gusta. Echo de menos a mi (cada vez menos) admirado Woody Allen, que deja la cámara fija, rodando, mientras se marcha a almorzar.
Me quedo con la banda sonora, con los automóviles de época, el color, la iluminación, el vestuario, y los escenarios. Me sobra todo lo demás. De todas formas, ya sabéis que soy bastante especial para el cine. Por lo visto la crítica vio otra película.