Sonia Fernández-Vidal nació en Barcelona y es doctora en Física Cuántica. En 2003 trabajó en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) en el proyecto del nuevo acelerador de partículas Large Hadron Collider (LHC), un lugar que quiero visitar a toda costa pero que por un motivo u otro se me escapa.
El lenguaje de la ciencia es abstracto, muy preciso y demasiado lejano para la mayoría de los mortales, pero la autora, que es una gran comunicadora a la que da gusto escuchar, hizo un esfuerzo por hacer inteligible algo tan contra intuitivo como es la física cuántica. Y lo hace de una forma amena y sencilla que nos atrapa desde el principio en este volumen de algo menos de trescientas páginas.
Puede que nos parezca una teoría nueva o moderna, pero la palabra cuántica ya surgió en 1900 gracias a Max Planck.
He apuntado infinidad de referencias, pero me quedo con estos tres ejemplos: Creemos que los átomos son algo relativamente sólido, con un núcleo alrededor del cual giran los electrones, pero lo cierto es que están casi completamente vacíos. Si el núcleo tuviese el tamaño de una pelota de ping pong y colocásemos ésta en el centro de un inmenso estadio de fútbol, los electrones serían como una cabeza de alfiler y darían vueltas desde la grada más alejada. El resto está vacío.
No somos conscientes de que cuando nos sentamos en una silla en realidad no la estamos tocando, sino que flotamos sobre ella debido a que las cargas eléctricas se repelen. Nuestros sentidos nos engañan vilmente.
De la misma manera, si juntásemos todos los átomos de todos los humanos que habitamos la Tierra en este momento, sin considerar esos espacios vacíos entre las partículas, tendríamos el tamaño de un terrón de azúcar. ¿No os parece asombroso?
En opinión de la autora, y yo estoy de acuerdo, lo más fascinante está por llegar.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. En un encuentro que podemos visualizar en Youtube, se quejaba de que en España se invertía menos en ciencia en el 2020 que diez años atrás. Me entristece ver que a menudo protestamos por tonterías mientras dejamos de lado las cosas verdaderamente importantes. Este otro vídeo me gusta más, aunque repite varias cosas.
Vivimos en un mundo en el que algunos nos quieren analfabetos, sometidos y sumisos, pero también encontramos en él personas como Sonia que se empeñan en sacar la ciencia de las universidades y laboratorios, exponiéndola ante el gran público para que el conocimiento fluya y crezca. Como casi siempre, la decisión sobre qué hacer y a quién escuchar es nuestra.