No recuerdo muy bien cómo llegué a saber de la reina de los icenos; creo que me lo comentó un amigo al que le gusta la historia, y que poco después pusieron un documental en la tele, pero no estoy seguro.
Más tarde leí el libro de Graham Webster, de donde he sacado la mayor parte de las ideas para esta entrada. Se trata de un relato muy concienzudo en el que se describe con detalle la arqueología en el Reino Unido y la historia de Boudica, por lo que sólo me atrevo a recomendarlo a los que estén interesados en el tema.

Espero que seáis comprensivos con las fotos, que fueron sacadas con un móvil en vez de con mi cámara habitual. Esta escultura está en Londres, muy cerca del parlamento, y no sé cuántas veces habré pasado, como tantos y tantos turistas, por allí al lado, sin saber de quién se trataba.
Parece que los icenos, que habían llegado desde los actuales Países Bajos, eran uno de los muchos pueblos que buscaron la alianza con Roma en el siglo I. Hay que tener en cuenta que la conquista de Britania fue bastante accidentada, con pocos periodos de paz y con frecuentes rebeliones, fomentadas por unos druidas reacios a asimilar las costumbres romanas. Estos druidas procedían de las clases altas, y eran hombres educados que tenían mucha influencia. No pertenecían a ningún clan, sino que iban de una tribu a otra, gozando de la protección general.
El terreno y el número de efectivos favorecían a los britanos, que con sus tácticas de guerrilla ganaron muchas batallas, pero los romanos contaban con un ejército profesional mucho más ordenado, acostumbrado a largas marchas y con un armamento muy superior.

En aquella época, las alianzas de los romanos con otros pueblos no tenían un carácter hereditario, por lo que a la muerte del marido de Boudica se entendía que todos sus bienes pasarían a formar parte del Imperio. La falta de tacto de los romanos, que consideraban a los britanos como unos bárbaros aún por civilizar, prendió la chispa de la rebelión.
Boudica, cuyo nombre significa victoria, esperaba mejor trato de sus aliados, pero sometida y humillada por estos, consiguió que su pueblo se alzara en armas contra ellos y los tuvo contra las cuerdas, destruyendo tres ciudades romanas, Camolodunum, Londinium y Verulanio (las actuales Colchester, Londres y St Albans), hasta que una suma de errores les precipitó al desastre.

El lugar donde se desarrolló la batalla final está aún por identificar, pero gracias a Tácito se sabe que los romanos, una vez reunidas sus legiones, supieron elegir el emplazamiento con acierto. Protegidos sus flancos por un denso bosque, obligaron a los rebeldes a atacarles en un frente estrecho, mientras su caballería les rodeaba.
De esta forma consiguieron equilibrar las fuerzas, y su mayor disciplina y veteranía hizo el resto. Se estima que 40.000 britanos murieron ese día. No está claro cómo falleció Boudica, pero si hacemos caso de Tácito, se envenenó para evitar caer prisionera.