viernes, 25 de noviembre de 2022

España me duele I

Llevaba meses leyendo sobre las consecuencias de la aprobación de la ley ¨sí es sí” orquestada por el Ministerio de Igualdad: una inmediata reducción en las penas impuestas a los delincuentes sexuales. Iluso de mí, pensé entonces que algo harían para evitarlo y que los peores pronósticos no se cumplirían. Por supuesto, me equivoqué.



Constato ahora que los violadores, los acosadores, los pederastas y los agresores sexuales se están viendo beneficiados por la ineptitud del Gobierno. No basta con que los hombres (solo católicos y de piel blanca, que los demás cuentan con bula para agredir sin consecuencias) nazcamos siendo culpables. No basta con que se nos estigmatice y se nos quiera liquidar, sino que ahora, esas mujeres a las que dicen querer defender, están más desprotegidas que nunca.



Los delincuentes sexuales saldrán a la calle, a hacer compañía a multitud de asesinos que lejos de arrepentirse se jactan de sus crímenes. Dentro de poco, corruptos juzgados y condenados se unirán a la fiesta junto con golpistas que anuncian que volverán a delinquir.



Eso sí, la izquierda está calladita. Ya se han encargado de advertir a los medios de comunicación que dependen de las subvenciones. Todos esos que se autoproclaman demócratas y feministas callan, por lo que se convierten en cómplices. Menuda España me estáis dejando.

sábado, 12 de noviembre de 2022

Un partido de hockey

El Bossard Arena es el estadio de hockey sobre hielo de Zug, y yo vivo a unos diez minutos caminando de allí.




Llevaba ya muchos años queriendo asistir a uno de los partidos, sin importarme cuál fuese, y por fin, en septiembre de 2021 pude acercarme y ver uno. La verdad es que la cosa tiene delito, porque mi empresa es uno de los patrocinadores y te dan entradas gratis si las pides con la suficiente antelación, pero por un motivo u otro, lo pospuse demasiado.







Había mucho ambiente, con una aplastante mayoría de gente joven en las gradas que no paraba de animar. Fue muy divertido, no solo por la alternancia en el marcador, sino porque terminamos ganando en la prórroga al equipo de Ginebra, por lo que pude tomar el pelo a mis amigos de la Suiza francesa.





El equipo de Zug no es gran cosa, aunque han conseguido ganar la liga dos años consecutivos, con celebraciones por todo lo alto. Eso sí, después de 23 largos años.



Lo más curioso es que nadie, absolutamente nadie, llevaba mascarilla. Y es que ya se sabe que los suizos son una raza superior a la que no le afecta la Covid. Eso sí, a la salida, había una ristra de autobuses públicos para llevar a los aficionados a sus casas. Así es Suiza, el país de la organización en el que el Gobierno hace lo que piden sus ciudadanos.