viernes, 24 de marzo de 2023

Las cuevas de Höllgrotten

He visto cuevas en varias partes del mundo, en especial en el Perigord negro francés, donde se encuentran verdaderas maravillas, así que cuando me enteré de que había unas en Baar, al lado de donde vivo, no les presté demasiada atención. Son pequeñas, me dijeron.


Pero los años pasan y unos amigos me comentaron que iban a hacer una visita, así que me apunté sin dudarlo.




Una vez compramos la entrada hay que ascender por una empinada, pero corta cuesta a través del bosque para llegar a la parte alta, porque en realidad son dos sistemas de cuevas independientes, el alto y el bajo.



Dentro, la temperatura es constante y ronda los diez grados centígrados. Conviene llevar botas y ropa impermeable, porque el agua cae por todas partes.





Puede que sean pequeñas, pero les sacan todo el partido que pueden a base de luces LED que realzan las estalactitas, las estalagmitas y los pequeños lagos de agua cristalina que se van sucediendo mientras avanzamos. Hay escaleras, así que el camino no es apto para sillas de ruedas ni carritos de bebés.




Mientras que otras grutas fueron talladas en roca sólida por cursos de agua subterráneos en un proceso que duró millones de años, las cuevas de Höllgrotten se formaron en la superficie durante un período comparativamente corto de unos 3000 años, lo que las hace relativamente "jóvenes".

El barranco de Lorze se formó por el agua glacial del valle de Ägeri en la última glaciación, hace unos 18.000 años. Esta agua filtró grandes cantidades de carbonato de calcio de la roca circundante en el curso de su viaje subterráneo antes de volver a la superficie en grandes manantiales donde ahora se encuentran las cuevas.

A lo largo de milenios, el agua lo fue depositando alrededor de la ladera de la montaña, formando en el período entre hace 8.500 y 5.500 años una gigantesca masa de toba de unos 30 m de altura, 50 m de profundidad y 200 m de largo.
Ligera, porosa y fácil de cortar, la toba del barranco de Lorze se extrajo en el siglo XIX para proyectos de construcción como el revestimiento del túnel ferroviario de Bonstetten en Knonaueramt.

El acceso a la primera gruta, que había sido descubierta en 1863, se vio obstaculizado por la presencia de lagos subterráneos. Afortunadamente, la explotación de la cantera se detuvo en 1885 para preservar las grutas y ese mismo año, Josef Leonz Schmid, cuyo padre había descubierto las cuevas, ordenó la construcción de un socavón para drenar los lagos en el río Lorze.






Höllgrotten ha estado abierta al público desde 1887, mientras que en 1892 y 1902 se descubrirían más secciones. Josef Schmid compró los terrenos vecinos para asegurarse de poder unirlas todas, preservando así todo el sistema para la posteridad. En 1917, se excavó un pozo artificial para unir las cuevas inferiores con las grutas superiores, 40 metros por encima, y ahora es posible caminar a través de todo el recorrido de principio a fin.



En la parte baja se distingue claramente el antiguo nivel del agua, lo que provoca efectos ópticos que nos engañan.





El techo está plagado de macarrones, el primer estado de lo que luego será una estalactita, una estalagmita y, finalmente, una columna.



Nosotros estuvimos en un soleado día de septiembre, pero aquellos que quieran visitarlas harán bien en consultar los horarios de apertura, pues cierran varios meses al año.



Como de costumbre, las fotos son mías, pero la información la he fusilado de la página oficial en inglés.

jueves, 9 de marzo de 2023

Embalse de Klingnau

En el norte de Suiza, en el cantón de Argau, hay un embalse en el río Aar, poco antes de su confluencia con el Rin. El lugar es famoso por la riqueza de su fauna y flora, y acoge unas trescientas especies de aves. Algunas son autóctonas, pero también sirve de parada y descanso para muchas otras que migran entre el centro de Europa y África.



Una ruta a lo largo de la orilla del río nos muestra las bellezas del paisaje, con ocho paradas con información relevante, pero yo encaminé mis pasos a una de ellas, donde hay una torre de observación que primero pasé por alto porque mi verdadero objetivo era un centro de naturaleza. El BirdLife Naturzentrum. BirdLife Switzerland es una asociación dedicada a conservar la biodiversidad en una gran cantidad de países.



Me atiende una señora mayor en extremo amable que me indica dónde se encuentra la cabaña desde la que observar algunas aves sin que ellas se percaten de nuestra presencia. Había allí otras cinco personas en un absoluto silencio hasta que llegaron otras dos más que alteraron un poco la tranquilidad.



Paciencia, paciencia y más paciencia, esa es la receta, porque las aves, que estaban algo lejos para mi 500mm aparecían con menos frecuencia de lo que me hubiese gustado. Las primeras se hincharon de frutos y bayas justo delante nuestra, pero no he podido identificar la especie.







Después apareció un martín pescador que estuvo yendo y viniendo durante mucho tiempo. En realidad, soy incapaz de afirmar si eran varios ejemplares o uno solo, pero me inclino a pensar en lo primero dada la cantidad de peces que capturó.




El sol avanza y las sombras cambian de lugar mientras nosotros estamos ensimismados con algo tan pequeño y simple como esta ave. Es maravilloso.




El Alcedo attis habita en los ríos y lagos de las zonas templadas de Europa, América, África y Asia, El dorso del cuerpo, la cabeza y las alas son azul turquesa, mientras que el vientre es de color naranja. Tiene un pico muy largo, de unos 20cm que contrasta con una envergadura alar apenas 5cm mayor y pesa unos 35 gramos.



Se alimenta de peces que captura con una altísima tasa de éxito, aunque complementa su dieta con insectos acuáticos, pequeños crustáceos y renacuajos. Sus ojos tienen una membrana nictitante que los protege del impacto, y son capaces de compensar la reflexión de la luz en el agua, calculando además la profundidad a la que se encuentran sus presas.




Son monógamos, territoriales y se conocen siete subespecies, cada una con sus propias características. Está catalogado como de preocupación menor.



En la zona no solo encontramos aves, sino también reptiles, anfibios y peces.





Una vez cubierto mi objetivo principal, me dirijo, ahora sí, a la torre de observación, desde la que vemos el río. Por desgracia, las aves están demasiado lejos como para hacer buenas fotos. O quizás sea que me faltan conocimientos y experiencia, que todo puede ser.






El embalse tiene una superficie de 1,16km2 y se formó tras la construcción de una presa en los años 30. No está lejos de donde vivo, pero tengo que tomar tres trenes y un autobús para llegar, así que lleva su tiempo. No obstante, seguro que vuelvo en otra época del año.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Libro sobre la guerra de Vietnam

Hace mucho que no me preparo los viajes como solía hacer antes; mi trabajo absorbe demasiado tiempo y energías como para prestar atención a los detalles logísticos, y como tampoco puedo leer demasiado sobre el destino en cuestión, todo termina recayendo en una agencia de viajes. A pesar de ello, buscamos rutas personalizadas, hechas a medida, para aprovechar mejor el tiempo y adecuar la experiencia a nuestros gustos, lo que no es suficiente en mi opinión.

Ese año le tocaba a mi amiga elegir destino, y nos presentamos en Vietnam como hacen la inmensa mayoría de los turistas, con una cámara en la mano y escasas ideas en una cabeza que está llena de lugares comunes sobre la historia del país y sobre sus gentes. Los guías que tuvimos durante el viaje eran muy buenos, pero por mucho que se quiera profundizar, es poco lo que se puede aprender en dos semanas, porque si bien el bombardeo de información es continuo, incesante, ellos tampoco hablan con libertad después de tantos años de dictadura.

En 2021, en esa pausa obligada por la Covid, he podido empaparme de la historia de esta esquina de Asia. Leo muy despacio porque tomo notas, consulto Internet a menudo y busco varias fuentes de información mientras los temas se dispersan como las ramas de un inmenso árbol, pero ello me permite ir encajando las piezas que en su momento quedaron dispersas.

El libro de Hastings no deja títere con cabeza, y eso me gusta. Lo compré fiándome de algunas reseñas, sin saber cuál era la orientación política del autor y lo cierto es que reparte estopa que da gusto. Siempre he sido reacio a creer las historias oficiales, esas que vienen cargadas de respuestas fáciles y asignan los papeles de buenos y malos absolutos. Más si cabe, cuando hablamos de una guerra de orígenes tan complejos como esta de Vietnam.



Como es lógico, la inmensa mayoría de la información proviene del Vietnam del Sur y de los EEUU, ya que el Vietnam comunista siempre fue mucho más hermético. Como digo, hay críticas para todos los bandos, pero son se reparten de forma equidistante.

Caminando por las montañas de Sapa, en temporada seca, pero imaginando lo que sería cargar con una mochila y armas bajo el diluvio, entendí por qué EEUU fue incapaz de llevar al Sur a la victoria a pesar de todo su poderío militar. Leyendo el libro quedan patentes otras dos cosas: los americanos nunca entendieron a una población local que no deseaba una democracia que nunca conoció. Por otro lado, en América, tampoco comprendían por qué tenían que luchar tan lejos de su patria, defendiendo unas ideas que no podían tocar con las manos.

Si eres de los que se conforman con las explicaciones ramplonas y manipuladas de siempre, no hace falta que leas el libro. Rectifico, te haría falta, pero no te iba a gustar. Si, por el contrario, prefieres acercarte a la verdad (siempre relativa) como quien se arrima a un fuego para calentarse, entonces te recomiendo esta obra de 800 páginas que al principio parecen muchas y terminan resultando pocas. Descubrirás que los buenos no participaron en la guerra, pues habían sido enterrados mucho antes.

Esta entrada estaba pensada para ser publicada justo cuando decidí poner el blog en pausa, de ahí que las fechas no coincidan.