Londres es una ciudad peligrosa, no sólo porque conduzcan por la izquierda, con el consiguiente riesgo de atropello, sino por la costumbre que tienen de envenenar con polonio 210 a algunos de sus visitantes.
Quiso la casualidad que una de mis múltiples reuniones inútiles de esta semana tuviera lugar en el mismo hotel donde fue asesinado Alexander Litvinenko en noviembre de 2006. Lo que son las cosas, en octubre pasado, apenas un mes antes, - todos los años voy a Londres por motivo de trabajo, bien en octubre, bien en noviembre - estuve en ese mismo bar tomando un agua mineral con gas. Creo que a partir de ahora tendré que pedir una prima de peligrosidad a mi empresa.
Este año el bar está cerrado, pero por las ventanas se distinguían unos hombrecitos verdes con tres brazos y ojos saltones que trabajaban en su renovación. Desconozco si el té con polonio 210 formará parte del futuro menú, pero conociendo a los ingleses y su amor por las tradiciones, todo es posible.
Para los que no lo sepan, el polonio – descubierto en 1898 por Pierre y Marie Curie – es un elemento químico radioactivo. Aviso para fumadores: está presente en los cigarrillos ¿no lo pone en las cajetillas? Es mortal desde medio miligramo y los efectos pueden notarse a partir del tercer día.
Como comprenderán, después de mi visita turística me ha asaltado un impulso irrefrenable por conocer todo lo relativo a tan singular elemento.
Parece ser que todos los isótopos son radiactivos pero de vida corta, pero mire usted por donde, la radiactividad del 210 se mantiene durante 138,4 días. Tanta exactitud me escama. Peor habría sido con el 209, que dura 100 años.
En fin, si descubren algo raro en este blog ya saben a qué pueden achacarlo.
Pero Londres también tiene sus cosas buenas. Hace unos años estuvo muy de moda el restaurante Nobu, uno de los precursores de la ahora tan celebrada fusión entre la cocina peruana y japonesa. Por aquél entonces era una novedad y había tortas por conseguir una mesa.
Con engaños y falsas promesas (es un decir) tan típicas en el mundo empresarial, conseguí que me invitaran a comer, pero por mucho que rebusqué en la carta no logré encontrar ese trato tan especial que obtuvo Boris Becker en 1999. Claro que el plato de Boris se llama Anna Ermakova, tiene 7 años y le costó 20 millones de libras. A mi anfitrión le salió mucho más barato. Creo que como con el polonio, a la modelo rusa también terminaron por quitarla del menú.
Volví por Nobu igual que tendré que volver algún día por el bar del hotel Millenium. En ambos casos podemos aplicar esa máxima de las guías “Lonely Planet” que tanto me gusta: Los sitios buenos empeoran; los malos, desaparecen.
Quiso la casualidad que una de mis múltiples reuniones inútiles de esta semana tuviera lugar en el mismo hotel donde fue asesinado Alexander Litvinenko en noviembre de 2006. Lo que son las cosas, en octubre pasado, apenas un mes antes, - todos los años voy a Londres por motivo de trabajo, bien en octubre, bien en noviembre - estuve en ese mismo bar tomando un agua mineral con gas. Creo que a partir de ahora tendré que pedir una prima de peligrosidad a mi empresa.
Este año el bar está cerrado, pero por las ventanas se distinguían unos hombrecitos verdes con tres brazos y ojos saltones que trabajaban en su renovación. Desconozco si el té con polonio 210 formará parte del futuro menú, pero conociendo a los ingleses y su amor por las tradiciones, todo es posible.
Para los que no lo sepan, el polonio – descubierto en 1898 por Pierre y Marie Curie – es un elemento químico radioactivo. Aviso para fumadores: está presente en los cigarrillos ¿no lo pone en las cajetillas? Es mortal desde medio miligramo y los efectos pueden notarse a partir del tercer día.
Como comprenderán, después de mi visita turística me ha asaltado un impulso irrefrenable por conocer todo lo relativo a tan singular elemento.
Parece ser que todos los isótopos son radiactivos pero de vida corta, pero mire usted por donde, la radiactividad del 210 se mantiene durante 138,4 días. Tanta exactitud me escama. Peor habría sido con el 209, que dura 100 años.
En fin, si descubren algo raro en este blog ya saben a qué pueden achacarlo.
Pero Londres también tiene sus cosas buenas. Hace unos años estuvo muy de moda el restaurante Nobu, uno de los precursores de la ahora tan celebrada fusión entre la cocina peruana y japonesa. Por aquél entonces era una novedad y había tortas por conseguir una mesa.
Con engaños y falsas promesas (es un decir) tan típicas en el mundo empresarial, conseguí que me invitaran a comer, pero por mucho que rebusqué en la carta no logré encontrar ese trato tan especial que obtuvo Boris Becker en 1999. Claro que el plato de Boris se llama Anna Ermakova, tiene 7 años y le costó 20 millones de libras. A mi anfitrión le salió mucho más barato. Creo que como con el polonio, a la modelo rusa también terminaron por quitarla del menú.
Volví por Nobu igual que tendré que volver algún día por el bar del hotel Millenium. En ambos casos podemos aplicar esa máxima de las guías “Lonely Planet” que tanto me gusta: Los sitios buenos empeoran; los malos, desaparecen.
28 comentarios:
Leyendo este post me acordé de un compañero de clase de la EGB al que llamábamos Polonio. Era, y espero siga siendo, su apellido... (el nombre no lo recuerdo). Hacía siglos que no me acordaba de él y mira tu donde me he ido a acordar...
Saludos.
Ya veo que además de trabajo te da por la aventura... y de las peligrosas...
Me sirvió de recordatorio de aquellas clases lejanas de química, aunque enfocado hacia este tema seguro que no se me olvida. ¿Quién se acuerda ya de Medeleyev??
¿Hombrecillos verdes de tres brazos?? ¿Estás seguro de lo que no-comiste??
Je, je, muy buena la entrada, sí señor. Un ratito divertido (y radiactivo) de lectura. Se agradece con un abrazo, my friend.
Muy bueno el post. Saludos!!
Jajajajajajaja. Qué bien me han venido estas risas. Genial la entrada, sí señor.
Besos (que no nos falte de ná)
echaita, te recuerdo que el polonio es soluble. Mejor te haces unos análisis.
Manderly, mi trabajo es pura aventura, saltando de un elemento a otro de la mano de Mendeleyev. Yo preferiría ir acompañado de una sueca. Juro que no comí.
Sir John, por un momento te imaginé aquí con tus niños porque parece que hayáis estado en todas partes, pero mejor esperamos a que pase la cuarentena.
yo! me alegra verte por mi blog.
leo, gracias por tus bonitas palabras, siempre positivas.
Todo este desvarío se debe a una semana de trabajo. Tenéis que compreder que no estoy acostumbrado.
Hola.
¿Siete años, la modelo?
Encantado de conocerte. Vendré, con la venia.
Ya se sabe que trabajo y esparcimiento no tienen que ser antagónicos, y por lo visto a ti se te da bien combinar ambas actividades. Ahora bien, me da yuyo pasar por lugares que han estado contaminados... pero si te pones a pensarlo bien ¿qué no está contaminado? donde yo vivo tengo a mi alrededor lo menos 4 antenas de telefonía, aparte del repetidor de tve. así que mejor no pensar mucho en el asunto.
Un saludo, y gracias por tus comentarios.
Entre el polonio y el calafate no hay donde perderse, jeje!
me gustó leerte, escribes bien.
Saludos sureños
Giuseppe Tanino
Hola, jejeje, ¿así que tu eres Tawaki? Esto parece interesante, no me refiero sólo al polonio, sino a la web en general. Tengo que echarle un vistazo menos rápido a esas entradas de arte, a ese link de rock progresivo... a esos relojes jajaja, mmm parece que tenemos intereses comunes.
Un saludo desde el cabo ;)
Gracias por tus comentarios en mi blog.
Me divertí leyendo este relato, muy bueno y con un humor muy personal.
Me voy a leer algunos otros más viejos.
Saludos.
Portorosa, Boris Becker, por decirlo finamente, tuvo en este restaurante una relación extramatrimonial con una modelo rusa ya crecidita. Le costó el divorcio y ahora tiene una hija de 7 años.
Lola, tienes razón. Por eso me he informado y parece que la radioactividad ha pasado y además el polonio sólo afecta al que se lo toma. Confío en el espíritu de supervivencia de quien se lo administró.
Tanino, gracias, tú también escribes bien.
Cyllan, creo que tenemos gustos e ideas parecidos. Yo que tú me preocupaba. El cabo también mereció la pena.
Gustavo, gracias por tu comentario. Tu blog también me gustó.
Muchas gracias a todos por venir.
Me encanta venir a visitarte, siempre me pintas una sonrisa en la cara, no importa que hables del tema que sea ¡es maravillosa la forma que tienes de decir las cosas!
Te dejo besos y sí... estoy mejor, gracias por preguntar :)
De repente he vuelto a recordar todo lo macabro de la historia del envenenamiento de Litvinenko.
Siempre pienso en Londres y la comida de la India así que es buen momento para empezar a relacionar la ciudad con la comida peruana-japonesas.
Disfruta el viaje
Azul, será que lo miras con buenos ojos. Me alegro de que estés mejor.
Raquel, un amigo cena hoy en Nobu. Le preguntaré pero creo que este año ha sido, con diferencia, el que peor he comido de últimos doce.
Londres se ha llenado de jóvenes borrachos por las calles. Los restaurantes son tan caros como siempre aunque ahora están repletos de paletos vociferantes.
Sólo el servicio, que es amable y profesional, se salva.
Nunca fue un templo de la gastronomía pero ahora menos que nunca.
Quizás la comida hindú, que no podido probar en esta ocasión siga siendo excepcional.
Besos a las dos y gracias por vuestros comentarios.
Y a saber lo que llevan las hamburguesas!!
Yo tengo muchas ganas de conocer London, creo que me arriesgaría incluso al Polonio...jeje...
Muy bueno Tawaki.
Jajajaja, Pulga. Me parto contigo.
Aprovecho para saludar a todos de nuevo.
HOLA TAWAKI,VEO QUE ANDAS DE 007,CON LICENCIA PARA MATAR,PUES BIEN SR. BOND,ESPERO QUE SE DE UN TIEMPITO PARA PASEAR LA CIUDAD Y LA HERMOSA CAMPIÑA INGLESA...TOME FOTOS,NO SEA MALITO,PA´LOS QUE NO LAS CONOCEMOS Y SOÑAMOS CON ELLAS.
CUIDATE MUCHO,UN BESO.
Excelente blog.
Saludos desde Buenos Aires
jajajaja qué cierta la máxima de "Lonely Planet". No falla.
Un saludo!
Suerte que ando lejos de Polonios y de espías.
Pulga, las hamburguesas, como el buen vino, mejor en casa. Lo de que no conozcas Londres, con la cantidad de vuelos baratos que hay ahora, no tiene perdón.
Gloria, campiña poca pero algún parque sí que ha caído. Prometo fotos.
Elena, yo aún tengo mucho que ver en los tuyos. Gracias.
Almena, por algo la Lonely Planet es una de mis biblias de viaje.
Dable, y por lo tanto también estás lejos de mí. Cómo será que no me afecta ni el polonio.
Se agradece mucho sus visitas y sus comentarios.
Me interesó mucho tu historia, pero creo que voy a venir dentro de unos días, no me juzgues pero creo que vi unas letricas fosforecentes al final de tu blog, y no estamos como para corres estos riesgos teniendo hijos pequeños.
Ha sido un placer leer esta historia de peligros, riesgos y aventura, es que en Londres puede pasar casi cualquier cosa.
Miguel, siempre serás bienvenido. Pon a resguardo a tus niños pero esas letras que ves deben ser fruto de una indigestión de ostras. :)
Ufff todo un experto en polonio te has vuelto... Jajja Bien mirado tener un tercer brazo en según qué ocasiones no estaría nada mal... y además el verde es un color muy natural...
Miguel tas pilla'o!!! No es el polonio, son las ostras de ayer, Tawaki sí que sabe!!!
Un besote para los dos!!!
Yo no he estado en Londres pero leyendote creo saber que sitios no visitar. Aunque en mi caso, lo de la modelo en el menú no sería un problema ;-))
Esperemos que el polonio no se ponga de moda tb aquí para los menús que sino mal vamos...
besos de luna
Izel, el verde siempre me ha sentado estupendamente, pero me da miedo estornudar delante de los amigos.
Azul, ¿se habrá repuesto ya?
Luna, A Londres tienes que ir, con polonio o mejor con otro. Pero ten cuidado con las modelos rusas.
Gracias a las tres por venir.
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