Ya estoy de vuelta
de mis vacaciones por Chile, un país que no conocía y que llevaba demasiado
tiempo en mi lista de destinos. Claro que como es tan extenso y variado apenas
si hemos podido rascar un poco la superficie; muy a nuestro pesar tuvimos que
conformarnos con tres sitios, el resto queda para otra ocasión.
Buscábamos
naturaleza, así que sólo estuvimos en Santiago un día, el tiempo necesario
entre un avión y otro. Lo que más me gustó fue el barrio de Bellavista y la
casa de Neruda en la capital, porque tenía otras.
¿Qué se puede decir
de un lugar tan único en el mundo? Esto es sólo una pequeña introducción, pero
esperad a que haya organizado las fotos…
Vuelta
al continente, hacia Punta Arenas, donde batí mi anterior marca de cercanía al
Polo Sur. Un autobús, más moderno que el de la foto, nos llevó a Puerto
Natales, donde abordamos un barco para un mini crucero de tres días. 6.000
islas, infinidad de canales y tantos glaciares que muchos ni siquiera tienen
nombre nos esperaban.
Aún es primavera y el clima patagónico no es el más
propicio para los fotógrafos; los cielos nublados nos mataron, pero como dijo
el capitán, si tuviesen sol y 25 grados habría palmeras en lugar de glaciares
como éste, llamado El Brujo.
Es un lugar verdaderamente aislado y solitario. En
tres días sólo nos cruzamos con otra embarcación, de National Geographic y con
tres montañeros que recogimos. Navegar entre los témpanos fue toda una
experiencia, no digamos desembarcar para poder acercarnos a estas maravillas
naturales.
El cielo estuvo muy cubierto, pero el último día,
después de mojarnos a primera hora la lluvia nos dio un respiro.
El parque nacional de Torres del Paine fue nuestro
tercer y último destino. Estuvimos aquí cinco días, haciendo excursiones, ya
fuera para ver cóndores, disfrutar del paisaje o visitar alguna estancia. La
Patagonia nos mostró su lado amable, pero también sus fuertes vientos y la
oscuridad de sus cielos.
Uno se siente muy pequeño ante tanta inmensidad.
Sólo tuvimos un día despejado, que valió su peso en
oro.
Y esa noche, a las dos de la madrugada esto es lo que
veíamos desde nuestra habitación.
Bueno, ya me
extendí demasiado, pero es que no lo puedo evitar. Espero que os dé una idea de
las dos semanas estupendas que pasamos.