Los 28 hombres de la expedición habían conseguido llegar sanos y salvos hasta Isla Elefante, pero las provisiones escaseaban y aún estaban lejos de la civilización y de las rutas comerciales.
No había sido fácil. Los bloques de hielo formados por la presión les obstruían continuamente el paso, y los témpanos se resquebrajaban en mitad de la noche, amenazando con tragarlos vivos. Tardaron, por ejemplo, una semana entera en recorrer trece kilómetros, y la moral, después de haber perdido el barco, era más baja que nunca.
Construyeron un nuevo campamento, llamado Paciencia porque la placa de hielo era demasiado sólida para navegar y tan frágil que no se podía caminar sobre ella. Sólo podían esperar que la deriva les acercara a tierra firme.
El optimismo es el verdadero valor moral, en palabras del propio Shackleton. El optimismo y el trabajo duro fue lo que les salvó, pero hay que decir que no todos lo compartían. Hubo momentos muy duros y peligrosos, como cuando tuvieron que navegar entre grandes témpanos, mucho mayores que sus botes, que amenazaban con aplastarlos.
No había sido fácil. Los bloques de hielo formados por la presión les obstruían continuamente el paso, y los témpanos se resquebrajaban en mitad de la noche, amenazando con tragarlos vivos. Tardaron, por ejemplo, una semana entera en recorrer trece kilómetros, y la moral, después de haber perdido el barco, era más baja que nunca.
Construyeron un nuevo campamento, llamado Paciencia porque la placa de hielo era demasiado sólida para navegar y tan frágil que no se podía caminar sobre ella. Sólo podían esperar que la deriva les acercara a tierra firme.
El optimismo es el verdadero valor moral, en palabras del propio Shackleton. El optimismo y el trabajo duro fue lo que les salvó, pero hay que decir que no todos lo compartían. Hubo momentos muy duros y peligrosos, como cuando tuvieron que navegar entre grandes témpanos, mucho mayores que sus botes, que amenazaban con aplastarlos.
Shackleton y otros cinco hombres tomaron el mayor de los botes balleneros, el James Caird, y se embarcaron hacia las Islas Orcadas del Sur en busca de ayuda, con la intención de llegar a la misma estación ballenera que les había visto partir casi dos años antes.
Fueron dieciséis días de navegación, 1300 kilómetros en uno de los peores océanos del mundo, en pleno invierno y con olas de quince metros que se abatían sobre su bote de siete metros, para encontrar un pequeño puñado de islas en mitad del Atlántico. Sin posibilidad de determinar correctamente su posición, eran conscientes de que el más mínimo error podía conducirles a la muerte.
Desembarcaron helados y maltrechos, sin haber bebido agua dulce en cuarenta y ocho horas en el otro extremo de la isla. Su única posibilidad era atravesar una cadena montañosa que no aparecía en ningún mapa. Tardaron tres días en recorrer los treinta y cinco kilómetros.
Ahora sólo restaba rescatar a los otros veintidós hombres, una labor que no sería nada fácil. El Reino Unido estaba en plena Gran Guerra y el único barco con características adecuadas era el Discovery, el barco de Scout, pero tardarían meses en poder fletarlo.
Se pidió ayuda a Uruguay, Argentina y Chile, e hicieron falta cuatro intentos y casi cinco meses para arribar a Isla Elefante. Me pregunto qué pasaría por las mentes de estos hombres, esperando un día tras otro a ser rescatados, en el fin del mundo, y cómo no desesperaron.
Desembarcaron helados y maltrechos, sin haber bebido agua dulce en cuarenta y ocho horas en el otro extremo de la isla. Su única posibilidad era atravesar una cadena montañosa que no aparecía en ningún mapa. Tardaron tres días en recorrer los treinta y cinco kilómetros.
Ahora sólo restaba rescatar a los otros veintidós hombres, una labor que no sería nada fácil. El Reino Unido estaba en plena Gran Guerra y el único barco con características adecuadas era el Discovery, el barco de Scout, pero tardarían meses en poder fletarlo.
Se pidió ayuda a Uruguay, Argentina y Chile, e hicieron falta cuatro intentos y casi cinco meses para arribar a Isla Elefante. Me pregunto qué pasaría por las mentes de estos hombres, esperando un día tras otro a ser rescatados, en el fin del mundo, y cómo no desesperaron.
El Yelcho, una vez rescatados todos los hombres.
Shackleton no logró ninguno de sus objetivos, pero su vida es una lección de heroísmo. Puede que no fuera el más intrépido, ni el mejor preparado, pero supo liderar a sus hombres y salvar la vida de todos ellos. Falleció varios años más tarde, y está enterrado por deseo de su mujer en las Orcadas del Sur, cerca de las tierras que tanto amó.
20 comentarios:
Me ha recordado mucho a la historia de los uruguayos en Los Andes.
Quizás el hecho de ser muchos ayudó. Cuando a uno le flaqueaban las fuerzas o lo invadía la desesperación, siempre había otro que lo ayudara a apartar esos pensamientos y recobrar la esperanza.
Gracias por el relato.
Un besito calentito.
Ayy, lo del beso quedó un poco "raro", lo decía por taaanto hielo, jeje!
Más besos
:)
Hola Tawaki!
Gracias por presentar esta nota.Esta historia me atrapó.Es cierto que deben enseñarse estas historias en las escuelas. Pero te cuento algo, acá en Argentina este año hay una Base militar temporaria solo de mujeres. Es estos momentos y hasta marzo, están 9 mujeres en la Base Matienzo.Si bien, las épocas son otras, hay que ser intrépidos para estar en esos lugares tan inhóspitos...Pero sigo con mi sueño...algún día iré, aunque sea como turista.
Besos
Sí, es impresionante el valor de estas personas y el anónimo de muchas otras.
Menudo empujón le has pegado al blog...Muy chulo :)
Bonito homenaje. Éste hombre es toda una lección en sí.
Besos,xaop.
Yo tampoco entiendo mucho lo que enseñan en las colegios. Me encanta leer estas historias.
Podríamos aprender mucho de este ejemplo de hombre. Una historia increible,con final feliz.Me pregunto qué pensarían y harían los que se quedaron esperando en condiciones tan adversas durante tanto tiempo.Yo me habría desesperado a los 5 minutos.Besos.
Me encanto Tawaki!!! Bueno, yo tampoco se porque no siguen este tipo de cosas en las escuelas... digo, no me quejo, pero sería como una pequeña lección de vida para nosotros no cree tu??
Seguir una historia tan interesante como esta no es precisamente un sacrificio. Todas estas historias deberían de conocerse para aprender de ellas pues son lecciones de la vida aplicables a cualquier época.
Un abrazo
Pues a mí me ha parecido interesante... ménudo espíritu de supervivencia...
A mí me encantaban estas historias de heroísmo, sacrificio, lucha personal. Mi padre me compraba lecturas juveniles sobre este tipo de personas: Scott, Amundsen, los que escalaron el Everest... disfrutaba con las descubrimientos, con su valentía. No se enseñan en el colegio, pero todos deberíamos conocerlas. Besos.
En verdad una historia increíble y llena de aventura y qué bueno la compartieras, porque quizás nunca me hubiera enterado. Besos
Tienes razón,deberían de contar este tipo de historias en los colegios. Siempre es bueno enseñarles el coraje, y sobre todo la ayauda a los demás, Muy buena la historia.
Estas historias te hacen pensar en nuestras cotidianas vidas,sin ningún tipo de riesgos ni aventuras.
Un saludo.
Un ejemplo de tesón, de ganas, de entereza... me ha venido que ni pintada la historia de este valiente...
Besos, guapetón!
"El optimismo es el verdadero valor moral" me robo esa frase.
Es verdad ese tipo de historias deberian enseñarlas en los colegios...me has dado una idea buscare y coleccionare estas historias y se las contaré a Sebi como cuentos asi el tambien las disfruta,y sobre todo aprende.
Mil Gracias!
Flor, se entiende perfectamente, no soy tan retorcido, ja,ja. Tienes razón, les ayudó que eran hombres experimentados y que estuvieron unidos. Un beso.
Silvia E.D. puede que la próxima vez te eligan como parte integrante de la expedición. ¿Quién sabe? Un beso.
Demetrio, muchas gracias. Es verdad eso de los héroes anónimos. Alguien debería ensalzar sus hazañas. Un abrazo.
Zaras, si vienes por Madrid no te pierdas la exposición. Besos.
Dintel, está claro que no enseñan a vivir.
Serrano-chan, yo habría tardado más. Pongamos diez minutos, ja,ja. Un beso.
Gittana, a eso me refiero, a que deberían enseñarnos a vivir y a enfrentarnos a las dificultades. Un beso.
Leodegundia, lo digo por la extensión y por el número de entradas. A mí la historia me fascinó y es verdad que es muy actual. Un abrazo.
Izel, la verdad es que podrían hacer una película. Un beso.
Isabel, te veo muy puesta en el tema. Yo aún tengo que terminar de leer la epopeya de Scott. Un beso.
Nélida, me alegro de que te haya gustado. Un beso.
Juaco, si quieres aventuras intenta, como ayer, llegar a casa cuando juega el Real Madrid, ja,ja. Un abrazo.
Azul, ya te imagino al frente de los trineos ;-) Un besote.
Jassy, buena idea. Seguro que cuando crezca te lo agradecerá. Gracias a ti y un beso.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Gracias por haber compartido esta historia con nosotros. Creo que este tipo de relatos ayudarían a los más jóvenes a interesarse por la lectura, pero parece que "mola más" la play.
Saludos!
Lola, requiere menos esfuerzo, y eso hoy día está de moda. Pero este tipo de historias enseñan valores que son necesarios para desenvolverse en la vida. Un abrazo.
Llego aquí con dos años de retraso para decir que los tres posts me han resultado apasionantes.
No se si esta historia épica se contará en las escuelas actuales, pero yo recuerdo haberla leído en mi infancia, en la época de los libros de Julio Verne y las novelas de Salgari
Senior Citizen, muchas gracias por haberte tomado la molestia de leer las entradas. A mí me emociona mucho esta historia, sobre todo porque es real. Un abrazo.
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