Sigo enlazando un
viaje con otro, así que voy a rescatar una ruta del año pasado.
Junio, un día
soleado de esos en los que es pecado quedarse en casa, especialmente si una
amiga organiza excursión al campo, más concretamente a La Hiruela, un pueblo de
Madrid.
Hace tiempo que los
robles, muy jóvenes aún, tienen hojas, y da gusto caminar entre ellos.
Estamos haciendo la
ruta llamada De molino a molino, cuya dificultad es baja. De hecho, más que una
ruta es un paseo. Dejamos atrás el arroyo de la Umbría y las ruinas del Molino
de Juan Bravo, que están en una pradera.
Cruzamos el río
Jarama y llegamos a una ladera cubierta por varas de San José.
No hace calor suficiente como bañarse en el río.
Además, hay que vigilar a las vacas.
Enseguida llegamos al molino harinero que hay junto al
área recreativa.
Decidimos hacernos
otra ruta, la de la fuente, que también es corta, y descansar contando nubes.
Un sitio más al que tenemos que volver.