lunes, 19 de junio de 2023

Diez años en Zug

Acabo de cumplir diez años en Suiza y todavía no me lo creo. Los cinco primeros con un permiso B vinculado a un imprescindible contrato de trabajo, y los cinco restantes con un permiso C que, entre otras cosas, me facilita la residencia.




Me lo han renovado no sin cierto suspense, porque aquí lo de la inmigración se lo toman muy en serio y porque cada cierto tiempo endurecen las condiciones. Los suizos respetan su país y sus tradiciones y te piden cierto grado de integración, por lo que no me extrañaría que en breve nos exijan a todos un certificado de alemán, que es el idioma del cantón de Zug, como hacen ya con quienes lo soliciten por primera vez.






Disfruto aquí de la tranquilidad de un pueblo, pero de los servicios de una gran ciudad. La montaña y el lago están literalmente a minutos de mi piso mientras puedo pasear por calles limpias y seguras. La gente hace sus recados sin que suene un claxon o tengan que aparcar en doble fila, los niños van solos al colegio desde muy corta edad, y las leyes, que no se cambian de forma arbitraria cada dos por tres, se cumplen.








Diez años sin sufrir una huelga ni una manifestación. Diez años yendo al hospital donde siempre me han atendido en cuestión de minutos sin tener que esperar largas colas. Diez años en los que he podido hablar con la persona que revisa mi declaración de la renta, he recibido los documentos que necesito al día siguiente de solicitarlos y me han hecho la vida más sencilla.







Esa vida es mejor cuando las cosas funcionan y el dinero de los impuestos se devuelve a los ciudadanos con servicios tangibles en vez de promesas vacías y amenazas. No se trata solo de los funcionarios; las calles están limpias sin tener que soportar el ruido de molestas máquinas ni de camiones de la basura a horas intempestivas. La nieve es apartada, las hojas son recogidas, los residuos se depositan bajo tierra, donde no huelan. Nunca tuve que ir de pie en un autobús y los trenes, además de ser puntuales, son frecuentes y están bien coordinados. El transporte público es, pues, excepcional, la policía es respetada y los delincuentes están en su sitio, en las cárceles.






No todo es perfecto, claro está, porque la utopía no existe ni siquiera en nuestra imaginación y porque los gustos de cada uno difieren. Quien prefiera otro lugar, que lo disfrute con salud; yo ya he elegido el mío y haré lo imposible por quedarme en este país.








Solo puedo estar agradecido a los suizos por haberme abierto las fronteras, por facilitarme la vida sin ponerme trabas innecesarias y por el respeto y corrección que aquí se respiran. La Covid sirvió para desenmascarar a los países más corruptos y dictatoriales mientras aquí disfrutábamos de una movilidad ilimitada sin que el Gobierno fuese más allá de lo imprescindible. Ya lo sabíamos, pero fue un recordatorio.





Los suizos votan varias veces al año, pero lo hacen con criterio, descartando esas soluciones simplistas que son las primeras que te vienen a la cabeza y que tanto éxito tienen en otras latitudes. Soluciones generalmente erróneas y populistas que conllevan pobreza a la par que injusticia. De esta forma, votaron en contra de gozar de más días de vacaciones, de expulsar a todos los extranjeros que hubieran cometido un delito, de limitar los salarios, de establecer una renta universal…




Se agradece estar rodeado de personas que piensan y que son conscientes del efecto de sus decisiones más allá de las consignas y la chabacanería que pretenden imponer en otros lugares. No soy ingenuo, y me consta que la estupidez nos alcanzará, pero creo que antes de llegar aquí se extenderá por otras zonas de Europa.






Impuestos más bajos conllevan más y mejores ayudas sociales porque la corrupción es menor y la responsabilidad social infinitamente mayor. No es un milagro, tampoco magia, es sentido común. Aquí no quieren acabar con los ricos, sino que los pobres vivan de una forma digna. Si no tienes trabajo te lo buscan, si no tienes casa te la procuran, y si no te da para el médico se aseguran de que te atiendan. La vida es cara, pero los altos salarios y las prestaciones lo compensan. Prestaciones que van a quienes de verdad las necesitan, no a familiares o amigos.

Claro que hay corrupción, no soy tan tonto como para creer que no existe, pero ésta es infinitamente menor. Zug no es el lugar perfecto (ninguno lo es), pero se le acerca mucho.







No obstante, lo más importante, es ese maravilloso grupo de indocumentados de varias nacionalidades que, cerveza tras cerveza, fondue tras fondue, y fabada tras fabada, me acompaña. La vida con amigos cerca es siempre mucho mejor.

12 comentarios:

JLO dijo...

Claro que tiene cosas no tan buenas ese lugar y otros de Europa y que suena muuuy aburrido ja pero en todo caso la elección de cada uno si es sincera es muy válida y nadie puede decir lo contrario. Saludos!

lola dijo...

Hola, Javier
¡Cómo pasa el tiempo! ¡10 años! Me alegro que te sientas a gusto ahí, y por lo que cuentas es casi un paraíso comparado con esta España nuestra que cada día se parece más a un país tercermundista, yo llevo aquí 53 años, lo harán en julio, y he visto cómo se ha ido deteriorando muchas de las cosas que había al principio, cierto es que cuando llegué estaba aún la dictadura y eso impedía ciertas cosas, pero la calidad de vida era aceptable, luego vinieron algunas mejoras, pero ya sabes que desgraciadamente parece que la mayoría de los españoles y sus descendientes llevamos en nuestro ADN algo de "Lazarillo de Tormes" y lo que en otros países sería motivo de dimisión aquí es una "gracia" que muchos celebran.
Ojalá todos tus propósitos en ese país se te cumplan, yo ya solo aspiro a morir en paz aquí ya que a mi país de origen difícimente regrese sobre todo porque tal como lo conocí ya no existe.
Un abrazo grandote, y perdona si me he puesto un poco melacólica.

Senior Citizen dijo...

Me parece un país muy de acuerdo con mis gustos, pero no te lo envidio, pues a estas alturas yo ya no sabría vivir fuera de mi país y mi ciudad.

unjubilado dijo...

Observo que estás enamorado de tu tierra de adopción y no es para menos, entre las instantáneas que nos muestras y lo que he podido ver en la red, tiene que ser precioso visitarlo y más si ya estás plenamente adaptado.

Alí Reyes dijo...

De verdad que estás enemorado de tu lar adoptivo y no es para menos. PARABIENES
Te cuento que lo que dice LOLA aplica también para mí. Salí de Venezuela y me temo que si sigue en la anarquía populista socialista que la está destruyendo, será muy difícil que vuelva. Es triste decirlo, pero le doy gracias a Dios que me sacó de allá. No quiero que ningún país pase por la suerte de Cuba, Venezuela, Nigaragua etc.

Más que las fotos, que son muy bellas, tomo para mí un párrafo tuyo que lo resume todo mejor que lo que podamos decir:

"No todo es perfecto, claro está, porque la utopía no existe ni siquiera en nuestra imaginación y porque los gustos de cada uno difieren. Quien prefiera otro lugar, que lo disfrute con salud; yo ya he elegido el mío y haré lo imposible por quedarme en este país".

Tawaki dijo...

JLO, no sé si has vivido en Suiza o quién te ha hablado de este lugar, pero yo creo que no hay países aburridos, sino personas. Todo depende de la actitud que tengamos. Es verdad que al contar con amigos cerca, todo es más fácil. En cualquier caso, para gustos, los colores.

Lola, no hay nada que perdonar, todo lo contrario. Pensaba en Alí, en ti y en otros amigos venezolanos cuando escribía la entrada porque lo vuestro es mucho más serio. Yo vine aquí con la intención de volver a España, pero es que mi país ya no es el que dejé. Y mucho me temo que irá a peor. No sé si conseguiré quedarme en Suiza, pero lo voy a intentar. Muchas gracias por aportar tu experiencia.

Senior Citizen, es algo que pasa a muchos españoles, que les da miedo, pereza o lo que sea cambiar de vida y se resignan. No me parece mal; cada uno elige cómo quiere que discurra su vida, si no al 100% sí en un gran porcentaje. Si fuésemos todos iguales el mundo sería muy aburrido.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Tawaki dijo...

Un jubilado, Suiza me enamoró nada más llegar, pero siempre pensé en ahorrar y volver a España. Por desgracia, mi país de origen es uno de los mejores del mundo para vivir, pero empiezo a pensar que no es para mí. No me gusta la dirección que está tomando y en Suiza me encuentro mucho más seguro.

Alí Reyes, recuerdo con gran tristeza el momento en el que tuviste que marchar de tu país y, la verdad, no puedo entender que en el siglo XXI haya quien apoye y defienda estas dictaduras tan terribles. Ellos sabrán por qué pero a mí me supera. Ojalá que puedas regresar. Ese párrafo que te gusta resume mi filosofía de vida. No pretendo cambiar a nadie, pero sí exijo que me dejen vivir en paz, algo imposible de conseguir en tu país o en España.

Sara, podría decir que me sorprende, pero ya estoy curado de espantos. Efectivamente, el mundo es muy pequeño y estas casualidades son cada vez más comunes. Vivo en Zug y Lucerna me parece la ciudad más bonita de Suiza. Tienes que conocer este país. Si venís, por favor, avisa. Sería estupendo conocernos en persona y poder enseñaros algunos de estos bonitos paisajes.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Rud dijo...

Estimado Javier
De Suiza, sólo conozco Lucerna, el monte Pilatos, Ginebra… Es un país bello. No he estado en Sug. Estoy segura que ya has de estar hablando perfectamente el idioma de Johann Wolfgang von Goethe.
La tranquilidad y seguridad, es impagable. Diríase que estás viviendo en una especie de paraíso: Paisajes hermosos, leyes justas, electores conscientes, servicios públicos de primera, Seguro médico excelente… prácticamente lejos de la estulticia humana…
¡Qué maravilla! ¡Feliz década! Deseo que logres seguir allí hasta el final de tus tiempos y, que las Leyes suizas te sigan favoreciendo.
Un enorme abrazo, con alegría por tus logros.

Una mirada... dijo...

Cuando se está a gusto allí donde se vive, la vida se encara mejor; lo sé por experiencia, porque mi lugar de residencia no lo cambiaría por otro. Así que a seguir disfrutando de Zug y Suiza y de esos maravillosos parajes.

Tawaki dijo...

Rud, no está mal para empezar. Lucerna es mi ciudad favorita, aunque hay muchos rincones preciosos por todo el país. Con el alemán me defiendo porque aprendí algo hace treinta años, pero aquí mi vida es en inglés y en español. Algún día recuperaré el alemán que he olvidado. Muchas gracias por tus buenos deseos; aquí también hay cosas que se pueden y deben mejorar, pero la verdad es que me siento muy a gusto.

Una mirada, eso es lo más importante, estar a gusto donde uno vive. Lo triste es no poder elegir, y eso es lo que me da pena de España, un país al que deseaba regresar y del que ahora huyo. Ya veremos dónde termino mis días.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Silvia E.Duraczek dijo...

Hola Javier! Ya 10 años!! Me alegro muchísimo que estés feliz en un lugar fuera de tu pais. Lo que relatas sería como decimos por acá...Argentina año verde...por lo imposible. Me encantaría vivir en un lugar donde todo funciona bien. Ahora ya no, porque uno grande ya, creo que añoraría mi lugar. A seguir disfrutando de ese paraíso. Abrazo inmenso!

Tawaki dijo...

Silvia, es que el tiempo vuela, cada vez más rápido. No hay lugar perfecto, y siempre hay algo que se puede mejorar, pero lo cierto es que soy muy feliz por mucho que eche de menos a la familia. No se puede tener todo. Espero que estés muy bien. Un fuerte abrazo.