Termina un año de sentimientos encontrados, con la alegría de disfrutar de los míos (ojalá pudiese verles más a menudo), de recuperar los viajes a sitios exóticos, de vivir en Suiza junto a un buen puñado de fantásticos amigos…
Pero también con la tristeza de ver que España se descompone sin remedio, en una deriva que no por prevista es menos dolorosa. Romper con la separación de poderes, entre muchas otras cosas gravísimas, es destruir el templo de la democracia, y solo traerá más violencia, desigualdad y pobreza. Por desgracia, una amplia parte de la población prefiere mirar para otro lado si es que no busca activamente este despropósito.
Una vez más, a pesar del párrafo anterior, quiero dar las gracias a todos los que pasáis por aquí, comentéis o no. Desearos unas muy felices Fiestas y que empecemos el 2024 de la mejor de las formas.