jueves, 4 de julio de 2024

Papiliorama y Nocturama

Suiza no es un país extenso, ocupa más o menos la mitad de Andalucía, pero su compleja orografía hace que a veces se tarden varias horas en llegar a los sitios, y Kerzers, en el cantón de Friburgo, es uno de ellos.



Hay que tomar varios trenes, pero al menos aquí las conexiones ferroviarias son frecuentes y es normal que pasen varios convoyes cada hora. Por si fuera poco, es habitual que las entradas a las atracciones incluyan descuentos para los que usamos el transporte público.



Mi objetivo esta vez es un mariposario en el que podemos llegar a ver hasta mil especies tropicales en un espacio de unos 1.200 metros cuadrados. Las mariposas no son fáciles de fotografiar; algunas vuelan muy alto, y si de vez en cuando se posan es porque les queda poco tiempo de vida y sus alas no lucen en su mayor esplendor. La mayoría no para de revolotear entre las 120 especies de plantas que viven aquí.








He estado en dos ocasiones, en junio de 2021 y en febrero de este año, por lo que doy fe del progreso en cuanto al número de especies, a las exposiciones, etc.






También hay una exposición de artrópodos, además de otros animales tropicales como perezosos, murciélagos, pequeños monos y hasta anacondas. Como muchos de ellos tienen hábitos nocturnos, se ha construido una cúpula especial que filtra la luz del día simulando una noche iluminada por la Luna mientras unos potentes focos hacen del Sol por la noche. Este intercambio entre el día y la noche nos permite dar un paseo nocturno, cuando estos animales están más activos, cuando en realidad es mediodía. Todavía tengo que organizar esas fotos, porque las que traigo hoy fueron hechas con el móvil.








Como sucede en otros espacios similares repartidos por toda Suiza, parte de estos animales forman parte de programas de cría en cautividad con el objetivo de protegerlos y recuperar la especie en cuestión, muchas veces amenazada en su hábitat natural.






La visita no acaba en estos dos ambientes. También hay una jungla que remeda aquellas que podemos encontrar en Belice o en otras zonas de Centroamérica. Aquí podemos ver tucanes, iguanas, coatíes, etc., sumando unas treinta especies de animales y unas 150 de plantas.

Como la fundación considera de gran interés que los visitantes conozcan de cerca la naturaleza local, se está habilitado una zona en el exterior en la que solo crecerán plantas autóctonas. Encontraremos aquí unas 300 especies de plantas y otras tantas de animales una vez terminen las obras. También está previsto construir una cabaña de observación que contenga información sobre esta zona aluvial para que comprendamos la importancia de mantener intactos los hábitats y la diversidad de las diferentes especies.

Hoy nos quedamos, pues, con las fotos del móvil y con las mariposas. Son muchas, lo sé, pero es que todas me parecen bonitas. Uno de los trucos es situarse cerca del criadero y esperar a que algún operario las vaya sacando para fotografiarlas mientras se secan sus alas.









Hay paneles con información por todas partes, así como comederos con néctar y frutas.








Hay que tener en cuenta la diferencia de temperatura, especialmente en invierno. Menos mal que hay consignas donde dejar abrigos y mochilas, pero la ropa, por poca que sea, sobra.












Con semejantes temperaturas es importante hidratarse antes de tomar el tren de vuelta.

3 comentarios:

Una mirada... dijo...

Bueno, bueno, bueno, ¡qué pasada de sitio! Un preciado edén que, sin dudarlo, me gustaría ver in situ. Solo con contemplar las mariposas me conformaría. Se nota lo bien adecuado que está ese espacio y los controles de temperatura, porque ese colorido de los insectos lo indica. Una maravilla.

A los animales a los que se les ha cambiado el ciclo día/noche no sé hasta qué punto les puede repercutir, salvo que hayan nacido con esas condiciones y no hayan necesitado adaptarse.

Lo dicho: Un paraíso para esas especies, que desarrollan su ciclo vital como si en sus hábitats de origen estuviera. Y las fotos, envidiables.

lola dijo...

Hola, Javier
Muy interesante todo, esa mariposa, no sé cuál es su nombre, que tiene una mancha como el ojo de un búho siempre me ha dado un poco de "cosa", supongo que será un sistema defensivo contra depredadores.
En Cuba hay unas mariposas grandes, como del tamaño de las dos palmas de la mano juntas, de color negro que les decían brujas, la superstición decía que si entraban en una casa era aviso de muerte, yo les tenía pánico, mi madre con el palo de la escoba las espantaba.
Besos.

Tawaki dijo...

Una mirada, por aquí es común encontrar mariposarios, y ya he visitado unos pocos. Lo de la temperatura es un shock cuando se va en invierno y más vale tenerlo en cuenta. Yo me puedo tirar horas echando fotos o viendo pasar estas mariposas sin cansarme. Es una gozada. No creo que el cambio de ciclo noche y día les afecte. Después de todo es como irse a vivir a las antípodas, puede haber algo de jet lag al principio, pero se supera en unos días, y el cambio es ya para siempre. Como sabes, me encantan los animales, así que vendrán más entradas de parecida temática.

Lola, lo de la mancha que parece un ojo es para confundir a los depredadores y son varias las mariposas que las llevan pero creo que te refieres a esta: Caligo eurilochus. No he estado en Cuba, pero en Costa Rica vi algunos insectos en un museo que parecían de otra época por lo inmensos que eran. Ojalá se arregle tu país y vaya a verlo algún día. Tiene que ser precioso.

Muchas gracias a los dos por sus comentarios.