jueves, 28 de noviembre de 2019

Otoño en el Zugerberg

Es ya una constante lo de esperar a que llegue el otoño para verlo marchar casi sin haberlo disfrutado, al menos en Suiza. Cuando salgo de trabajar es de noche, a lo que hay que sumar los viajes, tanto laborales como particulares.




A los muchos fines de semana que paso en otro sitio, debo descontar aquellos con demasiada lluvia, que en esta época del año parecen multiplicarse, así que me quedo casi sin fechas hábiles. Pero el que busca halla, y al final siempre se encuentra algún momento. El paseo ya lo conocéis, pues discurre por el monte que tengo en Zug, al lado de donde vivo, y lo hemos recorrido a menudo.




Cada época del año es diferente, y encontrar un día soleado como éste es un regalo que no se puede desperdiciar. Pronto llegarán el frío y la nieve, pero que me quiten lo bailado.




En esta ocasión me dirijo a una ermita ya conocida, pero por otro sendero que desciende entre los árboles. Me preocupa bajar de una forma tan abrupta, porque a la vuelta tocará subir, pero ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos.




Camino solo, pero no soy el único. Otros se han llevado el picnic y piensan pasar el día con la familia y los amigos. Como no he quedado hasta por la tarde, soy libre de ir donde quiera, a mi propio ritmo.




Regreso por otro sendero, evitando la fuerte subida y me encuentro con este pequeño bosque de hayas abedules.






Al día siguiente, aprovechando que el sol repite, me doy una vuelta por la ciudad, pasando primero por el puerto y visitando luego mi roble favorito, para terminar en una de las calles más arboladas.








Como decía al principio, me gustaría disponer de más tiempo para perderme por esos bosques tan fotogénicos, pero de momento tengo que conformarme con ver lo que tengo cerca, que no es poco.

14 comentarios:

Ligia dijo...

Que no es poco, tu lo has dicho. Y son lugares preciosos, llenos de magia y de los cuales nadie se puede cansar, aunque los camines cien veces. Abrazos y disfruta

Alí Reyes dijo...

Qué belleza mi hermano...y las vaquitas pardo-suizo campantes

Una mirada... dijo...

El Otoño, al igual que la Primavera, cada vez se acorta más; el verano se alarga y deviene el invierno consumiendo ese entretiempo de colores elegantes y temperaturas que van mermando y se reflejan en unos paisajes espléndidos, rojizos, amarronados, de aromas intensos. Esas preciosas fotos que has puesto lo revelan.

Senior Citizen dijo...

Que suerte tener ese monte tan cerca, toda esa extensión de terreno con árboles para disfrutarlo. Yo solo tengo un cuadriculado parque, que me lo se ya de menoria hasta el último rincón.

unjubilado dijo...

Por lo que veo las vacas las tenéis en un hotel cinco estrellas, con todo a su disposición.
Se les podía cantar eso de :
"Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón..."

Silvia E.Duraczek dijo...

Hermosos paisajes!! Hermoso el otoño, mi estación dorada como digo siempre. Esos dorados son inigualables!

alfonso dijo...

·.
Vives en un entorno privilegiado. Sean cuáles y cuántos sean tus día libre siempre puede disfrutar de esos bellos paseos.
Tus fotos son estupendas y así lo reflejan.
Un abrazo

LMA · & · CR

JLO dijo...

hermoso lugar sin dudas, muy variado lo que se puede ver...

es tan idílico vivir en Suiza o solo es leyenda? saludos!

Tawaki dijo...

Ligia, eso pienso yo, que cada día es diferente por mucho que transitemos los mismos caminos.

Alí Reyes, aquí las vacas viven mejor que mucha gente en otra parte. Da que pensar, ¿no?

Una mirada, me da la sensación de que, siendo cierto lo que dices, el otoño dura más en España. Aquí es que ni me entero. El cambio climático ya está aquí, acompañándonos.

Senior Citizen, no sé en Granada, pero en Madrid tomas un tren y en un par de horas estás en la sierra. Ya lo sé, no es lo mismo, pero todo es ponerse, y pasar un día así de vez en cuando, merece la pena. Más cerca tendrás el Generalife.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Tawaki dijo...

Un jubilado, fliparías si vieses cómo tratan aquí a las vacas. Así está luego de buena la carne. Y los quesos...

Silvia E. Duraczek, es la estación más fotogénica y tengo mucha suerte de poder disfrutarla tan cerca de casa.

Alfonso, soy consciente de ello y procuro aprovecharlo al máximo, aunque sospecho que si me soltaran en mitad de la Antártida también encontraría algo con lo que divertirme. Eso ayuda.

JLO, lo idílico lo llevamos dentro nuestra. Suiza me paree un paraíso y, sin embargo, hay gente que se aburre. Los sentimientos lo llevamos dentro y el pasarlo bien depende más de uno mismo de lo que tendemos a reconocer.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Contadora de Libros. dijo...

Un paseo precioso, sin duda. Así lo atestiguan todas las fotos, y tus impresiones también.
Otoño es mi estación favorita, también la más fotogénica. Todo se tiñe de color marrón, verde y ocre.
Y el aire empieza a regalarnos fresco, con aroma a tierra mojada y hojarasca.
Me encantaron todas tus fotos, en especial la de tu roble favorito, la de las setas y justo la anterior del riachuelo serpenteando entre árboles.
Gracias por el paseo.

Tawaki dijo...

Contadora de Libros, es que ese roble es especial, tanto que no sé cuántas veces lo he fotografiado. Y el paseo es una joya que por mucho que repita nunca me cansa. El otoño es muy fotogénico e inspirador, pero aquí se instala la niebla y no vemos el sol durante semanas. Es deprimente y por eso los días soleados son doblemente apreciados. Gracias por la visita.

RosaMaría dijo...

Qué bonito paseo que he dado!! Hermoso lugar y hermosas fotos. Añoro los robledales de Galicia donde se dan tanto, por eso no me extraña tu predilección por ese. Un abrazo

Tawaki dijo...

Rosa María, adoro los árboles, y los disfrutaría en el norte de España si pudiera, pero aquí en Zug tampoco los tengo muy lejos. Ese enorme roble está a cinco minutos de donde vivo, y lo visito cada vez que puedo. Abrazo.