He visitado Alsacia en innumerables ocasiones, primero desde Bruselas, cuando unos amigos vivían en Estrasburgo y yo en la capital belga, luego desde Madrid, cuando ellos se mudaron a Zúrich y ahora desde la Suiza en la que vivo, pues la tengo a un par de horas en coche.
Es una región preciosa que nunca me canso de ver. Una de las últimas ocasiones fue cuando todavía estábamos inmersos en la pandemia, aprovechando que hay muchos pueblos pequeños, casi sin gente, por los que era seguro pasear. Lo repetiré hasta la saciedad, mientras otros países secuestraron a sus habitantes, Suiza les dio libertad, y eso lo valoraré siempre. Hay países y países…
Hicimos noche en Saint-Hippolyte, que no puede quedar más cerca de un castillo que me hacía ilusión visitar. Luego descubriría que ya había estado en él con anterioridad, pero esas son las ventajas de tener memoria de pez. Aunque Colmar queda a 25km y Estrasburgo a menos de 60km, ambas poblaciones son más grandes y muy turísticas, por que decidimos evitarlas en este viaje.
Lo encontramos en la cima del monte Stophanberch o también, Staufenberg, y se construyó en el siglo XII. Esta región ha formado parte de Alemania y Francia, así que es común encontrar los nombres en ambos idiomas.
Según la Wikipedia, en 774, Carlomagno donó el paso donde terminaría por alzarse y los terrenos adyacentes al priorato de Lièpvre, dependiente de la basílica de Saint-Denis.
En 1192, la fortaleza ya es denominada como el “castillo del rey” o Königsburg. Entre el siglo XIII y el XV la propiedad pasa sucesivamente de los duques de Lorena a los señores de Rathsamhausen y finalmente, a los de Hohenstein.
Aunque la construcción primigenia data del siglo XII, fue remodelado en el XV y completamente restaurado en el siglo XX, no sin cierta polémica, porque hay quien afirma que algunos detalles no son originales.
Su situación, en un promontorio de más de 700 metros sobre la planicie, era ideal para controlar los movimientos de la región. Las vistas incluyen además las montañas de los Vosgos, la Selva Negra, y, en los días más claros, los Alpes. El interior está decorado con mobiliario y armas medievales.
La forma del castillo se adapta a la de la roca sobre la que se asienta, ocupando un espacio de aproximadamente 270 metros de largo por unos 40 de ancho. Hay varios habitáculos interconectados y las paredes están decoradas con paneles de madera para facilitar el aislamiento. En la segunda planta hallamos los dormitorios, adornados con frescos del siglo XX y el águila imperial prusiana.
Aunque no hay evidencia, se cree que ya en época medieval había un jardín. El actual data, sin embargo, de principios del siglo XXI, aunque cuando estuvimos nosotros el acceso debía estar cerrado, porque no vimos las 200 variedades de plantas que se mencionan en la página web.
En la Wikipedia, enlazada más arriba, se mencionan varias curiosidades sobre cómics o películas en las que aparece este castillo.
Alsacia da mucho de sí, de modo que espero ir trayendo, poco a poco, más sitios interesantes.
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