La piedra de la elocuencia

También conocida como The Blarney Stone, es un bloque de piedra que según la leyenda otorga el don de la elocuencia a quien la bese, algo que no se consigue sin dificultad, porque está en una torre a casi 30 metros de altura, en el Castillo de Blarney.

Este castillo está a unos 8km de Cork, en el suroeste de Irlanda, y aunque la piedra fue colocada en 1446, sus orígenes se remontan a tiempos mucho más antiguos.

Se cree que formaba parte de la piedra sobre la que eran coronados los antiguos reyes de Escocia, la Piedra de Scone y parece que fue entregada por Robert the Bruce a Cormac McCarthy, rey de Munster, como agradecimiento por su ayuda en la batalla de Bannokburn.

Munster, cuyo nombre deriva de la diosa celta Muma, era una de las cinco provincias en las que se dividía antiguamente Irlanda, un país de bellos paisajes, con muchísima historia y que tiene unas gentes muy acogedoras.

Parece que la tradición de besarla comenzó a finales del s. XVIII, no sin gran riesgo, ya que era preciso tumbarse y colgarse cabeza abajo mientras alguien te sujetaba por los pies. Un accidente mortal hizo que se colocaran unas barras de hierro que detuvieran la caída, y hoy en día son más de 300.000 las personas que la besan cada año.

Hay que colgarse boca abajo, agarrarse a los hierros y besar la piedra del extremo inferior.

Cuenta la leyenda que al decretar Isabel I que todos los nobles de Irlanda debían jurarle lealtad, Dermot McCarthy, dueño del castillo por aquella época, se las ingenió para dar repetidas largas – con mucha diplomacia, eso sí – a sus requerimientos. La reina terminó harta de tanta palabrería y así se lo hizo saber a sus embajadores, siendo éste el origen de la expresión.

Tawaki la besó en 2003, con gran peligro para su vida, sin que haya parado de decir tonterías desde entonces.