jueves, 30 de abril de 2020

Un domingo en Constanza

Finales de septiembre; dan sol en el norte de Suiza y tengo por delante un domingo de lo más tranquilo, así que tomo un tren que me lleve, directo y en un par de horas, a Constanza, acordándome de coger algunos euros, pues no sería la primera vez que me planto en la ciudad alemana con mis francos suizos, y cambiar moneda nunca es barato.




Algunos trenes tienen un descuento muy interesante, y hoy voy y vuelvo por lo que me cuesta una pizza en Zug. Los precios en Suiza son altos, pero hay que saber buscarles las vueltas. Por otro lado, el vagón del silencio me permitirá leer, echar una siesta o entretenerme con el paisaje en absoluta tranquilidad.




Como digo, es domingo, y las calles del centro están más tranquilas de lo habitual. Tengo claro mi objetivo, pero lejos de atacarlo de una forma directa me dejo llevar un poco al azar, caminando a mi aire.




No llevo cámara porque ya tengo las fotos más que repetidas, pero cada visita es diferente, y al final uso la del móvil. Sería un gran pecado perderse esos árboles vestidos de otoño.




Cruzo el puente sobre el Rin, porque quiero visitar una zona nueva y ver de cerca estas fachadas.




El paseo por la orilla del lago es muy agradable. Hace relativo calor y más de uno aprovecha para bañarse en el lago. Mientras, me adentro por calles silenciosas flanqueadas por casas enormes y de cierta antigüedad. El entorno es muy tranquilo, pero muy pocas me llaman especialmente la atención.






Regreso hacia el lago y compruebo que se acerca la hora de comer. Desde que descubrí este hotel con su terraza al borde del agua ya no hay otro sitio para mí. Hamburguesa y cerveza alemana, un libro y todo el tiempo del mundo para tomar algo de sol.



Desde allí la estación está apenas a un cuarto de hora caminando. Tren, siesta y vuelta a Zug. El libro ni sale de la mochila esta vez.

9 comentarios:

lola dijo...

Hola Javier, ¡vagón del silencio! Eso creo que es impensable entre los latinos.
Saludos, espero que estés bien.

unjubilado dijo...

Bonita excursión. Me temo que en España eso del vagón del silencio no funcionaría, desgraciadamente hablamos muy alto y en ocasiones a destiempo.

RosaMaría dijo...

Qué buen paseo, veo que no había mucha gente. Fuiste en cuarentena? Cómo te las arreglas? Esa birra está francamente tentadora y con tan buen tiempo más. Las fotos estupendas como siempre aún con el móvil. Un abrazo y cuidate

Contadora de Libros. dijo...

Me ha encantado esta excursión, Tawaki.
He paseado por esas calles y me he empapado del silencio y de lo bonito que es el lugar.
Esta vez, el color del cielo casi se confunde con el del agua del lago.
A mi me vuelve a llamar la atención la casa de la foto número 19.
Sin saber más, he imaginado que pueda ser un balneario donde desconectar, cargarse de energía y tomar una buena comida. Qui lo sá.

Gracias.

Una mirada... dijo...

El vagón del silencio... Qué sugerente. Tanta placidez es un avance de la que se adivina en esa ciudad de preciosos edificios por la que apetece pasear sin prisa, en suaves vaivenes. Me gusta.

alfonso dijo...

·.
También a mi me ha llamado la atención ese 'vagón del silencio'. Buena idea para seleccionar aquí algunas calles 'del silencio'
Extraordinaria colección de fotos. Nos hacer vivir el viaje contigo. Solo nos falta la cerveza.

Un abrazo... y a cuidarse !

LaMiradaAusente · & · CristalRasgado

Senior Citizen dijo...

No es ahora, pero lo parece por lo tranquila que está la ciudad.

Tawaki dijo...

Lola, en Suiza debe ser de los pocos lugares donde se respeta, porque alguna vez que lo he usado en España ha sido un desastre.

Un jubilado, alguna vez lo he usado en España y, efectivamente, de silencio solo tiene el nombre.

Rosa María, no, fui el pasado mes de septiembre, cuando era otoño por aquí. De todas formas, en Suiza hay libertad de movimientos, aunque no he tomado un tren desde hace meses, más que nada por precaución.

Contadora de Libros, es que tiene una fachada muy particular. Me acerqué, pero no había ningún cartel que indicara de qué podía tratarse, y tampoco era cuestión de mirar por los cristales. Estos domingos en Constanza son una bendición, una forma de salir de la rutina y de disfrutar de algo diferente. La ciudad es muy tranquila, y el lago una preciosidad.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Tawaki dijo...

Una mirada, es un lugar que visito bastante a menudo, porque esa tranquilidad, ese lago y esa cerveza, sirven muy bien para recargar las pilas. Lástima que aquí el tiempo no acompañe siempre. El vagón del silencio es un lujo.

Alfonso, es una suerte poder visitar estos lugares un domingo, cuando el país se ha paralizado y tenemos todo el silencio del mundo como agradable compañía. Esa cerveza junto al lago siempre es especial, más aún en un día soleado como éste.

Senior Citizen, es que los domingos en Suiza son así. La gente se va a las montañas y las ciudades quedan para los que deseemos pasear por ellas. Aquí el silencio es un derecho que, además, se practica, algo que valoro muchísimo.

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.