martes, 31 de agosto de 2021

Una explicación

Os pido disculpas por haber abandonado el blog sin avisar cuando suelo publicar con la precisión de un reloj suizo. Aunque las entradas están escritas desde hace mucho tiempo, entiendo este mundo como una relación biunívoca en el que visitas y comentarios se entrecruzan cabalgando las olas del interés mutuo.



No es, entonces, por falta de material o de ideas, sino por un repentino exceso de trabajo que me ata a las pantallas de un ordenador más tiempo del que me gustaría, lo que me impele a buscar mis ratos de ocio en otras partes alejadas de los pixeles.



Las semanas pasan sin que, de momento, vea un final, porque se avecina un otoño calentito que puede extenderse al primer trimestre de 2022, pero lo cierto es que os echo de menos y confío en regresar lo antes posible. El cuándo es algo que desconozco, por lo que prefiero dejaros avisados para justificar mi ausencia.


Sed buenos, que de ser malo ya me encargo yo.

lunes, 31 de mayo de 2021

Palacio de Ambras I – El edificio

Cuando llegamos la tarde anterior, faltaba apenas media hora para el cierre, cosa que nos advirtieron muy oportunamente, porque en este castillo hay mucho, pero mucho que ver. De modo que lo dejamos para el último día.




Fuimos los primeros en entrar, una suerte para los que nos gusta hacer fotos sin gente, aunque como estábamos en mitad del verano de la pandemia apenas éramos un puñado de turistas.





De esta forma, nos dimos de bruces con esta inmensa sala, llamada española, y que tiene 45 metros de largo.




Fue construida entre 1569 y 1572, y alberga 27 retratos de soberanos del Tirol, pintados por Giovanni Battista Fontana, que están acompañados por escenas mitológicas y alegóricas.





Las puertas, muy decoradas, se las debemos a Conrad Gottfried, quien también se encargó del techo.  Por desgracia, la sala fue gravemente dañada por la humedad, por lo que hubo de ser restaurada en 1878-1880.





El patio del castillo superior fue decorado en grisalla entre 1564 y 1567 y se encuentra entre los frescos mejor conservados del siglo XVI. Encontramos representaciones de musas, virtudes, héroes y heroínas, pero la misión principal era unificar las irregularidades arquitectónicas debidas al desnivel del terreno.






En casi soledad, vamos atravesando estancias en las que abundan los frescos y la madera, pero que nos sorprenden por la cantidad de baños que vamos encontrando. Son diferentes, pero usan la técnica de calentar el agua con piedras puestas al fuego.







También abundan las estufas, siempre presentes en este tipo de edificios.





La capilla de san Nicolás, orientada al este, fue consagrada en 1330 y es de planta cuadrada. Aunque los muros exteriores de la nave y los cimientos son de la época medieval esta parte del edificio ha sufrido numerosas reconstrucciones hasta llegar a una decoración propia del siglo XVI.









Hoy lo dejamos aquí, otro día seguimos.

martes, 18 de mayo de 2021

Primavera en Zug

Ya sabemos que la primavera es una de las estaciones más caprichosas, pero eso de tener poco más de diez grados a mitad de mayo es un poco excesivo. Claro, que en un par de ocasiones hemos tenido nieve a estas alturas del año, así que no creo que me pueda quejar demasiado.



Hoy he ido, por vez primera en este 2021 a un restaurante. Caminé bajo un sol espléndido, a la ida y a la vuelta, pero mientras comíamos envueltos en nuestros abrigos, tuvimos una granizada de escándalo. Ya nos avisaron, que llevásemos ropa de abrigo, porque ese viento tan extraño en Zug nos acosa estos meses. Y lo hace hasta picar las aguas del lago.





Claro que el fresco trae sus ventajas, como poder disfrutar de una de las últimas fondues de queso antes de que lleguen los calores. También hubo clases de mus, aunque eso fue otro día.




Y el lago no está siempre enfadado, a veces nos deja disfrutar de los Alpes en el horizonte y de atardeceres preciosos, no por repetidos menos bonitos.







Mi roble sigue en plena forma, cubierto ya de hojas nuevas, y me sigo entreteniendo con las flores que poco a poco van apareciendo, ya sea en días soleados o nublados.












Zug es conocida por sus cerezos, pero este año habían talado mi campo favorito sin que sepa todavía qué van a plantar. Lástima.



Como premio de consolación, los últimos rayos de sol incendian los árboles que hay justo detrás de donde vivo.






Algún viernes han caído unas cuantas cervezas en el lago, pero sigue haciendo demasiado frío, y en cuanto se va el sol, la humedad ataca sin cuartel.




En los días de lluvia, que han sido muchos, tocó improvisar fotos dentro de casa, y me hice con esta estrella particular. Bien podría ser Antares, el astro que da nombre a este blog.



Nos queda pendiente el tema de la vacunación, pero eso da para otra entrada, porque los suizos son muy suyos. Ya os contaré.



Como de costumbre, me quedó muy larga, aunque esta vez hay más fotos que texto. Espero que os hayan gustado.